Nueva excusa para aprobar el suicidio asistido: Convertirlo en una medida de “ahorro” para el sistema de salud

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La legalización del suicidio asistido podría llevar a considerarlo como una medida de “ahorro de costes” para apuntalar el difícil sistema sanitario socializado del Reino Unido

A la luz de la reciente expansión del suicidio asistido en Canadá, cualquier legalización podría llevar más adelante a su uso generalizado e incluso a su posible utilización para ahorrar dinero al Servicio Nacional de Salud (NHS), que se encuentra en una situación de falta de liquidez en el Reino Unido.

El reverendo Iain Greenshields, moderador de la Iglesia de Escocia, ha expresado su preocupación por el hecho de que, “Los participantes en un estudio de investigación informaron de que la asistencia médica para morir (el término utilizado en Canadá para hablar de suicidio asistido) había consumido recursos que de otro modo se utilizarían para proporcionar cuidados paliativos”,  en declaraciones recogidas por The Telegraph. Dada la presión sobre los recursos sanitarios, nos preocupa mucho que la muerte asistida pueda verse como una oportunidad para ahorrar costes”.

“Nos preocupa que, en caso de que se legalice la muerte asistida, la visión que nuestra sociedad tiene de las personas mayores y discapacitadas se vuelva, con el tiempo, más utilitarista”, añadió.

Los «ahorros» (?) del suicidio asistido. A más eutanasia, más ahorro.

Según el periódico, se calcula que la introducción del suicidio asistido podría suponer una reducción de 84 millones de libras anuales en los costes del NHS. Esto es, a más muertes, más ahorro.

Aunque suicidarse no es ilegal en Gran Bretaña, dos intentos anteriores de legalizar esta práctica en Escocia fracasaron, pero hay otro proyecto de ley sobre la mesa, presentado por el diputado liberal demócrata Liam McArthur, y que está a punto de ser presentado en Holyrood.

El caso de Canadá

La propuesta de ley llega después de que Canadá, miembro de la Mancomunidad Británica de Naciones, ampliara su legislación sobre la eutanasia para incluir a los enfermos mentales. El país legalizó inicialmente el suicidio asistido en 2016 para pacientes terminales, sin embargo, como predijeron los opositores, esto sentó las bases para la posterior ampliación a pacientes no terminales.

Aunque el plan podría utilizarse potencialmente para ahorrar dinero al Estado, en Canadá también ha habido informes que indican que la economía está desempeñando un papel cada vez más importante en la decisión de las personas de quitarse la vida, a saber, que la pobreza les empuja al suicidio.

En octubre, el Dr. Naheed Dosani, médico de cuidados paliativos de Toronto, declaró a Global News: “Oímos hablar de personas que eligen la asistencia médica para morir o que se lo piensan más porque no tienen dinero para vivir”.

Y es que cualquier cambio en la legislación sobre el suicidio asistido podría tener amplias repercusiones en la forma en que la gente ve a los enfermos y vulnerables, a los que se verá como “menos valiosos o incluso gravosos”.

“La aceptación por parte de la sociedad de la muerte asistida legalmente cambia profundamente las relaciones no sólo entre los profesionales sanitarios y los pacientes, sino también en el seno de las familias”.

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