En un movimiento sin precedentes, Telefónica ha anunciado lo que podría convertirse en la mayor bolsa de despidos de su historia. Este plan de adelgazamiento es previo a la compra de INDRA por Telefónica, y supone una estrategia cuidadosamente orquestada que tiene sus raíces en una decisión política de 2008, durante el mandato del socialista José Luis Rodríguez Zapatero. Este contexto no solo revela una preocupante similitud con las tácticas de Hugo Chávez en Venezuela, sino que también plantea serias amenazas a la soberanía nacional y a la transparencia del sistema electoral español.
La fusión entre Telefónica e Indra, que contó con el respaldo del gran fondo globalista BlackRock, no solo la convertirá en una empresa clave en la tecnología y defensa, sino que ha sido descrita como una operación que permitirá al Gobierno un control casi absoluto sobre la telefonía y, lo que es más preocupante, sobre el sistema electoral y el recuento de votos. Esta maniobra evoca el asalto de Hugo Chávez a la mayor ‘teleco’ venezolana, un episodio que marcó un punto de inflexión en la consolidación del poder autoritario en ese país. Todo hace indicar que estamos asistiendo a un intento similar en España.
Este movimiento, cargado de implicaciones políticas y económicas, le costó a Telefónica cientos de millones de euros en bolsa en un solo día. Las consecuencias de esta decisión trascienden las pérdidas financieras inmediatas; estamos hablando de un golpe directo a la confianza de los inversores y una señal alarmante para el mercado.
Pedro Sánchez, en su empeño por consolidar su poder totalitario, está dispuesto a sacrificar la independencia de una de las empresas más emblemáticas de España. Y es que con la fusión, Sánchez no crea riqueza, crea poder: el suyo.
La comparación con Venezuela no es casual ni exagerada. Tras el control de las empresa públicas, la toma de control de empresas privadas por parte del Estado fue una estrategia clave en la consolidación del poder dictatorial de Chávez, que resultó en la destrucción de la economía venezolana y la pérdida de libertades fundamentales. En España, la historia podría repetirse si no se toman medidas para proteger la independencia de las empresas privadas y la transparencia en los procesos electorales.
La soberanía nacional está en juego. La fusión entre Telefónica e Indra no solo representa un riesgo económico, sino también, y sobre todo, una amenaza directa a la estructura democrática de España. La independencia de nuestras instituciones es fundamental para preservar nuestra libertad y nuestros derechos.
No podemos permitir que la historia de Venezuela se repita en España. Es hora de defender nuestras empresas, nuestras libertades y, sobre todo, nuestra Patria. La historia nos ha enseñado que la vigilancia constante es el precio de la libertad.
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