El fracaso de Feijóo como líder del PP: tiene ya peor valoración como presidenciable que Pablo Casado cuando dimitió

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Según las últimas encuestas, la valoración de Alberto Núñez Feijóo  entre los votantes del PP apenas llega al 39,5%, situándolo por debajo de la puntuación que obtuvo Pablo Casado cuando dimitió. Esta caída en la aprobación refleja un descontento profundo en la base electoral del PP, que percibe una desconexión entre sus propios valores y la dirección ideológica que Feijóo está adoptando.

Las razones son evidentes: hay una diferencia abismal entre los valores de la gran mayoría de los votantes del PP y la ideología que está impregnando Feijóo de clara sumisión a la ideología de izquierda y a los intereses globalistas. Feijóo y el PP ya se confunde descaradamente con el PSOE. Solo diferencias de matices. Este alejamiento de los principios tradicionales conservadores ha generado una creciente frustración entre los votantes, quienes se sienten traicionados por un liderazgo que parece más interesado en llegar al poder a toda costa y, para ello, congraciarse con las elites políticas globales, que en defender los valores fundamentales de su electorado.

El problema es que Feijóo es consciente de la fidelidad de su electorado que le votará con la nariz tapada y le hará presidente, aun sabedor de que las políticas que vaya a hacer van en contra de las suyas. Esta apuesta por la resignación del votante está basado en la lealtad histórica al partido, hagan lo que hagan. El electorado fiel siempre le justificará de una u otra manera.

La incoherencia de su electorado es lo que le mantiene, pero también lo que podría precipitar su caída. La falta de un liderazgo claro y coherente,  y, además, sumiso a los intereses globalistas externos podría llevar a un desencanto masivo, donde los votantes del PP busquen alternativas, incluso, fuera del sistema tradicional. Cuando el pueblo no se siente representado, hace que en primer lugar el rechazo en las urnas y en segundo lugar busque en otras alternativas fuera del sistema. Esta dinámica es un riesgo real para un partido que ha vivido de la confianza y la lealtad de sus votantes durante décadas.

Feijóo tiene aún la oportunidad de rectificar y reconectar con su base. Para ello, debe abandonar la senda de la sumisión ideológica a la izquierda y los intereses globalistas, y retomar una agenda que defienda sin complejos los valores llamémosla «conservadores».

Feijóo debe, entre otras cosas, abandonar la promoción de la cultura woke, el apoyo cada vez más indisimulado a las ideologías de genero y trans, así como al aborto y la eutanasia, o la promoción de una inmigración masiva que socava la esencia de la unidad española. Feijóo tiene una obligación moral que no admite dilación ni ambigüedad. Su responsabilidad no se limita a suceder al gobierno de Pedro Sánchez, sino que debe emprender una auténtica enmienda a la totalidad de las leyes de ingeniería social aprobadas durante su mandato. Estas normas, impulsadas con un marcado carácter ideológico, no solo han socavado los principios fundamentales de la sociedad española, como la familia y la vida, sino que han fomentado la división, enfrentando a los ciudadanos y erosionando los valores esenciales que sostienen nuestra nación.

No es suficiente con pequeños ajustes o reformas parciales, ni solamente con la derogación de las leyes de Sánchez- no hay ninguna buena-.  La defensa de la familia, la vida, la soberanía y la unidad nacional, la justicia social y la libertad educativa y religiosa deben ser pilares fundamentales de su propuesta política. Sin componendas. Solo así podrá recuperar la confianza de un electorado que, aunque fiel, está cada vez más cansado de las traiciones y las promesas vacías.

La lección es clara: Como decíamos hace un par de días, la coherencia ideológica tiene sus resultados. Cuando alguien cumple lo prometido, el pueblo le sigue porque sabe a qué atenerse. Este principio, que ha sido demostrado una y otra vez en la historia política, debe ser el norte de cualquier líder que aspire a mantener el apoyo de su base.

La decisión está en manos de Feijóo. La paciencia de su electorado no es infinita, y el tiempo para actuar es ahora. Solo un cambio radical en su estrategia política podrá salvarlo de un futuro que, de no corregirse, podría ser mucho más sombrío de lo que las encuestas actuales sugieren. La responsabilidad es enorme, y las consecuencias de la inacción podrían ser irreparables.

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4 comentarios en «El fracaso de Feijóo como líder del PP: tiene ya peor valoración como presidenciable que Pablo Casado cuando dimitió»

  1. Me da la impresión de que está tan «cogido» por el NOM y sus abyectos acompañantes, que es imposible una vuelta atrás. Sus votantes, tiene la palabra y el voto, claro.

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