Putin visita a Xi en Beijing al mismo tiempo que Biden está en Israel. Los poderes en el planeta se están reacomodando.
Rusia, China e Irán ya habían formado un eje de apoyo a la invasión de Ucrania. Ahora, vuelven a juntarse para ponerse del lado de Hamas
Las escenas de Vladimir Putin reuniéndose con Xi Jinping como grandes amigos, y al mismo tiempo, la Joe Biden bajando del avión en Tel Aviv para reunirse con el primer ministro Benjamin Netanyahu, indican que el planeta está dividido en multipoderes que se reacomodan.
Estos dos viajes muestran cómo se está redibujando el panorama político mundial tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia, y cómo ese cambio se pone de manifiesto ante el ataque terrorista de Hamas a Israel y la invasión terrestre de Gaza por parte de Israel.
Rusia, China e Irán
Rusia, China e Irán ya habían formado un nuevo eje político en torno a la invasión rusa al territorio ucraniano que los llevó a una unidad diplomática, militar y económica. Rusia recurrió a Irán para que le proveyera de los drones y municiones que necesita para su guerra en el corazón de Europa. Además, con ello, Irán contribuye a desbaratar el orden unipolar y el liderazgo de Estados Unidos. Por su parte, China se beneficia enormemente importando un petróleo barato de los pozos rusos e iraníes que no pueden vender en otro lado por las sanciones occidentales. La perfecta fórmula del “win-win situation”. Todos ganan.
Nuevo orden mundial
Rusia, China e Irán quieren romper con el orden global surgido después de la Segunda Guerra Mundial y el estatus quo que emergió del fin de la Unión Soviética. Quieren un nuevo mundo donde el ahora denominado “Sur Global” predomine por sobre el “viejo orden”. Y para conseguir este propósito están dispuestos a colocarse en posiciones impensadas hasta hace apenas unos meses como la que ahora consiguieron amalgamar en su apoyo a los palestinos.
Se trata de otro conflicto que impulsa la polarización entre EEUU y el bando de Rusia, China e Irán. Los dos ejes se vuelven a enfrentar, explican los analistas. Es otro momento de clarificación geopolítica, como ocurrió con la invasión a Ucrania, en el que los países tienen que posicionarse.
La posición de EEUU
Ahora, el llamado desde Washington para que se cree un corredor humanitario para los gazatíes que quieran abandonar Gaza por la frontera egipcia tuvo muy poco eco, por no decir un fracaso. Apenas si van a dejar entrar algunos camiones con agua y alimentos. El desplazamiento de más de un millón de personas en los 40 kilómetros de largo por entre 6 y 12 de ancho de la Franja amenaza con una catástrofe humanitaria de enormes proporciones. Y es que a EEUU ya no impone ni respeto ni miedo. Ya no le hacen caso, salvo unas determinadas naciones.
Fracaso de EEUU con los países árabes
El fracaso del encuentro de Biden con los referentes regionales árabes pone de manifiesto la endeblez del poder estadounidense en la región. Rusia ya lo disputa desde hace más de una década cuando se involucró directamente en la guerra civil de Siria y se colocó como el poder detrás del régimen de Bashar al Assad con unidades del ejército ruso. También tiene una importante presencia en Libia, apoyando desde 2015 al controvertido mariscal Jalifa Hafter, “señor de la guerra” de este país africano y líder de las milicias del Este, enfrentadas al gobierno de Tripoli.
Irán busca desde siempre dominar la escena de la región y enfrentar a Israel. Para esto creó, financia y arma al Hezbollah de El Líbano que ya enfrentó exitosamente al ejército israelí en los últimos años. Y, por supuesto, también lo hace con Hamas, que controla la Franja de Gaza desde hace 16 años y con la más pequeña Jihad Islámica que también actúa en ese territorio. Ninguno de esos grupos podría funcionar sin el apoyo económico iraní o sin las armas que el régimen de los ayatollahs les provee.
Los efectos del ataque de Hamas: Arabia Suadí
Rusia y China se niegan a condenar a Hamas. En cambio, critican el trato de Israel hacia los palestinos, particularmente su decisión de cortar el suministro de agua y electricidad a Gaza y el gran número de civiles muertos allí. Piden una mediación internacional a través de una resolución de las Naciones Unidas y un alto el fuego antes de que Israel comience su invasión terrestre. El canciller ruso, Sergey Lavrov, calificó la explosión en el hospital de Gaza de “crimen” y “acto de deshumanización”, y dijo que Israel tendría que proporcionar imágenes por satélite para demostrar que no estaba detrás del ataque. Y su par chino, Wang Yi, dijo que las acciones de Israel “ya fueron más allá de la autodefensa y se convirtieron en un castigo colectivo” para los palestinos de Gaza.
Putin señala: “Creo que mucha gente estará de acuerdo conmigo en que éste es un vivo ejemplo del fracaso de la política de Estados Unidos en Oriente Próximo”, que ignora, dijo, los intereses palestinos. Rusia no quiere intervenir directamente en el conflicto ya que tiene bastante con sostener la invasión a Ucrania, pero le interesa hacer ruido en el Consejo de Seguridad de la ONU y hasta apoyar dentro del territorio sirio a algunos de los grupos que aún operan allí y que podrían estar tentados en atacar a Israel si el conflicto de Gaza se extiende en el tiempo.
Esa es la misma posición que puede tomar China. No va a intervenir de ninguna manera en forma directa, pero puede mover piezas a nivel diplomático y financiero. Desde Beijing salió la mayor presión para integrar a Irán a los BRICS, el club de potencias en ascenso. Va a seguir apoyando con todo lo que pueda a los persas. También, podría aprovechar el momento de “distracción” de Occidente en Gaza y Ucrania para avanzar en su proyecto de recuperar Taiwán o, simplemente, para expandir su conquista con islas artificiales del Mar del Sur de la China.
Todos mueven sus piezas en un tablero cada vez más grande y complejo. El dominio unilateral de EEUU se acaba y un mundo multipolar emerge.
Seis nuevos Brics contra EEUU: Argentina, Irán, Arabia, Emiratos, Egipto y Etiopía
No es una tontería: entrar en los Brics (Brasil, Rusia India, China y Suráfrica) significa acceder en situación de privilegio al mercado global de las materias primas, que los Brics pretenden controlar, así como emitir más deuda pública.
Estos son los adversario de EEUU y que quieren cambiarle como gendarme mundial.
(Con información de Infobae)