El partido de la comunista Yolanda Díaz pierde una cuarta parte de sus apoyos tras el arranque de la legislatura
La comunista Yolanda Díaz es un bluf y como todo bluf, más tarde o mas temprano, se desinfla. Y en el caso de la comunista lo está haciendo a pasos acelerados. Y es que los sondeos electorales dibujan escenarios más que preocupantes para Yolanda Díaz y su plataforma de Sumar.
Pérdida de una cuarta parte del electorado
La mayoría de los estudios demoscópicos publicados tras el arranque de la legislatura revelan que los comunistas de Sumar ya han perdido alrededor de una cuarta parte de los apoyos cosechados en las últimas generales. Del 12% de votos logrados en el pasado mes de julio, Sumar ya se halla por debajo de la barrera psicológica del 10% de estimación de votos. En los últimos sondeos, Sumar roza el 9%. La estrepitosa y vertiginosa caída se detecta en un momento delicado para el nuevo partido, con una asamblea fundacional y las elecciones vascas y europeas por delante.
Si ahora Sumar se ha convertido casi en un partido marginal, tras las elecciones europeos se pueden convertir en un cadáver político. Y de ahí a la desaparición – o a la transformación a otro partido- quedaría ya un corto camino.
Debacle: Las encuestas le vaticinan, incluso, por debajo del 9%
Las últimas encuestas de Gad3 y Sigma2, publicadas ambas el pasado 29 de febrero, vaticinan para Sumar una estimación electoral al 8,8% y 9,4%, respectivamente. Con estos datos, Díaz reduciría casi a la mitad su grupo parlamentario, que pasaría de 27 a unos 15 o menos. En las elecciones de julio, Sumar logró un 12,3% de votos, por lo que su caída rozaría los tres puntos en tan solo siete meses, y después de solo tres meses de la formación del nuevo gobierno, donde los de Díaz controlan cinco ministerios.
La debacle gallega va analizada en el marco de esta caída paulatina y constante de Sumar. La ruptura con los también comunistas de Podemos ha restado a los de Díaz al menos dos puntos porcentuales. Y a ello hay que sumar el desgaste por las primeras medidas del Gobierno, sobre todo la amnistía a los responsables del procés catalán, así como los escándalos de corrupción que afectan al PSOE y a exministros socialistas.
Barrera psicológica
A nivel electoral, además, fuentes de Sumar admiten que la imagen de la comunista Yolanda Díaz experimenta desgaste. No está sabiendo ser líder ni gestionar el gallinero que representan las distintas corrientes comunistas que componen Sumar. De hecho, además, la relación con las marcas periféricas todavía tiene que consolidarse.
La próxima prueba electoral para Sumar será Vascongadas. En este territorio el partido de Díaz ha insistido en la ruptura con Podemos. Los de Podemos creen que Sumar quiere aniquilarlos, aunque asumen que la cita electoral clave será la de las elecciones europeas tanto para Sumar como para Podemos. Y mientras, siguen los navajazos entre comunistas.
La incógnita europea
Yolanda Díaz no tiene todavía candidato para las europeas. Está intentando resolver un embrollo complicado para que todas las formaciones aliadas de Sumar se sientan satisfechas en cómo se diseñen las listas.
El problema, sin embargo, es que las encuestas «no pintan bien», admiten tanto dentro como fuera de Sumar. Rebajar el umbral psicológico del 10% de votos tiene un impacto indudable para los dirigentes de Sumar. Según fuentes internas del partido de Díaz, incluso sectores sindicales afines a la gallegas empiezan a torcer el gesto.
La marca no da para más
El auge de los nacionalistas asusta, después de la debacle gallega. Mientras que la esperanza de atraer votos socialistas se desinfla. «La marca no da para más», sostienen miembros de Izquierda Unida, formación aliada de Sumar. Y a todo ello hay que añadir el problema del desembarco territorial del nuevo partido, que está siendo frenado por sus propios socios: «Si no tiene partido, Sumar será más efímero de Podemos», avisan los afines a la ministra de Trabajo. Tras las elecciones europeos lo veremos, pero todo parece indicar que la aventura de Sumar va a ser corta, muy corta.
Fuente: Luca Costantini | The Objective