El Asedio a España

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El asedio al Alcázar de Toledo (verano de 1936)

Es el 30 de marzo de 1936. El comandante de la Guardia Civil de la zona de Toledo, teniente coronel Romero Bassat, emitió una orden secreta a los puestos de la Guardia Civil a sus órdenes. Dicha orden sólo debería abrirse cuando se recibiera la consigna: “Siempre fiel a su deber”. En pocos meses la orden secreta sería cumplida.

Al mando de las fuerzas militares que estaban en Toledo estaba el coronel D. José Moscardó Ituarte que era Comandante Militar de Toledo.

Moscardó se enteró del Alzamiento del Ejército de África, el 18 de julio de 1936 por la mañana, estando en Madrid arreglando un viaje oficial. Volvió a Toledo y a las 15 horas estaba en el Alcázar cursando orden a todos para que se incorporasen a sus puestos para ir organizando la defensa de Toledo.

El 20 de julio de 1936 el inspector de la Guardia Civil, el general de brigada Sebastián Pozas Perea, ordena al jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Toledo, el teniente coronel Pedro Romero Bassart, cumpliese las órdenes de custodia y llevara las armas a Madrid; en caso contrario, le amenazó con el envío de una columna y el bombardeo de la Plaza.

Moscardó ordena que todas las existencias de la Fábrica fueran trasladadas al Alcázar. El comandante de artillería Pedro Méndez Parada organiza el traslado de unos setecientos mil cartuchos al Alcázar. Por la tarde, las armas y municiones de la Fábrica son todas trasladadas al Alcázar.
Durante la noche los guardias civiles de Toledo y su provincia, junto con sus familiares, se van concentrando en el Alcázar. Empieza a cumplirse la consigna “Siempre fiel a su deber”.

Los que quedaron encerrados en el Alcázar de Toledo, militares y civiles:

Imagen que contiene captura de pantalla, teléfono

Descripción generada automáticamente

El General Riquelme, Comandante de las tropas republicanas, requiere por teléfono al Coronel Moscardó cuál es su postura. Al cerciorarse que están sublevados, le ordena de nuevo la entrega de las armas y munición. No se cumple ninguna orden.

Por la tarde, un avión arroja doce bombas. Más tarde se repite el bombardeo por otros 3 aviones.

El 21 de Julio se considera el inicio del Asedio, que finalizó el 28 de Septiembre (70 días).

El 23 de Julio a las 10 de la mañana, el jefe de las Milicias llama por teléfono al coronel Moscardó y se produce la conocida conversación, comunicándole que tiene como rehén a su hijo Luis y que, si en el plazo de 10 minutos no se rinde el Alcázar, fusilaría a su hijo.

Hablan padre e hijo. El padre le dice que no se rinde y que muera gritando ¡Viva España! y ¡Viva Cristo Rey!

Al jefe de las Milicias le dice que le sobran los 10 minutos y no rinde el Alcázar. Luis es fusilado el día 23 de agosto junto con otros 63 presos procedentes de la cárcel.

Sin luz, ni comida, ni agua, ni casi medicamentos y con un asedio sin tregua, de día y de noche, disparando, bombardeando, por tierra y por aire. Incluso se inició la construcción de una mina con dos direcciones para volar el Alcázar. Se cargaron con 5.000 Kg. de trilita. Fue evacuada toda la población de la ciudad de Toledo.

El horizonte es oscuro y el asedio cada vez es más duro y cruel. Pero llegó la liberación.

En la tarde del día 27 de septiembre, una Sección de Regulares al mando del Teniente Lahuerta y minutos después la 19ª Compañía de La Legión al mando del Capitán Tiede Zedem, entraron en el Alcázar. Se produjeron inenarrables escenas de emoción, y el asombro de los liberadores por la situación en que se encontraban los Defensores y haber podido resistir el Asedio.

El 28 de septiembre entró en el Alcázar el General Varela y el coronel Moscardó le saludó con la conocida frase: ” Sin novedad en el Alcázar, mi General

El asedio a España en el 2020

Ayer 3 de junio se aprobó la sexta prórroga del estado de alarma por la pandemia del covid. Finalizará el 21 de junio de 2020. Para entonces llevaremos 100 días confinados, arrestados en nuestras casas y asediados por el poder con decretos, leyes, órdenes, normas y fases. Sin criterios sanitarios, sencillamente para destruir mejor España.

Encerrados en casa, con las libertades más fundamentales cercenadas, dejándonos desprotegidos para abordar una crisis sanitaria descomunal con resultado de más de 40.000 personas fallecidas y provocando una crisis económica brutal por la ineptitud, dejadez y negligencia en los asuntos de política económica, sanitaria y social. Así trabajan los que nos gobiernan.

Cada prórroga de 15 días ha sido como una bomba en cada hogar, en cada empresa, en cada puesto de trabajo. Miles de familias sin ingresos y sin oportunidad de recibir la ayuda más básica, alimentos, vivienda, trabajo.

No han sabido otra forma de ejercer el gobierno y el poder que con maneras dictatoriales y la pandemia ha sido aprovechada como una bendición de lo alto para tener la excusa perfecta para imponer el estado de alarma o más bien el estado de sitio.

El horror de otro frente popular en la historia actual de España se cierne sobre las tierras españolas como una espada amenazadora dispuesta a cortar la cabeza del que se mueva.

Si hay inicios de una reacción es por la movilización social. Las llamadas “caceroladas” son la forma de protesta adaptada al estado de alarma. ¡Hay que reinventarse! Aunque lo que duele es que los vigilantes de esta reacción social ante tanta iniquidad, sea la Guardia Civil, que tiene como lema “El honor es mi divisa”.

Los que defendieron con ardor y bravura el Alcázar de Toledo en aquel verano de 1936, ahora deben obedecer órdenes de los que no tienen ni honor ni honradez y el deber lo cumplen para si mismos. Los que pactan con los destructores de España, con los asesinos etarras. Con esos tienen que bregar mientras recuerdan como hace 176 años el Duque de Ahumada creó este gran cuerpo armado de naturaleza militar, con la misión primordial de proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades de los españoles y garantizar la seguridad ciudadana.

Desde la defensa de la ciudad de Numancia (año 134 adC), son muchos los asedios que han quedado grabados a fuego en la memoria de nuestro país. Sin embargo, en el imaginario colectivo hay todavía uno que se alza desafiante sobre el resto: el asalto que, en julio de 1936, tuvo como protagonista al Alcázar de Toledo.

Lograron resistir durante más de dos meses los constantes ataques del ejército republicano, el cual contaba con varios millares de soldados, multitud de piezas de artillería, y algún que otro carro de combate.

Tenían todas las de perder, como ahora los defensores de la libertad, de la dignidad y de la justicia, de la vida y de la familia. Pero se mantuvieron firmes en sus convicciones, a pesar de todos los ataques, amenazas e incluso fusilamientos.

Toca otra vez defender a la Patria, a los valores que nos unen, a las tradiciones que tenemos en común, a la herencia recibida de tantos españoles que lucharon, se sacrificaron y murieron para darnos esta tierra española que nos ha visto nacer y que espera que la protejamos y defendamos para entregarla a los que nos sucedan y poder decirles como dijo el General Moscardó: ”Sin novedad en el Alcázar, mi General”.

Libros recomendados sobre el asedio al Alcázar de Toledo:

“El Alcázar de Toledo: de fortaleza a museo” de José Luis Isabel Sánchez.

“Toledo 1936, asedio y liberación del Alcázar” de Francisco Martínez Canales.

“El Alcázar no se rinde” de Blas Piñar Gutierrez.

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