Investigadores exigen a China y la OMS que se revele el origen del Covid

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Un equipo independiente alerta de que los informes del viaje a Wuhan de la OMS no tienen ningún tipo de validez.

Primero fue Donald Trump el que culpó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) de estar encubriendo a China y retrasar la alerta de la pandemia durante casi dos meses. Posteriormente, un año después, un asesor de la OMS que trabaja para la Administración Biden, Jaime Meltz, vino a dar la razón al expresidente republicano. El pasado mes de febrero, el analista norteamericano denunció que el equipo de la OMS que viajó a Wuhan asistió a una farsa orquestada por los funcionarios chinos. Un teatro montado por el régimen comunista con el objetivo de ocultar el origen real del brote de SARS-CoV-2 a la comunidad internacional.

Este fracaso de la expedición de la OMS a China ha alarmado a un notable grupo de investigadores internacionales e independientes que se han unido para exigir que se esclarezca de inmediato y con urgencia el origen del SARS-CoV-2. Ninguno de los 26 investigadores respaldan el resultado del informe preliminar de los asesores de la OMS, ya que seguían el guion de las autoridades chinas: «El equipo no tenía el mandato, ni la independencia, ni los accesos necesarios para llevar a cabo una investigación completa y sin restricciones de todas las hipótesis pertinentes sobre el origen del SARS-CoV-2, ya sea que se trate de un derrame natural o de un incidente de laboratorio o relacionado con la investigación científica», recoge uno de los párrafos. «La investigación realizada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las autoridades chinas no han dado pruebas que demuestren un origen natural de este virus», publican en una carta conjunta en el Wall Street Journal.

Uno de los firmantes es Jaime Metlz, el mismo asesor de la OMS que reveló las entrañas podridas de este organismo supranacional que dirige la salud mundial y pilota Tedros Adhanom, un exministro marxista de Etiopía, simpatizante de Xi Jinping y acusado por Human Rights de ocultar las epidemias del cólera en su país natal.

Orden de silencio
La preocupación de Meltz y el equipo de investigadores independientes es máxima. La hipótesis de que el virus saliera del laboratorio o el Instituto de Virología de Wuhan (WIV) de forma accidental es más que probable. De hecho, argumentan en su carta que los informes finales de la OMS no tienen ningún tipo de validez, debido a que ha sido un estudio consensuado entre 17 miembros chinos y los 17 miembros de la OMS, por lo que estaría empañado de tintes políticos.

«El equipo no tenía el mandato ni el acceso a los registros detallados del laboratorio, ni a los datos, ni al personal, de modo que pudieran evaluar con confianza las diversas hipótesis. El equipo operó en el contexto de una amplia orden de silencio del Consejo de Estado chino que impidió cualquier intercambio espontáneo de información sobre la pandemia, y coordinó la difusión cuidadosa de cualquier información de este tipo con el gobierno chino», indican los autores de la carta.

En particular, los investigadores independientes quieren que le quede claro a la opinión pública que los miembros internacionales del equipo de la OMS tuvieron que basarse en la información que las autoridades chinas decidieron compartir con ellos. Y no solo eso, añaden que cualquier detalle que desearan agregar al estudio debía ser aprobado por los miembros chinos.

Escape de cepas experimentales
Entre los firmantes se encuentran científicos de renombre como Etienne Decroly y Bruno Canard, virólogos moleculares del AFMB Lab, que pertenece a la Universidad de Aix-Marsella y al Centro Nacional Francés de Investigación Científica, la agencia estatal de investigación de Francia. El Dr. Decroly dijo que se involucró después de concluir que, sobre la base de los datos disponibles, era imposible determinar si el SARS-CoV-2 «es el resultado de una zoonosis de una cepa viral salvaje o un escape accidental de cepas experimentales». Sobre ello, especifican que existen muchas probabilidades puesto que el Instituto de Virología de Wuhan experimentaba con coronavirus en murciélagos y sus efectos.

El grupo explica lo que debería abordar un estudio riguroso para conocer las verdaderas causas del brote: un evento de zoonosis pura con/sin huésped intermedio; infección en el lugar de muestreo de un empleado del laboratorio o de algún acompañante que no sea personal del laboratorio; infección durante el transporte de animales y/o muestras recolectados; infección adquirida en laboratorio (LAI) en uno de los laboratorios de Wuhan; fuga de laboratorio sin LAI, por ejemplo como consecuencia de la manipulación de residuos o por escape de animales o que hubieran sido eliminados de forma inadecuada.

Los expertos también avisan sobre el grave riesgo que corre la sociedad si el Partido Comunista Chino (PCCh) se niega a dar a conocer los verdaderos hechos. Si no se toman medidas que examinen de forma «exhaustiva y valiente» los orígenes de esta pandemia, se corre el riesgo de no estar preparados para una pandemia potencialmente más grave en el futuro. «Como creemos que el proceso y los esfuerzos del equipo conjunto hasta la fecha no constituyen una investigación exhaustiva, creíble y transparente, hacemos una invitación a la comunidad internacional para que establezca una estructura y un proceso capaces de hacerlo», manifiestan expertos de diversas nacionalidades, entre ellos de España.

Cabe reseñar que entre los especialistas independientes se encuentra el investigador español Francisco A. de Ribera, de la Universidad Pontificia Comillas ICADE, quien ve «esencial» que se determine el perímetro de una investigación «completa y sin restricciones».

El equipo insiste en que la comunidad internacional debe reaccionar y presionar a China para saber a ciencia cierta qué ocurrió: «Con más de dos millones de muertes, más de cien millones de infectados por la COVID-19, y una enorme disrupción global que afecta a algunas de las poblaciones más vulnerables del mundo, no podemos permitirnos una investigación sobre los orígenes de la pandemia que no sea absolutamente minuciosa y creíble», concluyen.

(Elena Berberana. Libertad Digital)

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