El títere de los globalistas, Pedro Sánchez, arremete contra la “tecnocasta” que denuncia la censura ‘woke’

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En la «tecnocasta» de Pedro Sánchez sólo están los que no piensan como él. Ni Bill Gates (Microsoft) ni Sundar Pichai (Google) son tecnocastas.

Pedro Sánchez, en su huida hacia adelante, ha adoptado un discurso incendiario y ha hecho un llamamiento a «rebelarse» contra lo que llama la «tecnocasta» de Silicon Valley, en referencia a las grandes empresas tecnológicas de Estados Unidos que están denunciando la censura ‘woke’, pero que, según él, buscan controlar el debate público.

Durante la clausura de la jornada ‘HispanIA 2040’, el presidente afirmó que estas empresas están utilizando su poder para influir en la acción gubernamental en todo Occidente.

En esta semana que comenzamos estamos viendo cómo la tecnocasta de Silicon Valley está tratando de usar su poder omnímodo sobre las redes sociales para controlar el debate público y, por tanto, la acción gubernamental, nada más y nada menos, que de todo Occidente”, afirmó Sánchez,

La IA sometida al control de los poderes públicos

Pero al mismo tiempo, Sánchez promueve una visión de la inteligencia artificial «sometida al control de los poderes públicos», un intento de consolidar su propio poder.

En efecto, mientras arremetió contra la “tecnocasta”, el presidente del Gobierno apuntó hacia cómo debería ser de la inteligencia artificial en España: “Responsable, sometida al control de los poderes públicos y orientada al bien común”. Esto es, debe estar sometida al Gobierno, es decir, sometida a él y a sus intereses. Todo lo demás es ser antidemócrata.

Sánchez decide quienes son «tecnocasta»

Sánchez decide quienes son «tecnocasta». El uso del término «tecnocasta» por parte de Sánchez no incluye a todos los magnates tecnológicos. Figuras como Bill Gates o Sundar Pichai – representantes de la élites globalistas, están fuera de este grupo. La situación es especialmente tensa con Mark Zuckerberg y Jeff Bezos, quienes, tras un giro ideológico, han mostrado una mayor proximidad a las políticas de Donald Trump, que ganó abrumadoramente las elecciones en Estados Unidos, a diferencia de Sánchez en España.

Sánchez es la encarnación de la democracia

Mientras critica a la «tecnocasta», Pedro Sánchez continúa proyectándose como el verdadero encarnador de la democracia. Según su visión, quien no comparte su perspectiva es automáticamente un antidemócrata. Esto se refleja en su política interior y exterior, donde ha sido señalado como un títere de los globalistas. Su reciente viaje a Davos parece encaminada a recibir instrucciones sobre cómo actuar ante los cambios geopolíticos que se avecinan, especialmente con el ascenso de gobiernos soberanistas en Europa y el regreso de Trump.

El último intento de un cadáver político

La retórica de Sánchez parece ser el último intento de un político que muchos consideran un cadáver político, intentando mantenerse relevante mientras Europa se inclina hacia una mayor soberanía nacional. En este contexto, la supuesta rebeldía contra la «tecnocasta» y su control sobre la IA se interpreta como una estrategia para distraer de su propia sumisión a los intereses globalistas. La historia reciente muestra cómo líderes como Viktor Orbán han sido víctimas de censura por parte de las mismas plataformas que Sánchez ahora critica, evidenciando la hipocresía en su discurso.

Su enfrentamiento con la «tecnocasta» es, para muchos, una cortina de humo que oculta su verdadera agenda: mantener un control férreo sobre la narrativa pública y seguir las directrices de las élites globales.

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