Desde mapas de España coloreadas de manera extrema a valoraciones distintas para adaptarlas a las tesis climáticas
Manipulación en los colores de las temperaturas
Todos hemos visto los mapas de las temperaturas en los últimos veranos en las televisiones: España parece el infierno.
Y nos extraña porque, aparte de que las olas de calor han existido siempre, – y de hecho hemos vivido tiempos pasados de mucho más calor, Pero solo en los últimos años ha aparecido el mapa de temperaturas coloreado de esta forma.
La explicación es simple: Han cambiado los colores y ahora parece que estamos a punto de morirnos por el calor. Así, las predicciones meteorológicas de los telediarios han cambiado los colores de los soles que, a igual temperatura, han mutado del amarillo al rojo intenso en un fenómeno que ya se ha bautizado como ‘cambio cromático’.
Pero no se preocupen, esto entra dentro de la ingeniería social que están implantando. Una imagen vale más que mil palabras. Es ingeniería mental. Hoy estas temperaturas propias de la época estival se nos venden como anómalas y como resultado de convulsiones debidas a las actividades humanas para privarnos de derechos e imponernos obligaciones. Todo es para meter miedo. A modo de ejemplo, en Bilbao han creado refugios climáticos.
Manipulación en la valoración de los datos climáticos
Por otra parte, y en un análisis comparativo que han hecho el periodista Unai Cano en la Gaceta entre dos informes de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), correspondientes a las primaveras de 2016 y 2024, se revela una discrepancia notable en la manera en que se han presentado los datos climáticos —en concreto, la temperatura media—, lo que genera preocupaciones sobre la transparencia y la objetividad en la divulgación de información por parte de un organismo del Estado.
En la primavera de 2016, según el informe de la AEMET, la temperatura media fue de 13,1 ºC, situándose 0,5 ºC por debajo de la media estacional. Este periodo se catalogó como frío, siendo la vigésimo tercera primavera más fría desde 1965 y una de las más frescas del siglo XXI. Las precipitaciones fueron significativamente elevadas, alcanzando un 34% por encima de la media trimestral, lo que indicaba un periodo húmedo y frío.
En contraste, la primavera de 2024 fue descrita como cálida en el conjunto del país, con una temperatura media similar a la de 2016. Este periodo se posicionó como el octavo más cálido del siglo XXI y décimo desde 1961. Sin embargo, se podría haber utilizado el mismo enfoque que en 2016 para destacar que entraba en el top 15 de primaveras más frescas de los últimos 60 años. Aunque las precipitaciones se mantuvieron en valores normales, se mencionaron desigualdades geográficas durante la estación.
El contraste entre ambos informes plantea interrogantes sobre la consistencia en la presentación de los datos climáticos por parte de la AEMET y, por extensión, del Gobierno español. La aparente manipulación de la información climática podría estar destinada a crear percepciones sesgadas y a generar temor innecesario entre la población respecto a los cambios climáticos y sus posibles consecuencias. Prueba de ello son las constantes llamadas a la sostenibilidad que se hacen desde la izquierda pese a que ni existen pruebas definitivas de que la implicación de un país como España perjudique a la capa de ozono ni se están viviendo temperaturas.
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