La soberbia se paga. El Partido Popular lo creía ganado o eso, al menos, le repetían sus gurús. El Partido Popular todavía no acierta a entender qué sucedió este domingo en las elecciones generales y una sensación de desconcierto y en estado de shock se ha extendido por todos los cargos y dirigentes de esta formación política.
El Partido Popular ha conseguido 136 escaños, 47 más que en 2019, y ha pasado del 21 por ciento de los votos al 33. Los populares han ganado en 40 de las 53 provincias y ciudades autónomas de España y han obtenido ocho millones de votos pero no se alcanzó el límite de 150 escaños que marcaban como un resultado digno y mucho menos se alcanzaron los 160 que Feijóo se marcó como meta. Y es que los 136 escaños del PP no le dan la mayoría absoluta con los 33 de Vox.
La noche del 23J fue una noche electoral marcada por la desilusión. Aunque en la calle Génova se escucharon algunos gritos de «presidente», «presidente» y tímidos «Viva España», no era la fiesta que se había preparado. Y no era para menos.
¿Cómo es posible qué el voto haya cambiado tanto en un mes?
«No entendemos lo qué ha sucedido» dicen fuentes del PP. Y es que, además de la soberbia de un partido que se creía ganador y actuaba como tal, hay otras variables que han influido:
- Empezaron a hablar de repartirse los cargos así como las luchas internas por ellos.
- Han dado muchas señales y durante mucho tiempo de preferir coaliciones antinaturales como ir con el PSOE antes que con Vox, y eso poco a poco ha ido desinflando a sus electores.
- No ha tenido programa electoral. Su único lema ha sido el de echar a Sánchez y eso es claramente insuficiente para un partido que se dice de gobierno.
- Mientras la izquierda se movilizaba ante el frente de derechas PP-Vox por el éxito de las elecciones municipales y autonómicas de mayo, la derecha se desmovilizaba creyendo que lo tenía ganado, además de irse a la playa.