Facebook acusado de fomentar el odio

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Las guerras de propaganda moderna se libran también en redes sociales y ahí es donde entra en juego Facebook. No solo para compartir opiniones, sino para censurar las de los que no opinan como ordena la ideología ‘progre’.

En Facebook es posible asfixiar al discrepante: cualquier contenido puede ‘denunciarse’, para que sea revisado por la red social y despublicado si es inapropiado.

Más de 15.000 personas trabajan en la trastienda de Facebook en 20 ciudades de todo el mundo para decidir lo que se borra.

En teoría, todo parece muy limpio, pero no lo es, como queda patente en España.

La reciente limitación del reenvío de mensajes en WhatsApp -cuyo propietario es Facebook- para, según afirman, combatir las fake news, se ha usado y se sigue usando para acallar la voz de los que no se pliegan al mensaje ‘oficial’.

Ahí son determinantes las empresas periodísticas contratadas por Facebook (AFP, Newtral y Maldita) para ‘marcar línea’: todas están alineadas con LaSextaTV y los medios de la Brunete Pedrete.

Y todas, como hace la Agencia EFE y con la excusa de la verificación de contenidos, se dedican a limitar la libertad de expresión.

Eso en España, porque en Estados Unidos, donde el presidente Trump ha sugerido la posibilidad de que Google sea legalmente responsable de los contenidos que propaga ya que no es ‘neutral’ ni política ni informativamente, han empezado a darle duro a Facebook por ese y otros motivos, exigiéndole incluso que censure más y sólo a los de derechas.

‘The New York Times’, ‘The Wall Street Journal’ y otros grandes medios acusan a la multinacional de Mark Zuckerberg de ‘fomentar el odio’.

Como suena. Los grandes medios norteamericanos critican a Facebook por su doble discurso en torno a las minorías: mientras respalda la lucha contra el racismo y la discriminación, se ha convertido en la principal plataforma para la desinformación y propagación del odio.

“A veces es difícil de recordar, pero las redes sociales alguna vez  funcionaron como una herramienta para los oprimidos y marginados. En la Plaza Tahrir de El Cairo, por ejemplo, los activistas utilizaron Twitter y Facebook para organizar manifestaciones y difundir sus mensajes”, recuerda con nostalgia Kevin Roose en The New York Times.

“Pero en los últimos años, un movimiento reaccionario de derecha ha cambiado el rumbo. Ahora, algunas de las voces más fuertes y establecidas en estas plataformas pertenecen a comentaristas conservadores y provocadores pagados cuyo objetivo es burlarse y subvertir los movimientos de justicia social, en lugar de apoyarlos”.

En el artículo, el Times recuerda que mientras las protestas estallaban en todo EEUU en respuesta al asesinato policial de George Floyd, el director ejecutivo de Facebook, Mark Zuckerberg, escribió un largo post denunciando los prejuicios raciales y proclamando que “las vidas de los negros importan”.

“Si bien estas muestras de apoyo pueden haber sido bien intencionadas, no borran la forma en que los propios productos de de la compañía han sido exitosamente armados por racistas y provocadores partidistas, y están siendo utilizados para socavar Black Lives Matter y otros movimientos de justicia social”.

“Es como si los jefes de McDonald’s, Burger King y Taco Bell se unieran para luchar contra la obesidad haciendo donaciones a una cooperativa de veganos, en lugar de reducir las calorías de sus alimentos”.

«Los gigantes de los medios sociales apoyan la justicia racial. Sus productos la socavan», The New York TimesPara el New York Times, el resultado es una visión distorsionada del mundo que está en desacuerdo con el sentimiento público real. “La mayoría de los americanos sí apoya el Black Lives Matter, pero nunca conocerán esta información si sólo se informan con redes sociales”.

Como prueba del poder odiador que tienen las plataformas como Facebook, el Times revela que el mismo día que Zuckerberg publicaba su sentido mensaje, el post más popular en la red social fue un video de 18 minutos publicado por la activista de derecha Candace Owens.

En el video, la Owens, que es negra, se queja de las protestas, asegura que es una “falsa narrativa” que la policía norteamericana tenga prejuicios raciales e, incluso, se burla de Floyd a quien llama “horrible ser humano”.

Su monólogo tuvo casi 100 millones de visitas.

La activista de derecha Candace Owens, muy popular en FacebookOwens es una “agresora serial” en las redes sociales, conocida por difundir información errónea.

Su cuenta de Twitter fue suspendida este año después de que animara a sus seguidores a violar las órdenes de quedarse en casa durante la pandemia.

“Pero aún puede insultar a las víctimas de asesinatos policiales con impunidad para su audiencia de casi cuatro millones de seguidores en Facebook”, ironiza NYT.

Lo mismo pasa con otros comentaristas conservadores de alto perfil como Terrence K. Williams, Ben Shapiro y los Hodgetwins, todos los cuales han tenido publicaciones anti-Black Lives Matter en las últimas semanas.

“No se resuelve con prohibir a gente como Owens, pero en este momento de tensiones raciales, estos ejecutivos le deben a sus empleados, a sus usuarios y a la sociedad en general examinar las fuerzas estructurales que están empoderando a los racistas en Internet, y qué características de sus plataformas están socavando los movimientos de justicia social que dicen apoyar”.

Y sentencia: “No parecen ansiosos por hacerlo”.

En la misma línea se expresó The Wall Street Journal, que días atrás volvió a denunciar este doble discurso al publicar un estudio interno de Facebook que revela que el 64%  de las personas que se unieron a grupos extremistas en la plataforma lo hicieron porque los algoritmos de recomendaciones de Facebook los llevaron hasta allí.

“Estos datos fueron una daga al corazón de una pregunta que persigue a Facebook casi desde su fundación: ¿Su plataforma agrava la polarización y el comportamiento tribal? La respuesta, en algunos casos, fue sí”.

Para WSJ, la red social elige no combatir estos problemas:

“En esencia, Facebook está bajo fuego por hacer que el mundo esté más dividido. Podría mitigar muchos de los problemas… pero la compañía eligió no hacerlo”.

Facebook podría haber respondido a estas denuncias apagando las recomendaciones de los grupos por completo, o deteniéndolas hasta que se pudiera asegurar que el problema se había arreglado. En cambio, enterró el estudio y siguió adelante.

Como resultado, los grupos de Facebook continúan siendo útiles para los extremistas violentos.

Esta semana, apunta NYT, dos miembros del movimiento de extrema derecha “boogaloo”, que quiere desestabilizar la sociedad y provocar una guerra civil, fueron acusados por el asesinato de un oficial federal en una protesta en Oakland, California.

Según los investigadores, los sospechosos se reunieron y discutieron sus planes en un grupo de Facebook.

Y aunque Facebook ha dicho que excluiría a los grupos de boogaloo de las recomendaciones, todavía aparecen en muchos feeds de los usuarios.

Para Wire, “los grupos de Facebook están destruyendo Estados Unidos”.

En un durísimo artículo, Nina Jankowicz y Cindy Otis denuncian que la “intimidad de la comunicación individual o con unos pocos amigos” que pregona Facebook son explotados por malos actores, extranjeros y nacionales, para difundir información falsa y conspiraciones.

“La dinámica de los grupos a menudo refleja la de las aplicaciones de mensajería. La gente comparte, difunde y recibe información directamente de y hacia sus contactos más cercanos, a los que suele ver como fuentes fiables. Así, los extremistas crean perfiles o personajes falsos adaptados a los intereses de los públicos en los que pretenden infiltrarse. Esto les permite sembrar su propio contenido en un grupo y también reutilizar su contenido para su uso en otras plataformas”.

Para mitigar estos problemas, afirman en su columna en Wire, Facebook debería aumentar radicalmente la transparencia en torno a la propiedad, la gestión y la pertenencia a los grupos.

“Sí, la privacidad era el punto, pero los usuarios necesitan las herramientas para entender la procedencia de la información que consumen. En primer lugar, Facebook necesita examinar más cuidadosamente cómo se clasifican los grupos y las páginas en el sitio, asegurándose de que sus etiquetas reflejen con precisión el contenido compartido en esa comunidad”.

En el sistema actual, explican, el propietario de una página elige su categoría -Cocina, Sólo por diversión, etc.- que luego aparece en los resultados de búsqueda de esa comunidad y en su página principal.

“Una página que comparte exclusivamente contenido divisivo o político puede ser categorizada como Blog Personal, para escapar del escrutinio añadido que podría venir con una etiqueta más explícitamente política. Tales descriptores deberían ser más específicos y aplicarse de manera más consistente. Eso es especialmente importante para grupos o páginas con decenas de miles de miembros o seguidores”.

Además, piden que Facebook facilite la detección cuando varios grupos y páginas son administrados por las mismas cuentas.

“De esa manera, el usuario medio puede identificar fácilmente los esfuerzos concertados para inundar la plataforma con un contenido particular”.

El jueves pasado una de las agencias de publicidad digital más importante de EEUU, 360i, envió un correo a sus clientes.

A todos les pidió lo mismo: que evalúen seriamente sumarse al boicot motorizado por grupos de derechos civiles contra Facebook.

La compañía, entre cuyos clientes se encuentran el fabricante de especias McCormick & Co, Discover Financial Services y el gigante de bienes de consumo Unilever PLC, “cree que cualquier plataforma social que obtenga beneficios amplificando las voces de su comunidad debe tener una política de cero tolerancia al odio”, según el texto difundido por The Wall Street Journal.

“Apoyamos a #StopHateforProfit y su llamado a la acción de julio”.

North Face, la empresa de ropa, se convirtió en el primera de grandes dimensiones en anunciar su apoyo al boicot.

La campaña #StopHateforProfit , y su gran respaldo, pone en debate como nunca antes el papel de las redes sociales.

(Periodista Digital)

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