El informe, cuyo autor es Pedro Francisco Ramos Josa, profesor de la Universidad Internacional de Valencia, analiza la estrategia de seguridad nacional de varios países, entre ellos el de Estados Unidos. Entre los puntos analizados está la política exterior, su posición con los países aliados, la estrategia nuclear y, por último, la relación con España.

«Marruecos ofrece más que España»

Ramos Josa explica que, a finales de 2020, Donald Trump dio un giro a las relaciones bilaterales con Marruecos, al reconocer al Sáhara Occidental como parte del país, una reclamación histórica del régimen.

La respuesta de Estados Unidos se dio por el acercamiento de Marruecos a Israel bajo los llamados Acuerdos de Abraham. «Las lecciones para Madrid deben ser claras, es decir, bajo el enfoque transaccional que prima en Washington, Marruecos ofrecía a Estados Unidos en esta ocasión más que España, de ahí la decisión sobre el Sahara Occidental», explica.

Relaciones Marruecos-Estados Unidos

Las relaciones entre Estados Unidos y Marruecos no son nuevas y Marruecos se ha convertido en un socio regional importante para Estados Unidos en temas de seguridad, comercio y desarrollo. En 2004 se firmó un acuerdo bilateral de libre comercio, y desde 2012 se celebra el Diálogo Bilateral Estratégico entre ambos países», señala el autor. Sólo en 2019, Marruecos compró equipamiento militar a Estados Unidos por valor de 10.000 millones de dólares.

«La Casa Blanca no va a dudar en supeditar nuestros intereses a los suyos propios, aunque ello implique perjudicar a un aliado», como es España. «El movimiento marroquí es un ejemplo de lo que puede considerarse como un éxito diplomático en la nueva era de competición estratégica, mientras que el seguidismo y la falta de respuesta de nuestro Gobierno no es más que una muestra de incapacidad para leer correctamente el entorno y saber adaptarse a la volubilidad sistémica».

Crisis del Mar Rojo. La negativa de España se paga

El analista de Defensa enmarca su informe «bajo un clima de tensión o frías relaciones entre ambos gobiernos», el español y el norteamericano. Los vínculos entre los dos países no pasan por su mejor momento. El último ejemplo es la crisis desatada en el Mar Rojo tras el bloqueo de los hutíes del tráfico de mercancías en la zona.

Tras el inicio de la guerra entre Israel y Hamás en Gaza, el pasado 7 de octubre, los hutíes han lanzado varias andanadas de misiles y drones contra el sur de Israel y también contra buques con bandera o propiedad de empresas de ese país en el mar Rojo y el estrecho de Bab al Mandeb. El culmen, por el momento, llegó en la madrugada de este viernes, cuando Estados Unidos y Reino Unido han lanzado ataques aéreos contra enclaves de Yemen donde se encuentra este grupo rebelde.

Los norteamericanos, desde hace semanas, llevan insistiendo a España para que participe en las maniobras. La última hace cuatro días, cuando el jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, general Charles Brown, llamó el lunes a su homólogo español, el Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), almirante Teodoro López Calderón, para abordar la ausencia española en la misión internacional en el mar Rojo.

La negativa de España ha sido constante. La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha asegurado este viernes que España no participará en la misión, que ahora también plantea la Unión Europea. La ministra ha dejado claro que España no recibe «presiones» de nadie, ni siquiera de Estados Unidos, para tomar una u otra decisión en el Mar Rojo y ha reafirmado el «agradecimiento» del Gobierno norteamericano por el compromiso de las Fuerzas Armadas españolas en las misiones exteriores.

Crisis de los espías

También en 2023 se ha conocido otro enfrentamiento entre administraciones, esta vez a cuenta de los servicios secretos. A principios de diciembre Robles confirmaba que dos agentes del CNI habían sido detenidos por pasar información a la CIA estadounidense.

Las detenciones se produjeron a final de septiembre. Fue el propio CNI quien detectó el acceso a una información a la que los agentes no tenían permiso. Las dudas terminaron convirtiéndose en certezas, y los investigadores presentaron una denuncia ante un juzgado ordinario de Madrid, quien instruye la causa en secreto. La operación no tardó en ponerse en marcha ante el temor a que pudieran sustrayendo información o que se pudiesen fugarse de España.

Los agentes están siendo investigados por revelación de secretos, aunque los hechos también podrían ser constitutivos de una versión agravada de ese delito, como es la traición por espionaje para una potencia extranjera, que puede castigarse con entre 6 y 12 años de prisión.

Además de los dos españoles detenidos (un cargo intermedio de dilatada trayectoria y su ayudante), al menos dos espías de la CIA han sido expulsados de España por infiltrarse en el CNI. La titular de Defensa y el de Exteriores, José Manuel Albares, pidieron explicaciones a la embajadora norteamericana, quien aseguró no tener conocimiento de esta operación. La respuesta no ha contentado a Moncloa.

(Con información de El Independiente)