Estudio de Stanford: los confinamientos no son la solución

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La investigación concluye que no hay un vínculo entre tomar restricciones severas y reducir significativamente la propagación del covid-19.

Los confinamientos estrictos y los cierres de negocios no guardan correlación con una reducción acusada de la propagación del covid-19. Así concluye una investigación académica firmada por Jayanta Bhattacharya, John P. A. Ioannidis, Eran Bendavid y Christopher Oh, un grupo de destacados docentes e investigadores de la Universidad de Stanford.

«Las intervenciones no farmacológicas más restrictivas para controlar la propagación del covid-19 son los cierres obligatorios de la actividad empresarial y las normas de confinamiento exigen la estadía en el hogar. Dadas las consecuencias socioeconómicas y los efectos de estas políticas, es importante evaluar sus resultados. Para hacerlo, hemos evaluado el crecimiento epidemiológico del covid-19, diferenciando por países con medidas más y menos restrictivas«, explican los autores.

«En primer lugar, hemos estimado el crecimiento de casos de covid-19 en diez países distintos: Inglaterra, Francia, Alemania, Irán, Italia, Países Bajos, España, Corea del Sur, Suecia y Estados Unidos. En segundo lugar, mediante el uso de modelos de primera diferencia con efectos fijos, hemos aislado los efectos de las políticas más o menos restrictivas. Suecia y Corea del Sur destacan en el segundo grupo, al no haber dictado ningún tipo de confinamiento o cierre de negocios. Los demás ocho países sí han decretado cierres, aunque con distinta intensidad. Por lo tanto, en tercer lugar, tomamos como referencia la evolución en Suecia y Corea del Sur y establecemos comparaciones con otros ocho países, lo que arroja un total de dieciséis cálculos diferenciados», apuntan los expertos.

«En nueve de los diez países, la implementación de medidas supuso reducciones significativas en el crecimiento de las infecciones. Solo España destaca por el efecto no significativo de tales medidas restrictivas. Sin embargo, cuando comparamos las medidas «blandas» de Suecia o Corea del Sur con las de los demás países, no encontramos que exista un efecto beneficioso claro y significativo de las medidas sanitarias más restrictivas, basadas en cerrar negocios o confinar a la población», concluyen los autores.

La evidencia de las capitales

Durante el último semestre, distintas capitales europeas han adoptado medidas drásticas orientadas a restringir la actividad socioeconómica. Es el caso de Bruselas, París o Viena. Sin embargo, la evolución de la incidencia acumulada en estas urbes no arroja un patrón continuado de descenso, como cabría esperar en el caso de que este tipo de medidas fuesen la panacea contra el covid-19.

En clave española, si tomamos como referencia el exceso de mortalidad acumulado desde el final del Estado de Alarma (22 de junio de 2020) y ajustamos las cifras al tamaño de la población, podemos ver que los resultados de Madrid, donde no se han adoptado restricciones tan severas, son claramente mejores que los de otras provincias, como Zaragoza, Valencia, Málaga, Barcelona o Sevilla.

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Por lo tanto, en línea con lo que apuntan los expertos de la Universidad de Stanford, podemos decir que, si bien resulta evidente que deben tomarse medidas básicas para contener la propagación del covid-19, los datos no respaldan la efectividad de los «cerrojazos» socioeconómicos que tan buena prensa siguen teniendo entre buena parte de los políticos y analistas de nuestro país, lo que aconseja la toma de medidas quirúrgicas, menos intervencionistas y más centradas en proteger a los grupos de riesgo y favorecer la adaptación de la vida socioeconómica.

(Diego Sánchez de la Cruz. Libertad Digital)

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