El Laberinto de la Mentira: Psicología de la pulsión deshonesta en el liderazgo de Pedro Sánchez | Albert Mesa Rey

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La pulsión mentirosa, entendida como una inclinación a recurrir a la mentira de manera habitual, puede ser examinada desde una perspectiva psicológica en la figura de un líder político como Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España. Este fenómeno plantea cuestiones complejas sobre la motivación psicológica detrás del uso recurrente de la falsedad en un ámbito público tan exigente como la política. Aunque este análisis no busca difamar ni prejuzgar a la persona, pretende explorar las dinámicas que pueden influir en el comportamiento político desde la perspectiva de la psicología, con especial atención a la mentira en contextos de poder.

La naturaleza psicológica de la mentira

Desde un enfoque psicológico, mentir es un acto cognitivo y emocionalmente complejo. En general, las personas mienten para evitar consecuencias negativas, ganar beneficios o mantener una imagen determinada frente a los demás. En un contexto político, la mentira puede tener fines estratégicos, con el objetivo de influir en la opinión pública o de proteger intereses personales y partidistas. Para entender la pulsión mentirosa de un líder como Pedro Sánchez, es crucial explorar qué necesidades psicológicas podrían motivar la recurrencia de este comportamiento.

La mentira como estrategia adaptativa: La teoría de la disonancia cognitiva de Festinger sugiere que los seres humanos tienden a reducir el malestar psicológico que surge cuando hay una discrepancia entre creencias, actitudes o comportamientos. En el caso de un líder político, las mentiras pueden servir para suavizar estas contradicciones, ya sea ante sus votantes, su partido o incluso ante sí mismo. Cuando Sánchez, por ejemplo, toma decisiones que contradicen promesas anteriores, es posible que recurra a la mentira para mantener una congruencia aparente, evitando así la tensión interna que podría derivarse de una disonancia entre sus acciones y sus ideales previos.

El refuerzo social y la mentira: La psicología conductual señala que la mentira puede ser reforzada positivamente cuando produce beneficios tangibles, como la aprobación pública o la obtención de poder. Si Pedro Sánchez, en su rol de presidente, observa que ciertas mentiras no solo evitan consecuencias negativas, sino que le proporcionan ventajas estratégicas (como mantener su imagen o evitar el desgaste político), es probable que la conducta se refuerce. Este refuerzo positivo genera un ciclo en el cual la mentira se convierte en una herramienta adaptativa, cada vez más habitual.

La pulsión mentirosa en líderes de alto perfil

Es interesante analizar cómo la psicología del poder puede influir en la tendencia a mentir. Las investigaciones indican que las personas en posiciones de poder tienden a ser más propensas a distorsionar la realidad, no necesariamente porque sean inherentemente deshonestas, sino porque el poder afecta la percepción de la realidad y la responsabilidad personal.

El efecto del poder en la percepción de la verdad: Estudios de Dacher Keltner sobre la psicología del poder demuestran que las personas que ostentan poder tienden a sentirse menos afectadas por las reglas sociales que los demás. En el caso de Pedro Sánchez, como líder de un país, su capacidad para controlar la narrativa política y social puede alterar su percepción de la realidad, haciéndole sentir que ciertas mentiras son justificadas o incluso necesarias para «el bien mayor«. Esta distorsión de la percepción de la verdad puede llevar a una tendencia crónica a utilizar la mentira como una herramienta política.

La mentira como mecanismo de autodefensa: El concepto de “negación” dentro del psicoanálisis sugiere que la mentira puede funcionar como un mecanismo de defensa inconsciente para evitar la confrontación con realidades incómodas o dolorosas. Para un líder como Pedro Sánchez, cuyas decisiones son constantemente escrutadas y criticadas, la mentira puede servir como una barrera psicológica que le protege de la realidad adversa o de las consecuencias emocionales que sus decisiones políticas podrían generarle. Este uso defensivo de la mentira no siempre es deliberado, sino que puede estar arraigado en el deseo de preservar una autoimagen positiva y coherente.

La pulsión mentirosa y la presión del rol público

El liderazgo político conlleva una presión psicológica enorme. Estar en el centro de la escena pública implica enfrentarse a expectativas casi imposibles de cumplir, tanto por parte del electorado como por los propios compañeros de partido.

La gestión de la imagen pública: Desde la teoría del “management de impresiones”, propuesta por Erving Goffman, los políticos, como Pedro Sánchez, gestionan cuidadosamente su imagen pública para influir en la percepción de los demás. La mentira puede, entonces, ser vista como una herramienta fundamental en esta gestión. La presión por mantener una imagen impoluta y cumplir con las expectativas políticas a menudo lleva a un comportamiento deshonesto, como prometer objetivos que son irrealizables o negar problemas que amenazan su legitimidad.

El conflicto entre ideales y pragmatismo: La política moderna es un juego de equilibrios entre ideales y pragmatismo. En muchas ocasiones, los líderes como Sánchez se ven obligados a tomar decisiones que contradicen sus promesas iniciales debido a las cambiantes realidades políticas y económicas. Este conflicto interno puede generar una necesidad psicológica de justificar estas contradicciones a través de la mentira, un mecanismo que permite al líder mantener el apoyo del electorado mientras toma decisiones que van en contra de su narrativa pública.

Impacto psicológico de la mentira en la figura pública

El mentir repetidamente tiene consecuencias no solo para los receptores de la mentira, sino también para quien la dice. Desde un punto de vista psicológico, el uso constante de la mentira puede afectar la salud mental y emocional de un líder.

La internalización de la mentira: La repetición de la mentira puede llevar a un proceso de “autoengaño”, donde el político comienza a creer en las falsedades que comunica. Este autoengaño puede ser una forma de protección frente al desgaste psicológico que supone la disonancia entre las promesas públicas y las acciones privadas. En este sentido, Pedro Sánchez podría verse envuelto en una espiral donde la mentira se convierte en una segunda naturaleza, internalizada como una verdad propia.

El agotamiento emocional: Mentir de manera recurrente también puede generar un estado de agotamiento emocional y psicológico. La constante necesidad de gestionar contradicciones, crear narrativas alternativas y mantener una imagen coherente ante el público supone un desgaste considerable. En el caso de Pedro Sánchez, la presión por mantener el control sobre su propia narrativa política podría llevarle a experimentar altos niveles de estrés, ansiedad e incluso problemas de salud mental asociados al agotamiento profesional (“burnout”).

Conclusión: ¿Es la pulsión mentirosa inevitable en la política?

La pulsión mentirosa en la figura de Pedro Sánchez refleja una dinámica psicológica compleja que involucra el poder, la necesidad de aceptación social, y los mecanismos de autodefensa ante la presión pública. Aunque desde un punto de vista ético se debe considerar reprobable, la mentira en la política parece ser, en muchos casos, una respuesta adaptativa a un entorno caracterizado por altas demandas y constantes contradicciones.

Es importante reconocer que la inclinación a la mentira no es exclusiva de un líder en particular ni de un partido político. En muchos casos, es el resultado de una interacción entre la psicología individual del líder y las dinámicas inherentes al sistema político. La pregunta que surge es si la mentira es, en última instancia, una condición inevitable del liderazgo político, o si es posible construir una cultura política más transparente y honesta sin sacrificar la eficacia y el pragmatismo. De momento tenemos lo que tenemos y no me hago demasiadas ilusiones de que vaya a cambiar en el corto-medio plazo, aun en el supuesto de un cambio de gobierno. En eso debemos admirar la moral calvinista que condena cualquier tipo de mentira de forma que la gente crece con esa idea bien fija. Por eso, en los países del norte, cualquier político que mienta es expulsado en el acto, sin esperar a unas votaciones, aunque tampoco sé con certeza si es la moral calvinista o es el carácter de esos pueblos. Una vez más, gracias por leerme.

Albert Mesa Rey es de formación Diplomado en Enfermería y Diplomado Executive por C1b3rwall Academy en 2022 y en 2023. Soldado Enfermero de 1ª (rvh) del Grupo de Regulares de Ceuta Nº 54, Colaborador de la Red Nacional de Radio de Emergencia (REMER) y Clinical Research Associate (jubilado). Escritor y divulgador. 

 

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