El Ministerio de Educación socialista riega con un millón de euros para un programa para niños que promociona la transexualidad y la ideología de género

El Ministerio de Educación, liderado por la socialista Pilar Alegría, ha concedido varias subvenciones en el ámbito de su materia, entre las que se incluye un programa de televisión educativo orientado a los niños bañado por la polémica a raíz de capítulos de carácter sexual. Capítulos, que lejos de fomentar una educación neutral y objetiva,  representan un intento del gobierno de “adoctrinar” y “manipular” a niños de 6 a 12 años, sobrepasando la patria potestad y relegando a los padres en la educación de sus hijos.

Según ha publicado el Boletín Oficial del Estado (BOE), y recoge El Debate, la subvención a la Corporación de Radio y Televisión Española, SA, Corporación RTVE, para el programa Aprendemos en Clan ascenderá a la cuantía de 1.200.000 euros, y está dirigido a menores entre 6 y 12 años y se emite en el canal CLAN, de lunes a viernes, desde el año 2021. Está coproducido mediante convenio por el Ministerio de Educación y la Corporación de Radio y Televisión Española, SA,

Un programa lleno de polémicas por su manipulación ideológica

En el año 2022, varias familias y educadores emprendieron una campaña de firmas para denunciar un capítulo en concreto de este programa en el que se instaba a los niños a reflexionar sobre «diversidad y deseo sexual».

A modo de ejemplo, presenta la Gaceta, a este matutino fue invitada Bea Sever, responsable de una organización de menores trans, que se presentó como recurso para los más pequeños «si tienes dudas con la identidad sexual, si quieres aceptarte y gozarte o mejorar la relación con tu propio cuerpo», e invitó a los niños a «normalizar y visibilizar la realidad transexual, pansexual y homosexual en pelis, series y en las calles.

En uno de los momentos más destacados del programa, una voz en off invitó a los espectadores a reflexionar sobre su propia identidad preguntándose si se identifican como chicos o chicas. Esta introspección trató la identidad sexual, es decir, a explorar «quiénes somos y cómo nos percibimos», al reconocer que «todos tenemos características masculinas o femeninas en mayor o menor medida».

Asimismo, Sever afirmó que ella misma promovió que su hija de tan solo 5 años cambiara de sexo: «No es mi hija, sino que es mi hijo, y él siempre ha sabido que lo era, lo que pasa es que no entendía como el resto no podíamos verlo. Con 5 años conseguimos comprender lo que nos estaba

El papel del Estado en la educación: ¿Fomento o control?

Uno de los principales puntos del rechazo hacia estas subvenciones del Estado radica en el tipo de contenido ideológicos que se están impulsando. Según expertos, el Estado estaría utilizando fondos públicos para promover una ideología que, lejos de promover valores educativos generales, buscan adoctrinar, manipular y alinear a las futuras generaciones con los intereses del gobierno de Sánchez. Como señaló un investigador en educación infantil, “la misión del Estado no debe ser nunca fomentar un adoctrinamiento que manipule a los menores desde edades tempranas.”

Estas temáticas se abordan de una manera que busca influir y adoctrinar las mentes de los niños sin dar espacio a otros enfoques. La percepción de que el Estado se erige como único referente de autoridad educativa y usurpando las responsabilidades de los padres preocupa a muchos padres y organizaciones que defienden el derecho a decidir la educación de sus hijos, una prerrogativa constitucional que consideran fundamental dentro de la patria potestad.

Subvenciones a empresas privadas: una estrategia para el control ideológico

Otro aspecto que ha causado gran rechazo es la decisión del Ministerio de Educación de destinar fondos a empresas privadas para que desarrollen contenidos ideológicos como el fomento de la ideología lgtbi, la de género, etc,. Estas empresas, al depender de subvenciones estatales, tienden a adaptarse a las directrices impuestas por el gobierno para asegurar la continuidad de los fondos. Así, según algunos expertos en políticas públicas, se crea “una relación de dependencia que beneficia tanto al gobierno como a las empresas privadas, pero deja a los niños solos a la intemperie sin nadie que les proteja.”

De acuerdo con la postura de varias asociaciones de padres, estas subvenciones muestran una clara intención de “eliminar la patria potestad en la educación de los hijos” y convertir al Estado en el “único responsable de los valores e ideas” que deben recibir los menores. Una representante de una asociación afirmó: “El gobierno quiere adoctrinar a nuestros hijos desde la televisión, eliminando la posibilidad de que los padres tengan voz en la educación que reciben.”

Adoctrinamiento en la televisión infantil: un fenómeno creciente

La televisión sigue siendo uno de los medios de comunicación más influyentes, y los programas infantiles están en el centro de esta controversia. Según estudios recientes, los niños entre 6 y 12 años pasan una media de 2 a 3 horas diarias frente al televisor, lo que lo convierte en un medio poderoso para inculcarles ideologías. Para muchos padres y expertos en psicología infantil, el hecho de que estos programas incluyan temas adoctrinadores y manipuladores como la identidad de género o lgtbi representa un problema de gran envergadura. “Los niños están en una etapa de desarrollo donde son extremadamente impresionables,” explicó un psicólogo especializado en desarrollo infantil. “”

Como señaló un experto en educación pública, “el objetivo parece ser formar a los niños para que acepten ciertas ideologías sin cuestionar otras perspectivas, algo que se aleja de la idea de una educación libre”.

Padres y educadores: la defensa de la libertad educativa

El debate sobre estas subvenciones se intensifica con la creciente preocupación de los padres por la influencia del Estado en la educación de sus hijos. En un contexto donde la patria potestad se ve cada vez más limitada, los padres se sienten desplazados de su rol fundamental en la transmisión de valores y principios a sus hijos. Este movimiento ha llevado a la creación de grupos y asociaciones que buscan defender el derecho a una educación libre de influencias políticas y basada en valores familiares.

Una madre, miembro de una organización en defensa de la educación parental, expresó su preocupación: “Nos están quitando el derecho a educar a nuestros hijos como creemos adecuado. Es inaceptable que el Estado se entrometa en un rol que pertenece exclusivamente a las familias.” Este tipo de declaraciones se multiplican entre los padres que consideran que las políticas del ministerio representan una amenaza a la libertad educativa y a su derecho a decidir cómo y qué valores deben recibir sus hijos.