En 1866 nace en Vilanova de Arousa, Ramón María del Valle-Inclán (en realidad, Ramón María Valle Peña), que fue el líder carismático de toda una generación de escritores y también el creador del “esperpento”, lo mejor en esa sátira gallega, que hace que cuando te encuentras en una escalera a un tipo como él, no sepas si sube o baja, ni tampoco si tan siquiera existe la escalera.
Anoche, hubiese disfrutado, o quizá no, del espectáculo sevillano. Mientras en España se alargan las colas del hambre, por unas medidas económicas que solo benefician a los amigos del poder; Mientras en España se excarcelan violadores y pederastas, por ende de una ley publicitada como la que iba a endurecer las penas y eliminar esa lacra de la Sociedad; Mientras TRES MILLONES, casi, de denuncias se han interpuesto para disminuir la mal llamada violencia de género, consiguiendo con ello por un lado que los dos últimos meses se hayan incrementado espectacularmente el número de mujeres muertas, pero eso sí, las arcas de quien sea, reciban las millonarias subvenciones que llegan desde Bruselas y que nadie sabe dónde están. En Sevilla, la ciudad del “Burlador” o de Don Juan, se celebraba el «esperpento» por todo lo alto.
Lo más curioso, el punto más álgido, es que dos individuos que de habitual se tiran los trastos en público, no creemos que lo hagan en privado, llegaron casi juntos al evento. El Presidente del Consejo de Ministros y el líder de la oposición se juntan para aplaudir a los perroflautas. Bueno, tampoco les hace falta, porque de habitual los tienen alrededor y no solo eso, sino que les dejan hacer y deshacer en la política del día a día, con los resultados que antes ya hemos adelantado, en parte. Ambos líderes, sí que están al nivel de los premios a la mejor interpretación pues, mientras nos apuntan grandes actuaciones en Congreso y Senado, así como en las televisiones subvencionadas o pagadas directamente, procuran que los melifluos de confianza vayan filtrando el casi seguro acuerdo post electoral de vamos a seguir con este “…” juntos. En fin, ya me entienden ustedes.
El señor Valle-Inclán se tentaría las pocas carnes que tenía al ver entrar al templo de la filmografía y para agasajar a los “dioses” que antiguamente trabajaban en celuloide, por sus maravillosos trabajos. Trabajos que en su mayoría no los va a ir a ver nadie al cine, que eso si luego nos colarán en las televisiones públicas y subvencionadas, pero en las que, gracias a Dios, habrá la competencia de un buen partido de futbol, que será lo que escojan los televidentes al poco de comenzar aquellas obras del séptimo arte. Es lo bueno del “pan y circo romano” trasladado a las hamburguesas y el partido de fútbol. Los tiempos cambian, pero la plebe se conforma con lo mismo, que no suele ser la calidad, sino señores como el ministro cultural que baila, por decirlo de alguna manera, en los mítines, aunque no con el nivel, por supuesto, del ballet ruso de turno y gira por Europa.
El paseo y las fotos correspondientes sobre la alfombra azul, seguramente un guiño cómplice al partido de la gaviota, que ya no tiene, no sé por qué. Podría ser, lo más interesante, pero en realidad, fue ver de marcas y firmas como Purificación Garcia o Carolina Herrera a las ministras que defienden a los trabajadores y agrandan su paro; a las mujeres, poniendo violadores en la calle o a los contribuyentes, exprimiéndolos como limones. Todo un ejemplo de “Solidaridad” y no como un sindicato de trabajadores, sino entre ellos, para que Rinconete y Cortadillo comprendan que su hacer es cutre, que hay que hacerlo como ellos, pasando de cajera de hiper y piso de trabajadores en Vallecas a millonaria y super chalet en urbanización guay y bien situada.
Lo más curioso al respecto de la noche, fue el montaje. Ya saben a qué me refiero. Recordarán a los viejecitos, todos con carnet y cargo en la PSOE, que jugaban a la petanca con el “Presi”, o también cuando el “Presi” en solidaridad se sentó en una silla de ruedas para jugar al baloncesto con unos impedidos de poder andar. Todo un detalle por su parte. Como el detalle de las jovencitas, que sabemos estaban invitadas y situadas adecuadamente para que Irene se hiciera una foto con ellas y así demostrar que las futuras violadas estaban tan contentas con que se soltase a los violadores a la calle, expresando su agradecimiento con “selfies” y carcajadas a gogó.
Hasta aquí he sido bastante sarcástico, a partir de aquí un poco menos. Rodrigo Sorogoyen, el mejor parado de la noche, entusiasta del colectivo trans, porque según sus palabras es «el más machacado de la humanidad», se llevó un montón de triunfos, a copas de las cuarenta y arrastrando como en el tute. Pero, no fue muy bien recibido por el público que no estaba invitado a la fiesta, al igual que otros correligionarios suyos. Este director, poco amigo de unos y mucho de otros, ha realizado dos películas ampliamente discutidas por su mensaje político, que no va a ser nada comparado con lo que de él van a decir cuando termine su próximo proyecto: La enésima película sobre la Guerra Civil, en la que ya sabemos quiénes serán los malos, muy malos por cierto según Rodrigo Sorogoyen, y los buenos, auténticos seres de luz, preferiblemente con carnet del partido o tovarich auténticos, de los que vinieron a entrenarse para futuras campañas del camarada Stalin.
Podría estar folios y folios metiendo el dedo en el ojo de la noche de los premios cinematográficos, dados por los amigos de Sánchez, a los amigos/as/es/etc. de ya saben quién, que pagamos nosotros y que sirven para tomarnos el pelo. Pero no estoy de ánimos. De modo que hoy faranduleo, pero el domingo que viene hablaremos de lo mal que lo están haciendo los de la alfombra azul. Y ahí lo dejo….
