Son varias las razones que ha hecho esta degradación del sistema político español. Uno de los males encuentra precisamente en la ley electoral actualmente vigente. Y es que esa ley trampea nuestros deseos políticos por diferentes mecanismos, como por ejemplo la aplicación de la Ley D’Hont, Una ley que permite que partidos nacionalistas con, en el mejor de los casos, intereses parciales referidos a la totalidad de España, dupliquen el valor de sus votos respecto de los demás españoles.  Un sistema que hace que lo de “una persona, un voto”, sea mentira, ya que no vale lo mismo el voto en Barcelona, Madrid o Bilbao, por ejemplo.

El bipartidismo no modificará la ley electoral existente

Cada vez es más evidente que el bipartidismo no modificará la ley electoral existente. Ni los populares ni los socialistas, porque no les conviene a ninguno de los dos. Hay que recordar- y no nos cansaremos de hacerlo- que son las dos caras de una misma moneda y, además, con la misma hoja de ruta. Votar al PP es votar al PSOE y viceversa. Tienen distintos papeles (uno- el PSOE- legisla; el otro – el PP- consolida), pero son lo mismo.

Es por ello que están cómodos con los partidos nacionalistas y separatistas, convertidos en comodines de la política española aunque suponga un gravísimo daño para España en su unidad, ¿o será por esa misma razón ?, provocando Españas pobres y ricas, con prebendas autonómicas que rompen la igualdad entre españoles.

Feijóo pactará con quien sea

El Partido Popular lo hizo con José María Aznar y también lo hará Alberto Núñez Feijóo en cuanto pueda con tal de que le den los números para instalarse en La Moncloa. Pero sin duda, quien se lleva la palma en la utilización del comodín es el PSOE. Forma parte de su ADN, el todo vale para el poder. Y con Pedro Sánchez se está llevando a la máxima expresión.

La democracia está en clara decadencia

¿Por qué para sus intereses partidistas pueden, por ejemplo, cederse diputados? ¿Por qué se concede este poder a los grupos políticos minoritarios sin representación nacional, cuyos objetivos son contrarios a los intereses de España como nación y que, incluso, manifiestan su compromiso de romperlo?

La democracia española está en clara decadencia porque el sistema político español nació corrompida en su origen con una Constitución que entronizaba, entre otras cosas, el estado de las autonomías y sus reinos de Taifas, con un sistema electoral basado en la Ley D’Hont que promociona los separatismos y unos políticos egoístas, mezquinos, interesados, trepas e intelectualmente zafios, cuya ética personal deja mucho que desear, y que son capaces de prostituir el servicio público por una carrera fácil y las gangas económicas y sociales que esto les reportan.

Nos arrastran a todos al caos, al desgobierno y a la ruptura de España.