El fracaso que oculta el gobierno: España lidera el paro sénior en la UE y el 83% de los contratos en España son temporales, parciales y fijos discontinuos

el paro de los mayores de 55 años

Una realidad que desmiente el discurso oficial

Mientras el Gobierno de coalición socialista-comunista celebra los últimos datos de desempleo, la cruda realidad del paro sénior en España pone en evidencia el fracaso de las políticas laborales. Según datos de Eurostat, el 10% de los mayores de 55 años en nuestro país se encuentran en situación de desempleo, una cifra que duplica la media europea, situada en torno al 4%. El fracaso que oculta del Gobierno es evidente: España lidera el paro sénior en la UE

Más de 520.000 personas seniors en paro

Estamos hablando de más de 521.000 personas de entre 55 y 75 años que no encuentran empleo, lo que representa el 10,3% de la población activa de ese grupo de edad. Este colectivo es especialmente vulnerable y, sin embargo, olvidado por la retórica izquierdista del Gobierno de Pedro Sánchez y su ministra de Trabajo, la comunista Yolanda Díaz. De hecho, España concentra uno de cada cinco parados sénior de la Unión Europea

Esta situación, lejos de mejorar, se cronifica: el 61% de los parados sénior son desempleados de larga duración, es decir, llevan más de un año buscando empleo sin éxito. La falta de medidas eficaces y específicas para este sector contrasta con el triunfalismo gubernamental, que presume de datos sin ofrecer soluciones reales.

La precariedad laboral: contratos que no garantizan estabilidad

Uno de los grandes engaños del actual modelo laboral es el uso masivo de contratos precarios que maquillan las estadísticas. Según el Ministerio de Trabajo, en mayo de 2025, se firmaron más de 1,4 millones de contratos laborales. De ellos, solo el 16,8% fueron indefinidos a tiempo completo, es decir, verdaderamente estables.

El resto —más del 83%— corresponde a contratos temporales, parciales o fijos discontinuos. Esta última figura contractual se ha convertido en el gran truco del Ejecutivo para reducir artificialmente las cifras de paro.

El problema radica en que los trabajadores con contrato fijo discontinuo, aunque estén inactivos y no cobren salario durante meses, no figuran como parados en las estadísticas oficiales. Es decir, son invisibles para los datos del SEPE, pero bien reales para sus familias, sus cuentas corrientes y su futuro profesional incierto.

Paro sénior en España: ¿quién defiende a los mayores?

En una sociedad envejecida como la española, resulta inaceptable que el colectivo sénior sea sistemáticamente marginado del mercado laboral. La discriminación por edad es una realidad que pocos se atreven a denunciar. Empresas que rechazan currículos de mayores de 55 años por considerarlos “poco adaptables”, políticas públicas que priorizan el empleo joven sin plantear alternativas para los más experimentados, y un discurso progresista que simplemente los ignora.

“Las empresas no quieren contratar a mayores de 55 años. Dicen que somos lentos o que no nos adaptamos a la tecnología, pero la realidad es que tenemos experiencia y compromiso. Nos están echando del sistema”, lamenta María del Carmen, desempleada de 58 años, con tres décadas de experiencia en administración.

El paro sénior en España no solo tiene consecuencias económicas. También acarrea efectos psicológicos y sociales: aislamiento, pérdida de autoestima, ruptura de proyectos personales y familiares. Se trata de una generación que ha contribuido al sistema durante décadas y que ahora se siente abandonada.

Un Gobierno centrado en el relato y la demagogia, no en las soluciones

La narrativa del Gobierno está basada en anuncios, propaganda y manipulación estadística. Sin embargo, esos datos excluyen a cientos de miles de trabajadores inactivos, precarizados o temporalmente empleados bajo figuras contractuales dudosas. Además, la OCDE ha rebajado su previsión de crecimiento económico para 2025 al 2,4%, lo que augura una ralentización del mercado laboral.

“La creación de empleo se está debilitando, en parte por la desaceleración de la inversión y el estancamiento de la productividad”, afirma el último informe de la OCDE.

Es decir, estamos ante una desaceleración encubierta que afectará especialmente a los colectivos más frágiles, como los mayores de 55 años. Mientras tanto, el Gobierno continúa centrado en imponer su agenda ideológica —basada en leyes de género, ideología woke y control fiscal— ignorando la realidad del español medio.

¿Dónde está la respuesta institucional?

No existen planes serios del Ministerio de Trabajo ni de las comunidades autónomas para incentivar la contratación de mayores. El llamado “Plan Reincorpora-T” fue un fracaso rotundo: escasa difusión, mínimos incentivos fiscales y nulo impacto real.

La realidad es que muchos trabajadores sénior acaban aceptando trabajos en condiciones indignas, como falsos autónomos o empleos por horas, sin derechos ni cotización adecuada. Otros tantos, sencillamente, son expulsados del mercado, condenados a sobrevivir con ayudas públicas o agotar sus prestaciones antes de la jubilación.

Exigir políticas para los que sostuvieron España

Es necesario alzar la voz frente a esta injusticia estructural. No se puede tolerar que el paro sénior en España se normalice mientras se celebran datos ficticios y se mantiene un relato triunfalista y demagógica. Son trileros.

Reivindicar el valor del trabajador experimentado, promover incentivos reales para su contratación, proteger sus derechos laborales y facilitar su transición hacia una jubilación digna debe ser una prioridad para cualquier gobierno que se precie de defender a su pueblo.

Mientras tanto, la izquierda sigue mirando hacia otro lado, obsesionada con identidades fragmentadas y colectivos artificiales, y abandonando a quienes levantaron con su esfuerzo el bienestar que hoy otros malgastan.

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