Populares y voxistas se acusan mutuamente del actual impasse
El PP podía haber hecho como Ayuso y tratar de convivir con Vox de la mejor manera posible. Pero optó por tratar de combatirlo, demonizarlo, acusarle de populismo peligroso, de inconstitucional, de radical. En definitiva, sumarse al cordón sanitario de las izquierdas, incluido el silencio mediático o en su defecto, la censura. Es lo que hizo Feijóo al afirmar que creía que sería malo para España un gobierno de coalición con Vox, que llamaría al PSOE tras las elecciones para pedirle que facilitaran su investidura sin depender de Vox. Incluso llegó a pedir a los votantes de Podemos que le votaran para evitar que Vox pudiera compartir gobierno.
La extremeña Guardiola también ayudó en esa estrategia de demonización. “Con un partido que niega la violencia de género y que denigra al colectivo LGTB no hay nada que hacer”. Ni a cobrar una herencia, vino a decir. Para después desdecir lo dicho…
Ese es el problema: al final, el PP necesita negociar. Y los socios con los que mejor pueden negociar es con Vox. Y son los que han facilitado en gobierno en Valencia, Baleares, Extremadura y en decenas de ayuntamientos. Y son los que facilitaron en su momento el gobierno de Moreno Bonilla en Andalucía a cambio de nada…
Pero el PP insiste en la misma estrategia de demonización. Y así Bonilla lanza el exabrupto de que los padres de hijos LGTB están muy preocupados con la presencia de Vox. Desde las terminales mediáticas afines a los ‘genoveses’ insisten en la estrategia. La Razón editorializa en su titular de portada que Vox se suma al PSOE en su intento de derribar a Feijóo y afirma que los de Abascal prefieren que Sánchez pacte con Junts antes que repetir elecciones. ¿Información o propaganda?
Todo parte de la misma premisa que Génova parece haber comprado: mientras que exista Vox no será posible un gobierno del PP. ¿No lo ha sido en Valencia?, ¿no lo fue en Andalucía?
Es más: la aritmética dice lo inverso. Si los votantes de Vox que se fugaron al PP por el voto útil hubieran permanecido en el voto verde en lugar de apostar por el supuesto voto útil, hoy habría mayoría suficiente para investir a Feijóo. El ‘voto supuestamente útil’ ha sido un boomerang muy dañino.
La izquierda es mucho más cainita pero mucho más práctica. Las diferencias internas las ventilan en casa. Porque con las cosas del comer no se juega. Irene Montero, humillada por Yolanda Díaz, guarda discreto silencio. Yolanda Díaz, títere de Pedro Sánchez, se deja querer. Resultado: Frankestein XXL.
¿No sería posible que en el PP entendieran que Vox no va a desaparecer, que tiene vocación de permanencia y que lo razonable es tratar de entenderse para poder sumar en lugar de estar dividiendo a sus electorados?, ¿es tan difícil de entender que cooperar siempre es mejor que combatir?, ¿es complejo mirar lo que hacen aquellos a los que les va razonablemente bien como a Pedro Sánchez, el Resistente?
En la guerras unos ganan pero todos pierden. En las guerras civiles también pierden todos, pero no gana nadie.
Luis Losada Pescador | Periodista