“El cambio climático es el ataúd en el que nos van a meter a la población para que las super élites puedan llevar la vida que llevan, mientras nosotros nos empobrecemos” ha señalado el escritor e historiador Fernando Paz en una entrevista al canal de You Tube Alto y Claro TV.
Además Fernando Paz ha hablado de una serie de temas que resumimos a continuación:
Cambio climático
El cambio climático es una gran mentira. Hace no mucho Patrick Moore, uno de los fundadores de Greenpeace, ha dicho que es la mayor estafa de la historia. Literalmente. Mucho de eso hay. En este momento en el mundo hay más verde que nunca, hay más bosques que nunca. La gente está convencida de que es al contrario porque les están induciendo a creerlo. Y a través del cambio climático es cómo van a someter a la humanidad, a través de la invocación del cambio climático que es una religión, la religión de adoración de la tierra.
Lo que hemos hecho durante estos meses de confinamiento de pandemia es lo que hace 100 años se llamaba «gimnasia revolucionaria». Es ir entrenando para lo que de verdad nos está aguardando a la vuelta de la esquina. Hay algunas voces autorizadas del IPCC, del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático de la ONU, que ya están pidiendo confinamientos periódicos, es decir, que dos veces al año durante quince días se nos confine. Se ha demostrado que podemos teletrabajar, que podemos acceder también, en fin, a supermercados a algunos bienes elementales, etc…Y, por tanto, que hay que ir ahí para que respire el planeta,
El cambio climático, la lucha contra el cambio climático, las políticas verdes, son muy onerosas, y son tremendamente caras para el conjunto de la población. Y tremendamente beneficiosas para aquellos que van a seguir, que nadie lo dude, comiendo chuletones y viajando en avión.
Sociedad narcotizada
Una gran parte de la sociedad, sin duda ninguna, está narcotizada desde hace ya mucho tiempo. La gente es obediente a los dictados del poder, y la gente debería saber qué es lo que pretende el poder de ellos.
De algún modo hay dos tipos de seres humanos: Los que no ven que existan vínculos entre las cosas, entre los fenómenos. Simplemente para ellos las cosas suceden sin más y no le dan una especial significación; Y aquellos que, por el contrario, sí establecen una significación entre las cosas y saben que los procesos no suceden porque sí y que las cosas no están desvinculadas unas de otras, sino que las cosas forman parte de un todo.
Crisis económica
Se está diciendo que efectivamente nos dirigimos a una crisis generalizada de tipo económico de la que no saldríamos. Se está hablando con insistencia de una crisis energética. Estamos en una crisis energética. De eso no cabe duda. China acapara materias primas por todo el mundo, porque tiene, en fin, se ha quedado con medio mundo, con África y una buena parte de Asia. Y en consecuencia, esto está produciendo una crisis de desabastecimiento ya visible en Europa, y es muy posible que acabe siendo algo absolutamente alarmante.
Apagón eléctrico
Es posible, es bastante posible e incluso probable, e incluso algunos gobiernos dicen que es una certeza, que va a haber un gran apagón. Las eléctricas han avisado al gobierno que es muy posible que a finales, o al menos es posible, que a finales de enero se produzca un gran apagón en España. ¡Las eléctricas!. El gobierno austriaco ha dicho que no es una probabilidad, que es una certeza que va a suceder. Y en Alemania también se está hablando de esto con insistencia. En España lo que nos dicen, lo que nos dice el gobierno, es que somos una isla energética y que no va a pasar nada, que es otra razón más para temer que, en efecto, va a pasar.
Sociedad pobre: “No tendrás nada”
Estamos viendo un repunte de la inflación de un 5,5% la interanual en España. Es un fenómeno que se está produciendo en toda Europa. Y el objetivo, no olvidemos, es «no poseer nada». El objetivo es, se me ocurre como explicación, que a través de un ascenso vertiginoso de la inflación, sencillamente podríamos quedarnos sin nada. Es decir, que el dinero no valiese nada. Que lo que usted tenga en su cuenta corriente no valga nada. Si se produjese un fenómeno de ese tipo, efectivamente, nos encontraríamos con que no tenemos nada. Y la primera mitad de la propuesta de Davos y de la agenda 2030 se hubiera cumplido. ¿Es posible esto? Posible es. Ya se ha dado en otras épocas. Si se alimenta ese tipo de fenómenos, si se alimenta esa inflación, nos podemos encontrar en ese proceso. Por tanto no es algo imposible.
Desaparición de la Soberanía
En cuanto a la supresión de la soberanía, efectivamente ese podemos decir casi que es el último paso. Pero no olvidemos algo, la soberanía “de facto” ya ha desaparecido. España ya no decide nada acerca de sus políticas esenciales. Lo decide Bruselas. Estamos asistiendo en estos días a la derogación o no de la reforma laboral. Y la cuestión, con independencia que se esté a favor, en contra, o a mitad de camino, lo cierto es que, lo que está quedando claro, es que Bruselas no lo permite, sencillamente. Es decir, es un tema sobre el que ya no podemos ni siquiera actuar. Y en el resto de cuestiones políticas, pues, ni que decir tiene. Las decisiones ya las toma Bruselas – que no ha sido elegido por nadie, por cierto-, la Comisión Europea, una élite autodesignada. Y aquí lo único que podemos hacer cada 4 años es elegir a quién gestiona esas decisiones que toman otros. Ya no hay soberanía.
La democracia es una farsa
La democracia ha llegado un punto en que se ha convertido sencillamente en una farsa. No es más que una liturgia para justificar el acceso al poder de determinados grupos. Podemos elegir entre unos grupos u otros, pero, al final, todos prácticamente o casi todos, obedecen a quien verdaderamente tiene el poder.
Los que controlan y dirigen son los fondos de inversión
Quien tiene el poder, que son en este momento grandes grupos de inversión multinacionales, es quien determina quién gobierna, quien no gobierna y cuáles van a ser nuestros hábitos de vida que es todavía mucho más preocupante. Me estoy refiriendo al caso de BlackRock y me estoy refiriendo al caso de Vanguard, que están íntimamente conectados. Y que son quienes determinan hoy prácticamente todo en Europa, en el mundo occidental, y en el caso concreto de España, ¿para qué voy a decir? No es extraño, porque los dueños de las principales entidades financieras de España son estos grupos. Es BlackRock. Está en 5 de los 7 principales bancos. En 21 de los 35 del Ibex35. Son los principales accionistas de las 3 principales empresas de comunicación de España: de Mediaset, de Atresmedia y de Prisa. Y son los accionistas de Moderna, de Pfizer y de AstraZeneca. Porque los dueños de las vacunas, de las finanzas y de los medios de comunicación, son el mismo. Son los mismos. Son estos grandes fondos de inversión. La soberanía y la democracia es sencillamente una ficción en este momento. No existe. No podemos decidir nada. Ya deciden otros por nosotros.
Las élites nacionales son títeres de las élites mundiales
Tenemos una oligarquía a nivel nacional, son élites locales, que ya no sirven al interés que en teoría deberían servir -es decir, en el caso de España a los españoles, a los ciudadanos- sino que lo que tienen que hacer es cumplimentar un programa político e ideológico que les viene impuesto desde fuera. Y que quienes determinan todo, como hemos dicho, son esa oligarquía mundial, esas élites mundiales, que quieren imponer un programa al que ya hemos hecho referencia antes.
Las élites locales, nuestras oligarquías locales, lo único que hacen es obedecer y ocuparse sobre todo de que nosotros obedezcamos. A través de esas oligarquías indígenas, de esas oligarquías nativas que están buscando a través de la sumisión a los dictados globalitarios, están buscando únicamente su propio bien, el de sus familias y el de sus clientes, el de esas redes clientelares que han tejido para seguir manteniéndose como «los ejecutores», los «colaboracionistas» de los ocupantes, que son los globalitarios.
Creación del ciborg como sustituto del ser humano
La creación del «One World», del mundo único, a partir de la supresión de esas Estados-Nación que se plasman en las fronteras y en la soberanía. Y esa segunda fase es las del transhumanismo. Quieren terminar con la humanidad, literalmente, como ha venido siendo hasta ahora. Y reformularla. Reformular lo que hay, por decirlo así, de inteligencia sobre la Tierra. Ellos consideran que lo hay que preservar es, no al ser humano, sino que es el surgimiento de la inteligencia sobre la Tierra, que hoy se plasma en el ser humano, pero que mañana tendrá que ser de una manera enteramente diferente. Y creen en la generación del «cyborg», es decir, de la maquina cibernética con un apoyo biológico, fundamentalmente en el cerebro, hablando del cerebro humano. Pero, incluso, hay quién ya plantea que puesto que la inteligencia humana también puede ser mejorada por esas máquinas, pues llegará una interacción de inteligencias entre el hombre y la máquina. Construir, al final, un ser monstruoso, verdaderamente, desposeído de aquello que nos hace propiamente humanos, además de la inteligencia, que es ese sentido, esa autoconciencia, ese sentido de la moral.
Claro, para construir, al final,-porque se trata de una construcción-, el transhumanismo, para construir el cyborg, primero hay que deconstruir lo que somos. Y en la deconstrucción de lo que somos estamos. Ahí juegan un papel esencial las leyes de ideología de género y la cuestión, por ejemplo, de la transexualidad. La deconstrucción del ser humano en la que estamos ahora mismo es necesaria como primera fase para la construcción del transhumanismo. Vamos a una sociedad dominada por el miedo, aterrorizada.
Sociedad hipervigilada
Se ha aterrorizado a la población. Esencialmente lo que se nos ha inoculado es terror, es miedo. Se ha deformado una realidad ciertamente existente, la de un virus SARS-CoV-2, y eso se ha utilizado de un modo obsceno contra la población y para impulsar determinados episodios que es realmente en lo que están. Lo han utilizado de excusa. Se ha cambiado libertad por seguridad. Lo llevamos practicando desde hace mucho tiempo en los aeropuertos, porque todo esto empieza siempre de manera racional.
Una población esclavizada que ama su esclavitud. Lo esencial es que ame su esclavitud. Es hacerle amar su esclavitud. Siempre habrá, no sé si siempre, pero por lo menos en los primeros estadios, habrá un núcleo de población que se resistirá a eso y que tendrá conciencia de que están siendo reducidos, o de que estamos siendo reducidos a esa condición ilota, esa condición de esclavos. Pero la mayor parte de la población, como se ha podido ver perfectamente durante este episodio de la pandemia, está dispuesta a sacrificarse por el bien superior que es el de preservar su salud. La gente tiene miedo a la muerte en una sociedad radicalmente secularizada donde no se espera nada más allá del aquí y ahora. Como es natural el mayor bien es el instinto de conservación, seguir alentando como sea, aunque sea en la indignidad. Y eso, sabedor el poder de esta circunstancia, pues evidentemente lo aprovecha y lo va a seguir aprovechando porque ya sabe qué tecla tocar. Aquí basta simplemente con invocar el espectro de la enfermedad para que la gente se eche a temblar. Ya saben cómo funcionamos.
Por su interés reproducimos en su integridad la entrevista de Alto y Claro TV al escritor e historiador Fernando Paz: