El tenebroso historial del ministro filomasón Ángel Víctor Torres: corrupción, sectarismo y Valle de los Caídos en la mira

Ángel Víctor Torres, actual ministro de Política Territorial y ex presidente de Canarias, vuelve a estar en el ojo del huracán. El político socialista, señalado por los expertos como perteneciente a la masonería, es señalado como una figura recurrente en múltiples casos de corrupción que manchan al PSOE. Su trayectoria está marcada por la sombra de la sospecha, tanto por su gestión en Canarias como por sus recientes acciones en el Gobierno. Además, su anticatolicismo y sectarismo ideológico se reflejan en su afán por destruir el Valle de los Caídos y expulsar a los monjes benedictinos que custodian este emblemático lugar.

Un nexo común en los casos de corrupción del PSOE

El nombre de Torres figura, según VozPopuli, como una constante en al menos cinco escándalos sin resolver: Caso Koldo, Caso Mascarillas, Caso PCR, Caso Mediador y Caso Hidrocarburos. El ministro es un nexo clave en estas tramas, aunque nunca como protagonista directo. Siempre manejando los hilos por detrás. Sin embargo, su cercanía con los implicados levanta serias dudas sobre su papel en los entramados corruptos.

Ya lo empieza a admitir

Esta semana, Torres compareció en el Senado en la comisión de investigación sobre el Caso Koldo. Fue allí donde admitió la posibilidad de aparecer en “alguna foto comprometedora” junto a Víctor de Aldama, principal comisionista de la trama. “Como me van a querer entrampar, no voy a decir que no le he visto nunca. Igual aparece alguna foto en un cumpleaños determinado”, aseguró Torres, en referencia al 60 cumpleaños del exministro socialista José Luis Ábalos, celebrado en un restaurante propiedad de Aldama.

Compromisos y contradicciones

Durante la comisión, el filomasón Torres rechazó haber pedido dinero a Aldama o a cualquier otro implicado, llegando incluso a comprometerse públicamente: “Si alguien es capaz de demostrar que yo le he pedido a alguien un solo euro en mi labor pública, yo lo dejo”.

No obstante, el informe de la UCO (Unidad Central Operativa de la Guardia Civil) arroja indicios contundentes. Por ejemplo, conversaciones de Koldo García Izaguirre, implicado en la trama, revelan que Torres tenía conocimiento de ciertas propuestas relacionadas con contratos de PCR. Mensajes como “Aprieta con los PCR que lo consigues seguro” o “Llámame, por favor, tema PCR buenas noticias” ponen en evidencia su implicación indirecta en los hechos.

Por otro lado, Torres intentó desvincularse de Claudio Rivas, socio de Aldama y pieza clave en el Caso Hidrocarburos. Según afirmó, no recuerda haberse reunido con él, aunque los registros sugieren lo contrario.

El anticatolicismo de Torres y el Valle de los Caídos

Más allá de los escándalos de corrupción, Torres también destaca por su agenda ideológica abiertamente anticatólica, propia de la masonería. Su objetivo declarado de desmantelar el Valle de los Caídos y expulsar a los monjes benedictinos representa un ataque directo a un símbolo de la reconciliación nacional. Este acto de sectarismo ideológico no solo busca borrar la memoria histórica de España, sino que también pone en entredicho el respeto por la libertad religiosa y cultural.

Una figura tenebrosa

El paso de Ángel Víctor Torres por la presidencia de Canarias estuvo salpicado por casos de mala gestión y favoritismo, y su actual rol como ministro no parece alejarse de esta tónica. En lugar de dar explicaciones claras, Torres elude preguntas clave, como las relacionadas con el destino de 800.000 mascarillas defectuosas o los contratos millonarios adjudicados a empresas implicadas en irregularidades.

La figura Torres refleja la decadencia ética de un PSOE cada vez más sumido en la corrupción y el sectarismo. En su afán por perpetuar una agenda ideológica radical izquierdista, el ministro filomasón no duda en pisotear valores fundamentales como la transparencia, la justicia y el respeto a las creencias religiosas.

Mientras tanto, la sociedad española sigue esperando respuestas contundentes sobre los numerosos casos en los que el nombre de Torres aparece, siempre en la sombra pero ineludiblemente presente. ¿Seguirá el ministro oculto tras su velo de oscuridad, o finalmente se desvelará la verdad que lo envuelve? El tiempo y la justicia tienen la palabra.