El hambre causa miles de muertos en Somalia mientras Occidente mira a otro lado

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Los países occidentales miran para otro lado con la guerra rusa en Ucrania al fondo. Las muertes del hambre ya no interesan a nadie. A los medios de comunicación tampoco. Con el hambre no hay negocio. Con la guerra sí que lo hay.

Algunos mueren en comunidades pastorales remotas. Otros en las caminatas en busca de comida y asistencia. Pero también perecen incluso después de llegar a los campamentos de desplazados, malnutridos más allá de la ayuda

Pero lejos del foco de las autoridades muere mucha más gente, como los cuatro hijos de Salaad, todos menores de 10 años. Algunos pierden la vida en sus remotas comunidades agrícolas. Otros mientras caminan en busca de ayuda. Algunos incluso después de llegar a los campamentos para desplazados, cuando su malnutrición es irreversible.

Miles de personas han muerto

Definitivamente, miles” han perdido la vida, indicó el coordinador humanitario de Naciones Unidas para SomaliaAdam Abdelmoula, a reporteros el martes.

Occidente mira para otro lado

La sequía viene y va en el Cuerno de África, pero en esta ocasión los países occidentales miran para otro lado con la guerra rusa en Ucrania. Las muertes del hambre ya no interesan a nadie. A los medios de comunicación tampoco. Con el hambre no hay negocio. Con la guerra sí que lo hay. Y es que una “explosión de decesos infantiles” acecha al Cuerno de África mientras que el mundo se centra solo en la guerra en Ucrania y no actúa ya.

Los precios de productos básicos como el trigo y el aceite para cocinar se incrementan rápidamente, en algunos lugares en más del 100%. Millones de cabezas de ganado que proporcionan leche, carne y riqueza a las familias han muerto. Hasta la alimentación terapéutica para tratar casos como el del hijo de Salaad es cada vez más cara y, en algunos lugares, podría agotarse.

Y, por primera vez, las lluvias podrían no llegar, por quinta temporada consecutiva.

La hambruna amenaza incluso a la capital de Somalia mientras los campos de desplazados de las afueras crecen con los agotados recién llegadosSalaad y su hijo fueron rechazados en un hospital abarrotado cuando recalaron allí hace una semana.

Habiba Mohamed Noor, una mujer somalí sostiene a su hijo desnutrido de un año, Hassan Mukhtar Mohamed, después de que llegaran al hospital de Dollow, Somalia, el pasado 24 de mayo. La situación de hambre en Somalia es desesperante (Reuters)
 La situación de hambre en Somalia es desesperante

En su lugar, los enviaron a un centro de tratamiento para personas con desnutrición extrema donde las habitaciones están llenas, se habilitaron camas extra y algunos tienen que dormir en el piso. Las madres hacen gestos de dolor y los bebés lloran mientras sus pequeños cuerpos, con llagas y las costillas marcadas, son revisados con cuidado en busca de indicios de recuperación.

El centro está desbordado”, afirmó uno de sus doctores, Mustaf Yusuf. En mayo, los ingresos se multiplicaron más que por dos hasta los 122 pacientes.

Al menos 30 personas fallecieron allí y en otras seis instalaciones gestionadas por Acción Contra el Hambre entre enero y abril, según indicó el grupo humanitario. La cifra de ingresos en sus centros es la más alta desde que comenzó a trabajar en el país en 1992, y el número de niños con desnutrición severa aumentó un 55% con respecto al año pasado.

448 muertes hasta abril

En total, al menos 448 personas perdieron la vida hasta abril en hospitales y ambulatorios para el tratamiento de la malnutrición en todo el país, de acuerdo con los datos recopilados por grupos humanitarios y autoridades locales.

Los cooperantes advierten que los datos son incompletos y que la mortalidad total causada por la sequía es difícil de cuantificar. “Sabemos por experiencia que la mortalidad sube repentinamente cuando se dan todas las condiciones — desplazamiento, brotes de enfermedades y malnutrición — y todo eso lo estamos viendo actualmente en Somalia”, dijo Biram Ndiaye, en Somalia.

Las muertes y la desnutrición aguda han alcanzado “nivel atípicamente altos” en gran parte del sur y el centro del país, y el ingreso de menores de 5 años con esta patología aumentaron más del 40% con respecto al mismo periodo del año pasado, según la Red de Sistemas de Alerta Temprana de Hambrunas.

grupo extremista terrorista Al-Shabab

Una complicación importante en el recuento es el grupo extremista terrorista Al-Shabab, cuyo control de grandes partes del sur y el centro del país es un obstáculo para la llegada de ayuda. Su dura respuesta a la hambruna causada por la sequía entre 2010 y 2012 contribuyó a las más de 250.000 muertes registradas, la mitad de ellas de menores.

Otro factor fue la lenta respuesta de la comunidad internacional. “Un drama sin testigos”, dijo entonces el coordinador humanitario de la ONU para Somalia.

200.000 personas se enfrentan a un “hambre e inanición catastróficas

Ahora, las alarmas vuelven a sonar. Más de 200.000 personas se enfrentan a un “hambre e inanición catastróficas, un dramático incremento desde las 81.000 previstas en abril”,

señaló un comunicado conjunto de agencias de la ONU el lunes, que apuntaron que apenas se ha cubierto el 18% de la financiación total del plan de respuesta humanitaria para este año.

No es sola Somalia

Somalia no está sola. En las regiones de Etiopía afectadas por la seguía, el número de niños tratados por la malnutrición más grave — “la punta del iceberg” – se disparó un 27% en el primer cuarto de este con respecto al mismo periodo de 2021. El alza llegó al 71% en Kenia, donde Médicos Sin Fronteras reportó al menos 11 decesos en un centro de su programa para atajar la malnutrición a principios de año.

En uno de los atestados campos para desplazados de las afueras de Mogadiscio, los recién llegados contaban con angustia la muerte de sus familiares. Hawa Abdi Osman señaló que sus hijos murieron por la sequía. Demacrada y debilitada por otro embarazo, caminó durante cinco días para llegar a Mogadiscio. “Tuvimos que dejar a algunos de nuestros familiares atrás, y otros murieron mientras nosotros los veíamos”, explicó su prima, Halima Ali Dhubow.

Cada día llega más gente al campamento, que utilizan sus últimos resquicios de energía para levantar casetas improvisadas entre el polvo, mezclando ramas con telas y plásticos. Algunos caminaron hasta 19 días para llegar, según el Consejo Noruego para los Refugiados.

Solo anoche, llegaron 120 familias”, dijo la directora del campamento, Nadifa Hussein. “Les estamos dando los pocos suministros que tenemos, como pan. La cantidad de gente es tan abrumadora que ayudarlos supera nuestra capacidad. Antes, las agencias de ayuda colaboraban, pero ahora la ayuda es muy escasa”.

(Con información de The Associated Press/Infobae)

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