El globalista Soros coloca peones por todas partes para controlar los distintos organismos supranacionales
La eurodiputada Nathalie Loiseau, miembro del consejo directivo de ECFR, ‘think tank’ financiado por Soros, será la encargada de presidir este organismo,
La Unión Europea vuelve a demostrar su doble moral con la creación del llamado «Escudo Europeo de la Democracia» (EDS). Este organismo, que teóricamente ha sido diseñado para combatir las «injerencias maliciosas» en los procesos democráticos, ha sido colocado en manos de Nathalie Loiseau, una eurodiputada con vínculos claros con el globalista George Soros, tal como recoge La Gaceta.
El Parlamento Europeo ha anunciado que el objetivo de este comité es analizar la legislación vigente para prevenir injerencias extranjeras en las elecciones, especialmente en el entorno digital. Supuestamente, la comisión pondrá el foco en la manipulación de la información, los ataques cibernéticos y la desinformación generada por inteligencia artificial. Pero la realidad es bien distinta: una vez más, Bruselas dice una cosa y hace exactamente lo contrario.
Una lobbista de Soros al frente de la comisión
La elección de Nathalie Loiseau como presidenta de este organismo es una muestra más de cómo el poder globalista infiltra todas las instituciones supranacionales. Loiseau no solo es eurodiputada del grupo Renew Europe, sino que además es miembro del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR), un think tank financiado mayoritariamente por la Open Society Foundations de Soros.
La propia Loiseau ha dejado claro que está dispuesta a actuar en favor de los intereses globalistas. Como ejemplo, hace unos meses mencionó la supuesta interferencia rusa en las elecciones de Rumanía, que fueron canceladas tras la victoria de un líder soberanista. Del mismo modo, señaló con preocupación el apoyo que Elon Musk brindó al partido AfD en Alemania, un partido conservador que actualmente es la segunda fuerza en los sondeos.
Esto confirma una realidad innegable: para la Unión Europea, la verdadera «injerencia extranjera» no es la de Soros y sus aliados, sino cualquier influencia que desafíe el dogma izquierdista y el control supranacional.
La incoherencia de la Unión Europea
La UE dice luchar contra la injerencia extranjera, pero no tiene ningún problema en que su nueva presidenta del EDS tenga lazos directos con un magnate extranjero que ha financiado a incontables organizaciones políticas y mediáticas en toda Europa. Mientras que se persigue y difama a líderes y partidos soberanistas, Soros y su entramado de fundaciones actúan con total impunidad.
Marion Maréchal, política conservadora francesa, denunció recientemente esta doble vara de medir: «En Europa se ataca y desacredita a figuras como Elon Musk, pero se protege y aplaude a personajes como George Soros». La respuesta de Loiseau a estas críticas no pudo ser más reveladora: «En lo que a mí respecta, estoy orgullosa de ejercer mi influencia en uno de los mejores think tanks de Europa. Ser miembro del consejo directivo del ECFR es para mí una oportunidad de difundir las ideas francesas en Europa».
Es decir, admite sin tapujos su participación en una organización financiada por un multimillonario extranjero con una agenda política clara.
Un nuevo intento de control de la narrativa
Este movimiento de la Unión Europea no es más que otro paso en la estrategia de los globalistas para controlar la información y acallar a quienes se oponen a sus intereses. Bajo la excusa de luchar contra las «injerencias extranjeras», la UE lo que realmente busca es consolidar un discurso único y criminalizar cualquier opinión crítica con su agenda izquierdista.
Es evidente que la creación del Escudo Europeo de la Democracia es una farsa más de la Unión Europea. Se presentan como defensores de la transparencia y la soberanía, pero en la práctica colocan a los peones de Soros en puestos clave para reforzar su poder.
Una dimisión necesaria
Este escándalo pone en evidencia cómo las instituciones europeas han sido infiltradas por los intereses globalistas. Si la UE realmente defendiera la democracia, Nathalie Loiseau debería dimitir de inmediato. Su vínculo con el ECFR financiado por George Soros la inhabilita para liderar un organismo que supuestamente combate la injerencia extranjera.
Pero no nos engañemos: Bruselas no actuará. La élite política europea seguirá protegiendo a sus aliados mientras persigue y censura a quienes defienden la soberanía nacional y los valores tradicionales. La farsa continúa, y la lucha por la verdad también. Y mientras tanto, el globalista Soros seguirá controlando la UE a través de sus peones.
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