Europa solo tendrá futuro si reconoce sus raíces cristianas y fortalece la familia

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El futuro de Europa solo puede construirse con solidez si sus líderes políticos fortalecen a las familias y abrazan la herencia de su pasado y de sus raíces judeo-cristianas. Esa formula ya demostró ser una garantía para la paz, especialmente durante la segunda mitad del siglo pasado y es la clave para una verdadera unidad; sin ella, la identidad de los pueblos del continente se diluye y la posibilidad de un futuro común se extingue. Este es el consenso de un amplio grupo de legisladores, miembros de gobiernos y partidos, diplomáticos, jueces y procuradores de América y Europa reunidos en la más reciente edición de los Diálogos Transatlánticos de la Political Network for Values (PNfV).

El coloquio digital realizado este lunes 19 de abril abordó “El futuro de los valores democristianos en la Unión Europea”. La discusión fue abierta por Katalin Novák, ministra de Familia de Hungría, vicepresidente del partido Fidesz y presidente de la PNfV; y Lorenzo Fontana, exministro de Familia y de Asuntos Europeos de Italia y vicesecretario del partido La Liga. En el evento participaron más de 40 actores políticos y 100 líderes ciudadanos de 25 países de ambos lados del Atlántico: Argentina, Austria, Bélgica, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Ecuador, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estados Unidos, Francia, Honduras, Hungría, Italia, Lituania, México, Panamá, Paraguay, Perú, Reino Unido, Serbia, Suiza y Uruguay.

Este Diálogo Transatlántico se realizó en el marco de la Conferencia sobre el Futuro de Europa, lanzada ese mismo día por las autoridades de la Unión Europea (UE), un ambicioso proceso de consultas que se extenderá a lo largo de un año y que pretende ser un foro para el debate público entre políticos y sociedad civil sobre las cuestiones “que interesan y afectan a la vida cotidiana” de los ciudadanos del continente. La Conferencia ya ganó críticas por la forma en la que se organizó – ignorando la perspectiva de grupos parlamentarios y gobiernos conservadores – y por los criterios establecidos que pueden generar un sesgo ideológico. Nuestra red decidió entrar en ese debate para que la voz y el aporte de quienes aman y defienden los valores y libertades fundamentales esté presente con o sin cortapisas.

¿En que consiste ese aporte? Katalin Novák lo resumió así en el coloquio: es un sí a la dignidad humana, a la vida, a la familia, al cristianismo, al trabajo y la responsabilidad, a la libertad, identidad y soberanía de nuestros pueblos; y al mismo tiempo, un no a los totalitarismos, al comunismo, al antisemitismo, a la cultura del descarte, a la censura, al debilitamiento de la familia y a la unidad artificial que rechaza nuestras raíces.

Novak recordó que los pueblos de Europa nacieron a partir de una matriz cultural cristiana y que la unidad del continente, valorando la identidad de cada nación, es posible solo a partir del reconocimiento de esa raíz. Subrayó que el acto fundador de la actual UE – la creación de la Comunidad del Acero y del Carbón, en 1950 – se edificó a partir de los valores cristianos reconocidos por sus padres fundadores: Robert Schuman, de Francia; Alcide de Gasperi de Italia; y Konrand Adenauer de Alemania. Este marco no debería ser olvidado. Citó el encuentro que, el pasado 1 de abril, sostuvieron en Budapest el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki; el primer ministro húngaro, Viktor Orbán; y el líder del partido italiano la Liga, Matteo Salvini; como un paso en la dirección del rescate de esa herencia.

Lorenzo Fontana advirtió que en la UE predomina “una nueva forma de totalitarismo” que rechaza lo que es cristiano, impone otro modelo de hombre y de sociedad, y ataca abiertamente a la institución de la familia. “La familia es la última barrera contra esta nueva forma de totalitarismo y la clave decisiva para nuestro futuro, […] es la primera comunidad de acogida y protección a la persona, una institución educativa, un vector de tradiciones, una estructura de adhesión entre las generaciones y un importantísimo proveedor de bienestar”.

Fontana enfatizó que “nuestra responsabilidad es defender y proteger a todas las personas, las familias y las comunidades tradicionales, ofreciendo una alternativa bella, que llene de esperanza, enraizada en la verdad, basada en la identidad. Esta batalla no es de un solo país, estamos todos involucrados”.

En la misma línea, durante el diálogo, Ángela Gandra, secretaria nacional de Familia de Brasil, afirmó que “tenemos que esgrimir razones públicas de nuestra esperanza” y presentar los valores cristianos, no como una amenaza a los valores humanos sino como su realización plena. “Nuestro abordaje no puede ser de arriba hacia abajo, tenemos que comprender, esperar, ser modestos, firmes y perseverantes”, y subrayar que el eje de las relaciones sociales debe ser el amor, que está en el centro del mensaje cristiano, “tenemos amar siempre tanto cuanto nos sea posible, también en el ámbito político”.

También tomaron la palabra los eurodiputados húngaros Kinga Gál y Balázs Hidvéghi, ambos del partido Fidesz; los diputados españoles Georgina Trias (por escrito) e Ignacio Garriga, del partido Vox; el diputado brasileño Bernardo Bartolomeo Moreira, del partido Novo; Egidijus Vareikis, exministro de Asuntos Exteriores de Lituania; Ján Figeľ (por escrito), expresidente del partido eslovaco Movimiento Demócrata Cristiano; Isabel María Salazar, vicepresidente de la Comisión Ecuatoriana de Justicia y Paz; y Rodrigo Iván Cortés, vicepresidente de la junta directiva de la PNfV.

(Observatorio de la Red Política por los Valores)

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