Las políticas que deben cambiar si queremos una verdadera libertad en materia de salud

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En una sociedad libre y moral, la libertad sanitaria no es simplemente una conveniencia: es un imperativo.

Una definición simple es el derecho de cada persona a decidir qué intervenciones médicas pone en su cuerpo, el derecho a acceder y usar las modalidades médicas y curativas de su elección, el derecho a mantener su salud de acuerdo con su conciencia y el derecho a vivir libre de medicación involuntaria, ya sea a través del suministro de alimentos, el suministro de agua o algo transmitido por el aire.

En una sociedad libre y moral, la libertad sanitaria no es simplemente una conveniencia: es un imperativo.

La libertad sanitaria sólo puede existir en una sociedad libre y moral que valore a todos y cada uno de sus miembros. Este requisito excluye, por tanto, los mandatos médicos de cualquier tipo. Es inmoral obligar a otra persona a arriesgar su vida por el beneficio teórico de otra.

Además, el gobierno no tiene la autoridad moral ni el poder para dictar qué productos médicos debe introducir una persona en su cuerpo. Si alguien en el gobierno tiene ese poder, entonces ninguna persona es verdaderamente libre ni posee ningún derecho significativo: las personas son meros bienes muebles.

Para crear una sociedad basada en una verdadera libertad sanitaria, se deben implementar, como primer paso, los siguientes cambios de política. Hay muchos más cambios que también se deben implementar, pero estas propuestas abordarían algunos de los aspectos antisalud más evidentes y perniciosos de nuestro sistema tal como existe hoy:

1. Prohibir todos los mandatos médicos

La libertad sanitaria exige el consentimiento informado previo y voluntario antes de administrar un tratamiento o intervención médica. Por tanto, los mandatos médicos son, por definición, antitéticos al consentimiento voluntario y, por lo tanto, deben prohibirse en una sociedad libre y moral.

Ningún individuo en el gobierno conoce la historia médica de ninguna persona, sabe qué es lo mejor para las personas o tiene que vivir con las repercusiones de las decisiones que toman las personas, por lo tanto, los mandatos médicos nunca están justificados bajo ninguna circunstancia.

2. Prohibir donaciones privadas a entidades gubernamentales

Prohibir a particulares, fundaciones, corporaciones, contratistas y cualquier otra persona o entidad donar o de cualquier otra forma dar dinero a cualquier agencia o entidad del gobierno.

Por ejemplo, en EEUU, la FDA y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) aceptan dinero de actores privados como la Fundación Bill y Melinda Gates y Pfizer, sesgando así los intereses de la agencia a favor de estos actores privados y alejándolos del ciudadano.

Gates ha colaborado con la FDA y la Fundación CDC recibe dinero de la industria farmacéutica cuyos productos el CDC se encarga de monitorear para garantizar su seguridad.

3. Evitar las puertas giratorias: Período de reflexión para empleados gubernamentales de alto rango

Establecer un período de cinco años antes del cual los responsables gubernamentales de las agencias, los adjuntos y otros funcionarios clave puedan abandonar las agencias gubernamentales para ingresar a las empresas que regulan en el sector privado.

4. Prevenir los conflictos de intereses

Eliminar las exenciones por conflicto de intereses, de modo que ninguna persona que preste servicios en un comité, junta u otra entidad reguladora de una agencia de salud pueda tener un conflicto de intereses. La divulgación de los conflictos de intereses no es suficiente para garantizar que las agencias persigan los intereses del ciudadano. Las personas con conflictos de intereses financieros o ideológicos no deberían desempeñarse como tomadores de decisiones en ninguna capacidad.

5. Prohibir las subvenciones gubernamentales a las organizaciones sin fines de lucro.

Prohibir al gobierno asignar dinero de los contribuyentes a organizaciones sin fines de lucro. Las organizaciones sin fines de lucro existen para servir a los intereses públicos y deben ser financiadas directamente por los ciudadanos. Si una organización sin fines de lucro tiene una misión que vale la pena, el público la apoyará con gusto.

El gobierno existe para proteger nuestros derechos y no debería dedicarse a elegir ganadores y perdedores ni utilizar a terceros para aplicar políticas fuera del alcance y la revisión del público.

6. Prohibir la liberación de insectos modificados genéticamente

Dos principios de buena salud son la exposición abundante al sol y al aire fresco; sin embargo, en algunos estados, los gobiernos estatales han colaborado con empresas privadas para liberar mosquitos genéticamente modificados en las comunidades.

Si bien estos mosquitos suelen estar diseñados para reproducirse entre sí y eliminar las especies peligrosas en el futuro, no se sabe aún los efectos que tiene para la salud humana la picadura de estos insectos. Tampoco debería ser necesario que una persona corra el riesgo de ser picada por una de estas criaturas para aventurarse al exterior. Esto equivale a una forma de medicación forzada sin ningún tipo de consentimiento y debe terminarse.

Estas recomendaciones deben entenderse como los primeros pasos necesarios para comenzar a corregir el desastroso entorno de políticas de salud que existe hoy en los países europeos y en Estados Unidos y restablecer una verdadera libertad de salud en ese país, que permita a todos los ciudadanos decidir qué intervenciones médicas permitir dentro o sobre su cuerpo, qué modalidades médicas y de salud utilizar para mantener su salud y la capacidad de vivir libres de medicación involuntaria, ya sea a través del suministro de alimentos o el aire que respiramos.

Leslie Manookian es la presidenta y fundadora del Health Freedom Defense Fund. 

(Es un fragmento del artículo publicado originalmente por Brownstone Institute. en el que se ha adaptado al contexto europeo)

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