La OTAN reaviva las conversaciones sobre el envío de tropas europeas a Ucrania y advierte a los líderes empresariales que se preparen para un «escenario de guerra»
La estrategia de escalada
La administración Biden parece decidida a consolidar una posición de escalada militar en el campo de batalla antes del cambio de gobierno en Estados Unidos. Pareciera como si élites globalistas quisieran dejarle a Trump la extensión de la guerra como un hecho consumado. Entre las medidas más controvertidas, se encuentra el respaldo a los ataques con misiles de largo alcance contra territorio ruso.
Francia, por su parte, tal como recoge ZeroHedge, ha dado luz verde al uso de misiles Scalp de largo alcance por parte de Ucrania. El ministro de Asuntos Exteriores francés, Jean-Noël Barrot, justificó esta decisión como parte de la «lógica de la legítima defensa».
«Apoyaremos a Ucrania con la intensidad y el tiempo que sea necesario», afirmó Barrot, añadiendo que «lo que está en juego es nuestra seguridad. Cada vez que el ejército ruso avanza un kilómetro cuadrado, la amenaza se acerca un kilómetro cuadrado a Europa».
En una entrevista con la BBC, cuando se le preguntó si Francia consideraría enviar tropas al conflicto, Barrot respondió con un alarmante: «No descartamos ninguna opción».
Tropas europeas y conversaciones delicadas
Según el diario francés Le Monde, en las últimas semanas se han intensificado las discusiones sobre el envío de tropas occidentales y empresas de defensa privadas a Ucrania. Estas conversaciones, en su mayoría clasificadas, reflejan un cambio en las estrategias de algunos países europeos.
«Se están llevando a cabo conversaciones entre el Reino Unido y Francia sobre la cooperación en materia de defensa, en particular con vistas a crear un núcleo duro de aliados en Europa, centrado en Ucrania y en la seguridad europea en general», reveló una fuente militar británica a Le Monde.
Gran Bretaña, liderada ahora por el primer ministro – el socialista Keir Starmer-, ha retomado el protagonismo en la defensa de una mayor implicación de la OTAN en el conflicto. Esta postura refuerza la percepción de que Europa se está preparando para un escenario más peligroso de extensión de la guerra antes de que Trump llegue al poder.
Advertencias de la OTAN: Prepararse para la guerra
El almirante holandés Rob Bauer, presidente del comité militar de la OTAN, advirtió recientemente a las empresas europeas y estadounidenses que se preparen para un «escenario de guerra».
«Si podemos asegurarnos de que todos los servicios y bienes cruciales puedan ser entregados pase lo que pase, entonces esa es una parte clave de nuestra disuasión», explicó Bauer, haciendo énfasis en las crecientes amenazas de sabotaje y la dependencia occidental de materias primas y productos de países como China y Rusia.
Bauer subrayó que las decisiones empresariales tienen un impacto estratégico en la seguridad nacional:
«Las empresas deben estar preparadas para un escenario de guerra y ajustar sus líneas de producción y distribución en consecuencia. Porque, aunque sean los militares los que ganen las batallas, son las economías las que ganan las guerras».
El desafío hipersónico de Rusia
En este contexto, Rusia ha demostrado su capacidad de destrucción con su arsenal de misiles hipersónicos de mediano alcance, un recordatorio de los riesgos de una escalada directa con una potencia nuclear. A pesar de ello, Occidente sigue considerando, aunque de forma cautelosa, la posibilidad de enviar tropas al terreno.
Este paso, de materializarse, probablemente se daría antes del 20 de enero de 2025, fecha en la que Donald Trump asumirá el cargo. Trump ha prometido resolver el conflicto rápidamente, aunque su plan podría incluir concesiones territoriales que los halcones en Occidente consideran inaceptables.
Desescalar con Trump en el poder
Con la llegada de Trump a la Casa Blanca, se espera que la postura de Estados Unidos cambie drásticamente. Trump ha prometido una solución rápida al conflicto que incluya un alto el fuego y posibles negociaciones territoriales. Esto ha generado tensiones entre quienes buscan la extensión de la guerra hacia otros países de Europa – la III Guerra Mundial- y quienes priorizan evitar una escalada mayor.
La posibilidad de que Trump retire parte del apoyo militar a Ucrania preocupa al globalismo y a los países europeos más comprometidos con la guerra. Esto podría explicar el renovado interés en una escalada a corto plazo para asegurar avances estratégicos antes de que el nuevo presidente asuma el mando.
Entre la paz y el precipicio
La balanza en Ucrania parece inclinarse hacia un escenario de escalada antes de que la desescalada con Trump se haga posible. Sin embargo, este enfoque conlleva el riesgo de un enfrentamiento directo entre potencias nucleares, lo que podría ser el inicio de una III Guerra Mundial.
Con Trump como próximo presidente, surge una oportunidad para desescalar el conflicto, pero también para redefinir el papel de las potencias occidentales en el tablero geopolítico. Hasta entonces, el mundo observa con cautela, mientras Europa y Estados Unidos se debaten entre la presión militar y la necesidad de evitar una catástrofe global.
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