La mano que se esconde detrás de Black Lives Matter: el comunismo chino

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El Partido Comunista Chino se ha asociado a Black Lives Matter (BLM). La organización fundada por Alicia Garza, junto a Patrisse Cullors y Opal Tometi, no deja de hacer caja con sus diferentes filiales a las que se adhiere ahora una asociación china americana conectada con el Partico Comunista Chino (PCCh). No es de extrañar, dado que las jefas de BLM son aliadas de Nicolas Maduro y, como indicó Cullors, saben muy bien lo que hacen «porque son marxistas entrenadas».

En el vasto imperio que Garza está consolidando coexisten diferentes empresas que reciben millonarias donaciones públicas y privadas. Una de estas ramificaciones es la de Black Futures Lab. En la misma página web, en el botón de donaciones, se solicita que envíe su aportación económica a la Asociación Progresista China (CPA) y aclaran, para los que se queden extrañados, que «Black Futures Lab es un proyecto patrocinado fiscalmente por la Asociación Progresista China».

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¿Y qué hacen estos chinos patrocinando una extensión del Black Lives Matter que busca «transformar a las comunidades negras en distritos electorales para cambiar la forma en que opera el poder, a nivel local, estatal y nacional»? Esta línea empresarial de Alicia Garza desea alcanzar un censo electoral conformado solo por personas negras y además impulsar funcionarios y representantes en las instituciones que sean negros. El interés que una organización china pueda tener en estos asuntos es nulo. Es más, la Asociación Progresista China, que se la se conoce bajo las siglas en inglés de CPA, «busca gestionar y solucionar los problemas de las comunidades asiáticas». ¿Qué pintan con Black Lives Matter? Veamos.

Chinos comunistas y BLM

La CPA fue impulsora de la República Popular China y se fundó en San Francisco en 1972. Su mayor actividad se concentra actualmente en la ciudad de Boston. Según los datos del investigador y escritor, Mike González, miembro la prestigiosa Fundación Heritage, a través de un documento de la Universidad de Stanford del 2009 que sigue los pasos de la CPA desde su nacimiento hasta la fecha, la organización comenzó como una «asociación izquierdista a favor de la República Popular de China, que promovía la conciencia del pensamiento revolucionario de China continental y derechos de los trabajadores y dedicados a la autodeterminación, el control comunitario y el servicio al pueblo«.

Siguiendo el hilo de la exposición de la Fundación Heritage, la CPA ha sido un aliado del Partido Comunista Chino y ha trabajado y lo sigue haciendo dentro de EEUU. De hecho, la CPA colaboró con varios grupos pro-China comunista, para desarrollar «las ideas revolucionarias del país», con el fin de proponer un «sistema diferente al capitalismo de Occidente«.

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Manifestantes de la Asociación Progresista China (EEUU)

Y no solo existe la Asociación Progresista China de Boston, estos son únicamente un grupo más entre los que se distribuye por el mundo. Tal y como expone Mike Gonzalez, el brazo de Boston, en 2017, «se asoció con el Consulado General de China en New York para ofrecer a los ciudadanos chinos la oportunidad de renovar sus pasaportes, recibiendo elogios del portavoz oficial de china, China Daily«, un diario que funciona como elemento de propaganda de Xi Jinping en Occidente. Una lavadora de su ropa sucia.

Si bien, la CPA niega la mayor. La exposición del analista de Heritage ha sido rápidamente refutada por el New York Times, vocero mediático del izquierdismo urbanita americano. Uno de los portavoces de la CPA declara en el reportaje que no tienen ningún tipo de relación con el comunismo chino. Pero la realidad es bien distinta y evidencia que, en los eventos promocionados por la CPA, se ensalza y celebra la doctrina del atroz régimen comunista.

Prueba de ello fue la celebración que organizó la CPA con motivo del septuagésimo aniversario de la toma de posesión comunista de China. Los miembros de la Asociación Progresista China izaron la bandera de la China Comunista sobre la Plaza del Ayuntamiento de Boston. Sucedió en 1997, ese año, el concejal de la ciudad, Ed Flynn, estuvo en el lugar para apoyar a los miembros de la CPA y hasta allí se desplazaron numerosos manifestantes chinos anticomunistas que no daban crédito a que en EEUU se estuviera permitiendo dicha conmemoración.

Los practicantes de Falon Gong, cuyos miembros han sido brutalmente perseguidos y asesinados por el brutal régimen comunista se personaron hasta el lugar. En la plaza se unieron estudiantes de Hong Kong, algunos de ellos con máscaras para ocultar su identidad por temor a represalias por parte de los comunistas, miembros de Camp Constitution y de Super Happy Fun America a los que, como Camp Constitution, se les negó el permiso para enarbolar su bandera, tal y como recogen los medios estadounidenses. Los manifestantes recordaron que, al menos, «cuarenta y cinco millones de personas fueron asesinadas por el fundador del régimen, Mao Zedong«. Los anticomunistas también recordaron que meses antes una organización cristiana demandó a la ciudad porque no se les permitió izar la bandera cristiana en el mismo sitio.

Desde ese momento, la CPA se cuida de no definirse como comunista. Pero en su web recogen todos los preceptos del marxismo cultural: anticapitalismo, control de precios de alquileres, antidesahucios, agenda verde y cambio climático, feminismo izquierdista, revolución del trabajador, apertura de fronteras, opresión de la derecha…Etc. Un programa que bien podía ser calcado al de Podemos, solo que la bandera de la hoz y el martillo la tienen escondida en el cajón para cuando llegue el momento de ondearla. Y Black Lives Matter es el camino.

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Protesta de Black Lives Matter

Otra prueba de que la línea de la CPA está en consonancia con el sectarismo de izquierdas de las nuevas Panteras Negras, Alicia Garza, Patrisse Cullors y Opal Tometi, es que la Asociación Progresista China recibió grandes piropos por China Daily al haber participado en las manifestaciones de Black Lives Matter en San Francisco. Es más, los elogios del diario comunista internacional del PCCh a la CPA son continuos.

Y la que no deja lugar a dudas es Lydia Lowe. Esta activista y cofundadora de la CPA es la Alicia Garza del comunismo chino en América. Lowe señaló en un ensayo en LeftRoots, un popular medio digital y de encuentro entre comunistas, su deseo de que los asiáticos jugaran un rol preponderante la creación de una «estrategia revolucionaria que lograría cambiar fundamentalmente a la sociedad».

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Lydia Lowe, cofundadora de la Asociación Progresista China que patrocina Black Lives Matter

PCCh y su apoyo público a BLM

Tampoco hay que olvidar que Zhao Lijian, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, afirmó este pasado verano «que la discriminación racial es un problema firmemente arraigado en los EEUU». Y mandó un mensaje a Trump: «Las vidas negras importan. La discriminación racial es una enfermedad crónica en la sociedad estadounidense y se escandalizó porque veía que «había una gran violencia policial en Estados Unidos».

Lijian no pudo ser más cínico y manipulador. China, y no Estados Unidos, son los que verdaderamente cuentan con problemas raciales y de represión violenta y policial. El régimen comunista de Xi Jinping tiene recluidos actualmente a 2 millones de uigures en campos de «reeducación» en Xinjiang. Los prejuicios contra los extranjeros y, los africanos concretamente, suponen el ADN del PCCh. Por lo que llama poderosamente la atención esta ola solidaria con los negros americanos y su preocupación por el racismo y la diversidad.

Obviamente, la China comunista ha encendido la maquinaria y ve en el BLM una vía para llevar a cabo sus operaciones y objetivos: desestabilizar Occidente e imponer su hegemonía mundial. Estados Unidos es su gran rival. La financiación de estructuras como la de Alicia Garza, que busca imponer una nueva era neomarxista, es un dulce exquisito para el PCCh, que persigue descaradamente el debilitamiento del país que gobierna Donald Trump.

Terrorismo callejero

En este sentido, cabe recordar que Black Lives Matter ha protagonizado más de 600 protestas violentas durante este 2020. El mainstream mediático está tapando sus innumerables actos vandálicos. El delirio de los justicieros racializados ha dejado a su paso un reguero de muertes de inocentes, vidas que no han importado a la empresa de Alicia Garza, que ha sumido a EEUU en una ola de robos y destrucción de estatuas, comercios, iglesias, calles, y que anda vulnerando las libertades de los ciudadanos mediante el amedrentamiento y el terror. No es un movimiento pacífico. Su objetivo es acabar imponiendo su ideología de extrema izquierda y acabar con el capitalismo opresor que es el culpable, junto «al hombre blanco», de castigar a los negros, tal y como revelan sus mismas fundadoras.

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La organización Antifa, calificada como terrorista por Trump, colabora con Black Lives Matter

Hay que tener en cuenta que Alicia Garza es una consolidada líder de insaciable poder. Comenzó con Black Lives Matter Global Network Foundation que ella fundó y que ahora tiene 15 capítulos en los EEUU, Canadá, Australia y Europa. Sus terminales suponen una macro red global que cuenta, ya no solo con el apoyo financiero de los demócratas y multinacionales, sino también con el de grupos procomunistas chinos. Ahora, su imperio revolucionario mundial crece económicamente bajo la mano del PCCh. Aunque estas uniones no son nuevas.

Los negros y el comunismo

Que las garras del comunismo anden metidas dentro de movimientos que, supuestamente, claman por la justicia racial, viene de lejos. Manning Johnson, un antiguo militante comunista afroamericano en Nueva York, dejó el partido en el año 1935; y cuando se convirtió en un militante anticomunista, escribió «Color, Communism, and Common sense«. En él narra cómo se dio cuenta de que los comunistas no buscaban ayudar a los negros. Lo único que querían era utilizar a sus comunidades para una sangrienta revolución con la que destruirían América, para así, durante la confusión, la desmoralización y cuando el pánico se instalara en la sociedad, se consiguiera que las peleas en las calles fueran continuas». ¿Les suena?

En otro libro comunista de la época, La Cruzada, escrito por Robert F. Williams, un organizador de revoluciones marxistas y coetáneo a Manning Johnson, se llamaba a organizar un caos en las ciudades siguiendo un patrón de instrucciones: quemar pueblos, campos… Con fuegos que se extendieran de ciudad en ciudad, con el fin de que la policía tuviera que dispersarse para atender los diferentes focos de disturbios.

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Fuego y coches de policía destrozados en una manifestación de BLM

El siguiente punto que incluye Robert F. Williams era el «incendio psicológico«: «El americano medio es blando, cómodo, decadente, cuando vea las enormes columnas de humo, allí donde mire y cuando por la noche su única iluminación sea el rojo de las llamas que se avivan, entonces, estará paralizado por el miedo, lo único que querrá hacer es esconderse, no interferir en nuestros planes. La clase media no tiene estómago para soportar la sangre y la violencia, es débil, un par de años violencia, destrucción y levantamientos, América será puesta de rodillas«.

(Elena Berberana| Libertad Digital)

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