Expectación ante la decisión de la Corte Suprema sobre la ley provida de Texas

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La Corte Suprema de EE.UU. pasó casi tres horas escuchando los argumentos en un par de casos que desafían la nueva prohibición del aborto en Texas. Ahora, los jueces deben decidir qué medidas tomar, si es que toman alguna, sobre la ley estatal elaborada expresamente para evitar la intervención del tribunal.

La ley, que entró en vigor el 1 de septiembre, restringe la mayoría de los abortos después de la detección del latido del corazón del feto, lo que suele ocurrir alrededor de las seis semanas de gestación. En una decisión de 5 a 4 emitida el 1 de septiembre, el tribunal se negó a bloquear la entrada en vigor de la ley, pero la semana pasada decidió considerar las dos impugnaciones a la ley de forma acelerada.

Dos impugnaciones contra la ley provida

Los dos casos que se vieron el lunes -Whole Woman’s Health contra Jackson, y Estados Unidos contra Texas- se centran en la novedosa forma en que la ley está diseñada para ser aplicada: a través de demandas civiles privadas, en lugar de por funcionarios estatales.

Los argumentos orales en estos casos tuvieron lugar exactamente un mes antes de que el tribunal vea el caso Dobbs v. Jackson Women’s Health Organization, un caso que podría ser un hito en Mississippi y que supone un desafío directo a la decisión Roe v. Wade de 1973, que legalizó el aborto en todo el país.

En contraste con las amplias implicaciones de Dobbs, las impugnaciones de Texas giran principalmente en torno a cuestiones de procedimiento.

En el caso de Whole Woman’s Health, los proveedores de abortos quieren que el tribunal emita una orden judicial que impida a los secretarios y jueces del estado actuar en los casos civiles presentados contra los presuntos infractores de la prohibición estatal.

En el otro caso, el gobierno de Biden pide que se le permita seguir adelante con una demanda federal contra Texas que pretende anular la ley, conocida como «S.B. 8» [por Senate Bill 8] y la Texas Heartbeat Act.

El presidente Joe Biden calificó la ley de «asalto sin precedentes a los derechos constitucionales de la mujer» y prometió un esfuerzo de «todo el gobierno» para mantener el aborto en Texas.

Biden ordenó a las agencias federales, incluido el Departamento de Justicia, que revisaran qué medidas podrían tomarse «para garantizar que las mujeres de Texas tengan acceso a abortos seguros y legales, tal y como protege Roe».

Jueces divididos

La mayoría de los jueces de la Corte Suprema de Estados Unidos parecían el lunes estar dispuestos a bloquear una ley de Texas que representa para sus críticos el mayor golpe al derecho al aborto en el país en casi 50 años.

Cuatro de los nueve miembros de la Corte –el presidente, John Roberts, y los tres jueces progresistas–, ya indicaron anteriormente querer congelar esta legislación que, desde hace dos meses, ha limitado drásticamente el derecho de las texanas a interrumpir su embarazo, a la vez que defiende los derechos de los no nacidos. Ahora, después de casi tres horas de argumentos orales, dos jueces conservadores, Brett Kavanaugh y Amy Coney Barrett, también expresaron su escepticismo sobre la nueva normativa.
Desde el 1 de septiembre está prohibido abortar en Texas tan pronto se perciben los latidos del corazón del embrión, o sea, en torno a las seis semanas de embarazo, incluso en casos de incesto o violación.

Fuerte división en la sociedad

Reflejo de las divisiones en la sociedad estadounidense, defensores y opositores al aborto se reunieron el lunes en Washington frente a la sede de la Corte, portando pancartas con mensajes irreconciliables: ‘El aborto es esencial’ o ‘Deja latir sus corazones’.
En el edificio de mármol blanco, los nueve jueces no discutían este derecho sino solo el mecanismo legal creado por Texas.

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