Crisis demográfica: Hasta octubre, se acumula un saldo vegetativo negativo de 99.443 personas. En 2019 fue de 45.710 (INE).
España registra más muertes que nacimientos y alcanza casi 100.000 personas de saldo vegetativo negativo (nacimientos menos defunciones), confirmando una crisis demográfica que amenaza la continuidad nacional.
Una España que se vacía y envejece
España registra más muertes que nacimientos desde octubre de 2019 sin una sola excepción mensual. España pierde población de manera constante. Los datos del Instituto Nacional de Estadística no admiten discusión. Hasta octubre, el saldo vegetativo negativo alcanza las 99.443 personas. En 2019, esa cifra fue de 45.710. Hoy se duplica. La tendencia se acelera tras la pandemia.
España ya no se renueva, se encoge, envejece. El último año con más nacimientos que defunciones fue 2014. Entonces el país sumó cerca de 32.000 personas por crecimiento natural. Desde ese momento, cada ejercicio cierra en negativo. Desde 2020, la diferencia supera siempre las 100.000 personas.
España registra más muertes que nacimientos como consecuencia directa de décadas de políticas contrarias a la familia y a la vida. Las políticas antinatalistas y antifamiliares, el apoyo y promoción del aborto son algunas de las principales causas.
El desplome de los nacimientos
España no supera los 1.000 nacimientos diarios desde agosto de 2021. Han pasado cuatro años sin recuperación. Las defunciones, en cambio, no bajan de ese umbral desde septiembre de 2019. El desequilibrio se consolida. En 2020, el saldo negativo alcanzó 152.461 personas. Fue de 113.364 en 2021 . En 2022 llegó a 135.166. En 2023 bajó a 115.468 y en 2024 cerró en 118.113. Este año apunta a cifras similares.
España registra más muertes que nacimientos porque las familias no reciben apoyo real para tener hijos. La precariedad, la presión fiscal y la cultura antinatalista destruyen el relevo generacional. El Estado penaliza la maternidad. El sistema castiga a quien quiere formar una familia estable.
La inmigración tapa de manera ficticia el problema, no lo soluciona
España registra más muertes que nacimientos, pero la población total aumenta por la inmigración masiva -legal e ilegal-. El INE confirma que España suma cerca de medio millón de habitantes al año por entradas de extranjeros. Hoy el país alcanza los 49,4 millones de habitantes. Son dos millones más que hace cuatro años. España se aproxima a los 50 millones, previsiblemente en 2026 o 2027, según la AIReF.
Este crecimiento no nace de la natalidad española. Proviene casi en exclusiva del flujo migratorio. Según el INE, en 2030 uno de cada cuatro residentes habrá nacido fuera de España. El porcentaje de nativos bajará al 75%. A principios de siglo alcanzaba el 95%. Pero poco a poco se está convirtiendo en un país de extranjeros, no de españoles.
Consecuencias sociales y culturales irreversibles
La crisis demográfica no resulta neutra. Afecta a la cohesión social, al sistema educativo y a las pensiones. Un país sin nacimientos pierde identidad, estabilidad y futuro.
La inmigración masiva no puede reemplazar la transmisión cultural, religiosa, histórica y moral de una nación. España registra más muertes que nacimientos mientras los gobiernos renuncian a políticas de familia. No fomentan la natalidad ni protegen la maternidad. No defienden la vida desde la concepción. Es más, promueven el aborto. Prefieren importar población antes que apoyar a los hogares españoles. Este modelo destruye la soberanía demográfica y diluye la identidad nacional.
Sin hijos no hay relevo, y por tanto, no hay nación. Sin familias no existe futuro.




