Presentamos un ensayo provocador que no dejará indiferente. Su autor es Jano García, divulgador de contenidos y opinión de historia, política y economía, que cuenta con un podcast de más de 500.000 oyentes mensuales y un millón de seguidores en sus redes sociales. Es un fenómeno intelectual que conviene atender porque en los últimos tiempos se ha convertido en un referente de las ideas de la libertad individual y el pensamiento propio. Su relevancia reside en que es muy crítico con el comportamiento generalizado de la masa social, y porque ha llamado la atención de las universidades españolas donde ha realizado numerosas conferencias. Su último libro «El rebaño» ya lleva tres ediciones.
La tesis del ensayo es que vivimos en una época en la que los sentimientos prevalecen sobre la razón. El poder de las instituciones públicas, combinado con las masas de acoso, las redes sociales y los medios de comunicación conquista las mentes de los pueblos occidentales. El resultado es una sociedad dócil guiada por la desinformación y los dogmas impuestos, apenas cuestionados, como la igualdad, el cambio climático, el racismo, el intervencionismo estatal o el feminismo, siempre vigilados por una especie de «Ojo que todo lo ve». Jano García construye un relato revelador y novedoso sobre la tiranía ideológica que subyuga a Occidente y que transforma sus sociedades en rebaños serviles condenados al pensamiento único. Los lectores se verán identificados con muchos de sus planteamientos. El libro está dividido en diez capítulos y viene acompañado de una bibliografía. En el prólogo, firmado por Antonio Escohotado, afirma que aunando datos y reflexiones, «El rebaño» muestra cómo por primera vez los movimientos antisistema están financiados por el propio sistema, y cómo en muchos países —empezando por el nuestro— gobiernan los desprovistos de razón y lógica. Este trabajo es, precisamente, un intento para ver la realidad de Occidente y mostrar cómo ha sucumbido a la tiranía ideológica. Comienza con una explicación de los ejes izquierda-derecha. Ambos polos dicen defender cosas distintas, pero las cuestiones de fondo, de modelo de país, son exactamente las mismas tanto para unos como para otros. La «alogocracia», señala, es el gobierno de los desprovistos de razón y lógica. Con este término explica cómo el sentido común está totalmente abandonado y liquidado, ya que los gobiernos occidentales se han lanzado en brazos del sentimentalismo barato para aplicar políticas tremendamente nocivas para el desarrollo social y económico de los países. Sin embargo, a pesar de ello, cuentan con gran seguimiento.
Una de las ideas más enfatizadas es que la libertad de expresión está cada vez más censurada. En el capítulo dedicado a los cimientos de la «alogocracia» habla del papel que otorgamos al Estado como una especie de padre que viene a protegernos y salvarnos de todos nuestros males, y cómo se abandonan la razón y la lógica para sustituirlas por la posverdad, el sentimentalismo y la demagogia. También habla de las masas de acoso, un tema muy interesante y que él mismo ha sufrido. Se impone un dogma en la sociedad y luego se requiere de una especie de violencia, ya sea de forma directa o indirecta, frente a los disidentes. Ya no se recurre a la violencia física para imponer los dogmas, pero finalmente triunfan. El resultado es que, ante el miedo a sufrir represalia o linchamiento virtual, público o laboral, muchísima gente se autocensura o calla, o bien acepta el dogma para sentirse cómodos dentro de ese rebaño.
El resultado es una nueva moral para todos. El autor explica cómo se ha sustituido la religión por unos nuevos dogmas, y esto es lo que trata de mostrar en el libro: el feminismo, el racismo impostado, el apocalipsis que nunca llega, la indeseable igualdad. «Escuchamos continuamente que vivimos en una sociedad racista, que existe un esclavismo oculto y que muchos ciudadanos están sometidos a la superioridad blanca. El tema de la inmigración es muy importante en este sentido». Sobre el cambio climático, habla de Greta Thunberg y de esa unión entre las élites y los lobbies verdes, multimillonarios a costa de vender el miedo y un apocalipsis que nunca llega. La igualdad se presenta como un objetivo final que todos tenemos que perseguir, pero explica por qué puede ser tremendamente negativa: una cosa es tener igualdad de derechos y oportunidades —eso sí que es defendible y es un gran éxito y una conquista de Occidente— y otra es la igualdad de resultados, que es lo que se pretende imponer, y sobre todo hacer distinción entre hombres y mujeres, a pesar de que no somos iguales.»
Ficha técnica:
El rebaño. Cómo Occidente ha sucumbido a la tiranía ideológica
