Falacias de la justicia social

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En la literatura política y económica sobre la justicia social se repiten a menudo suposiciones y afirmaciones sin respaldo empírico. Prima la ideología, la narrativa de la igualdad eclipsa al sentido de la equidad y, sobre todo, faltan datos. «Falacias de la justicia social» es un inteligente revolcón del mito más extendido (y peligroso) de nuestra época.

El autor es Thomas Sowell, uno de los pensadores y economistas estadounidenses más reconocidos y uno de los mayores azotes del pensamiento de lo “políticamente correcto”. Se licenció en Economía por la Universidad de Harvard en 1958 y obtuvo un máster por la Universidad de Columbia en 1959. En 1968 se doctoró en Economía por la Universidad de Chicago. En 1980 ingresó en la Hoover Institution de la Universidad de Stanford, de la que es catedrático. En 2002 recibió la Medalla Nacional de Humanidades, concedida por el presidente de los Estados Unidos. Es autor de numerosos libros que se han traducido a más de doce idiomas como Discriminación positiva en el mundoLa economía: verdades y mentiras”, Conflicto de visiones y Economía Básica.

¿Qué nos propone ahora? La lucha por la justicia social es una de las principales causas de nuestro tiempo, que interpela a muchas personas diferentes por diversas razones. Pero, y aquí está el siguiente paso, el que se utilicen las mismas palabras no siempre supone estar hablando de lo mismo. Ocurre lo mismo con lo del “Estado de Bienestar”. En España, por ejemplo, es típica narrativa de la izquierda hablar de justicia social pero callar ante la corrupción de sus líderes. La falacia aparentemente insuperable que subyace en la visión de la justicia social es que grandes categorías de personas — clases, razas o naciones— deberían ser iguales o, al menos, comparables en sus resultados en diversas tareas, si no fuera por algún sesgo discriminatorio que ha intervenido para generar las marcadas disparidades que vemos a nuestro alrededor.

Sin ánimo de entrar en polémicas estériles, el economista de Stanford nos invita a aclarar los significados de “justicia” y “social” para descubrir en qué estamos de acuerdo y en qué discrepamos. Lo interesante es que este señor lleva más de seis décadas cuestionando los presupuestos económicos y filosóficos progresistas, y demuestra con argumentos muy sencillos que muchas de las cosas que los luchadores de la justicia social creen verdaderas, sencillamente, no resisten una mínima confrontación con los hechos.

Comienza con Jean-Jacques Rousseau, influyente pensador del siglo XVIII, cuando expresó la esencia de su visión de la justicia social -hoy elevada a dogma-, cuando escribió sobre “la igualdad que la naturaleza estableció entre los hombres y la desigualdad que instituyó entre ellos”. En el tipo de mundo mítico concebido por Rousseau, todas las clases, razas y otras subdivisiones de la especie humana tendrían las mismas oportunidades en todos los ámbitos, en igualdad de condiciones. Sin embargo, el hecho evidente es que cuantos más factores influyan en los resultados, menores serán las posibilidades de que todos esos factores sean iguales. En el mundo real, afirma Sowell, rara vez encontramos algo que se asemeje a la igualdad de resultados que podríamos esperar si todos los factores que influyen en los resultados fueran idénticos para todos. Incluso en una sociedad que brinde igualdad de oportunidades, en el sentido de evaluar a cada individuo con los mismos criterios, las personas con distintos orígenes no necesariamente quieren seguir el mismo camino, y mucho menos invertir su tiempo y energía en desarrollar las mismas habilidades y talentos.

Estas páginas están cargadas de datos y argumentos. A lo largo de cinco capítulos desmonta la visión distorsionada y victimista de la realidad del pensamiento woke que, como afirma, está arrastrando a la civilización occidental hacia el precipicio. Los capítulos están dedicadas a cuatro falacias: la igualdad de oportunidades, las raciales (por cierto, el autor es negro), las consecuencias de tratar a las personas como piezas de ajedrez (salario mínimo, control de precios) y la del conocimiento (quién toma las decisiones). El último capítulo reúne las conclusiones bajo el título de «Palabras, hechos y peligros».

En el núcleo de la visión de la justicia social reside el supuesto de que, dado que las desigualdades económicas y de otro tipo entre las personas superan con creces cualquier diferencia en sus capacidades innatas, estas disparidades son la evidencia de los efectos de vicios humanos como la explotación y la discriminación. Así, resulta especialmente difícil sostener que las desigualdades de resultados se deben automáticamente a la discriminación ejercida por las mayorías dominantes contra las minorías subordinadas cuando, de hecho, muchas de estas minorías subordinadas han logrado mejores resultados económicos que las mayorías dominantes. Existe un listado innumerable de elementos que pueden dar lugar a la desigualdad de oportunidades y algunos de ellos merecen examinarse con más detenimiento. Sowell nos recuerda que la agenda de la justicia social a menudo conduce en la dirección opuesta a su ideal, en ocasiones con consecuencias catastróficas.

(Autor: Gabriel Cortina)

Ficha técnica:

Falacias de la justicia social

Thomas Sowell

Editorial Deusto

206 páginas

@EdicionesDeusto

#FalaciasDeLaJusticiaSocial

 

 

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