Los países europeos necesitarían 25 años y un billón de dólares para sustituir la ayuda militar estadounidense si esta se retirara, indica un informe del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS).
Si Estados Unidos decidiera retirarse definitivamente de la OTAN, Europa enfrentaría un desafío militar y económico sin precedentes. Según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), Europa necesitaría 25 años y al menos un billón de dólares para sustituir el apoyo militar estadounidense. Esta cifra, lejos de ser completa, no incluye áreas esenciales como la gestión de tropas, la coordinación estratégica y los costos relacionados con el armamento nuclear.
El informe del IISS: una advertencia clara
El IISS detalla que la inversión militar necesaria incluye la compra de 400 aviones tácticos de combate, 20 destructores y 24 sistemas de misiles antiaéreos. Además, considera los costos únicos de adquisición y el ciclo de vida estimado de 25 años para mantener estas fuerzas operativas. A corto plazo, incluso con inversión ilimitada, la industria armamentística europea no está preparada para satisfacer la demanda debido a problemas de suministro y escasez de recursos humanos.
Las dificultades estructurales de Europa
Europa enfrenta graves dificultades estructurales en su capacidad de defensa. La fragmentación política y la falta de consenso sobre la estrategia militar común impiden avanzar hacia una autonomía defensiva efectiva. Además, la burocracia europea complica la toma de decisiones rápidas y coordinadas, lo que dificulta enfrentar amenazas inmediatas.
El control estadounidense: una dependencia evidente
Pese a los gritos y aspavientos de los dirigentes de la Unión Europea, el control real sigue en manos de Estados Unidos. El problema de fondo radica en la necesidad de una política de defensa común, que tenga el respaldo firme y constante de todos los países europeos. Sin esta cohesión, cualquier esfuerzo de autonomía será inútil.
La postura de Donald Trump y el Pentágono
Donald Trump criticó reiteradamente a Europa por no aportar lo suficiente a la defensa común de la OTAN. Según el presidente, los países miembros deben elevar su gasto militar al 5% del PIB. Mientras tanto, el Pentágono mantiene una postura diplomática, ya que su jefe, Pete Hegseth, afirmó que no se planea una retirada inmediata de Europa, esto es, no a corto plazo, pero sí a medio plazo.
Desafíos económicos y políticos
El gasto necesario para reemplazar la infraestructura militar de EEUU resulta abrumador. Incluso si todos los países europeos aceptaran el aumento del gasto militar al 5% del PIB, el desafío financiero seguiría siendo colosal. Además, la coordinación política sigue siendo un obstáculo debido a los intereses nacionales divergentes.
El futuro de la OTAN sin EEUU
La retirada de EEUU de la OTAN no solo representaría un desafío logístico y militar, sino también un golpe geopolítico. Europa quedaría expuesta a influencias externas, especialmente de Rusia y China, que aprovecharían la falta de cohesión occidental. Esto subraya la urgencia de que Europa asuma una mayor responsabilidad en su propia defensa.
El escenario en el que EEUU abandone la OTAN pondría a prueba la fortaleza política y militar europea. Para evitar el colapso de la defensa común, Europa debe trabajar en una estrategia a largo plazo que garantice su seguridad sin depender exclusivamente de Washington.
Europa ha vivido durante décadas bajo la sombra protectora de Estados Unidos, confiada en que el «Tío Sam» siempre estaría ahí para defenderla. Esta postura, en muchos casos, llevó a ciertos gobiernos europeos a adoptar actitudes arrogantes y desafiantes, sabiendo que contaban con el respaldo militar norteamericano. Sin embargo, el contexto geopolítico ha cambiado drásticamente, y Europa se enfrenta ahora al desafío de madurar, fortalecerse y aprender a valerse por sí misma en un escenario global cada vez más complejo e impredecible.