Día de las familias en los colegios: Los planes para anular a la familia | Alicia Beatriz Montes Ferrer

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En España venimos percibiendo hace unos años la introducción de nuevos conceptos de familia en la sociedad. Ya no podemos hablar solo de la familia, la tradicional o natural, la formada por un hombre y una mujer, (pero hombre con pene y mujer con vagina), o como la prefiera llamar. Ahora familia es un concepto que se ha diluido en un sinfín de uniones. Como es de suponer, estas ideas se han colado de una manera sutil, suave… para que la población lo vaya asumiendo con total normalidad sin ser consciente del cambio de pensamiento que se estaba generando en su propia mente. Los medios de comunicación, las RRSS, la publicidad, el cine, y cómo no, la educación, han ido todos en la misma línea expositiva, un adoctrinamiento para algunos y progreso para otros.

Por supuesto, en la gran mayoría de los colegios españoles, hace años que nos hemos olvidado de celebrar los maravillosos días del padre y de la madre en favor del día de las familias el 15 de Mayo. Ya sabe querido lector el motivo: los alumnos que no tengan padre, porque viven sólo con su madre o con homosexuales, por ejemplo, podrían sentirse profundamente discriminados y dolidos si todos sus compañeros están haciendo una manualidad para su padre o madre y ellos no. En lugar de ayudarle a afrontar esa situación que va hacerle madurar, se le envuelve en paños calientes, porque la realidad, es que, a los promotores de estas ideas, poco les importan estos niños, pues tan sólo tratan de manipular sus mentes. De esta manera, pasito a pasito, las nuevas, y no tan nuevas generaciones, van asumiendo que lo progre es celebrar una efeméride en la que todos nos sintamos incluidos: familias monoparentales, homoparentales, ensambladas o reconstituidas, biparentales… hasta un total de, 16 tipos de familias tras la última ley de familias aprobada por el Gobierno de España[1]. Y bueno, no podemos olvidar en esta clasificación la clásica, casi arcaica y retrógrada, como opinan ya algunos, familia nuclear, natural o tradicional, la formada por un papá, una mamá y sus hijos.

Los defensores de las nuevas familias suelen emplear las mismas ideas: que todos tienen derecho a amarse y convivir juntos formando una familia. Nadie niega que en estas nuevas uniones se cuide con cariño a los hijos, con respeto y amor. Pero creo que deberíamos de partir de la base de si estas uniones son las más beneficiosas para el hijo, y por supuesto, para la sociedad, y cuál es el concepto de amor al que se refieren. Porque me temo que en estas discusiones al hijo se le tiene poco o nada en cuenta.

A finales de los años 60 del siglo pasado, todos conocemos un hecho histórico que marcó un antes y un después para las mujeres: la revolución sexual supuso, según nos cuentan, una liberación de la mujer. Se legalizó la píldora del día después, el divorcio, los métodos anticonceptivos… la mujer podía por fin liberarse de la carga reproductiva, tal y como afirmaba Hannan, la directora de la División para el Adelanto para la Mujer, organismo de la ONU, inaugurado en 1946. La mujer podía también escapar de las garras opresivas del hombre, ese ser insensible que la tenía esclavizada teniendo hijos y encerrada en la cocina. De este modo, la mujer, libre de ese peso, se lanzó a la vida laboral luchando por alcanzar la cima que el macho patriarcal le había impedido lograr.

Las feministas, inmersas en ideales marxistas, son una pieza clave en esta situación. Históricamente han criticado a la sociedad heteropatriarcal, y como sabemos, siguen obcecadas en esa línea de pensamiento. Su lucha se centra en cuestiones, no tanto ya sociales, si no sexuales, para lograr el reconocimiento de los derechos reproductivos, la libertad sexual y la legalización y normalización del uso de anticonceptivos y el aborto.

No hay que irse muy lejos para comprobar su punto de vista sobre la familia. En una guía del Instituto de la Mujer del Gobierno de España[2], que como supondrá, está elaborado por mujeres muy progresistas y feministas como las que se llevan ahora, afirman, que la familia “se ha convertido en un arma de doble filo para l@s más vulnerables en su seno”. Esta frase revela sus intenciones profundas: quitar de en medio a los padres que consideran homófobos por no compartir su ideología, quedándose el Estado con la custodia de sus hijos.

Fue sobre todo a partir de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo del año 1994 en el Cairo[3], cuando comenzó a tomar forma, tanto en teoría como en la práctica, los planes para el cambio de la sociedad a nivel mundial, para destruir a la familia. Resulta como muestra muy revelador este texto en el que se habla del objetivo de cambiar el modelo de la familia deseada, en el que aplauden la voluntad política de muchos gobiernos de adoptar programas de planificación de la familia y políticas relacionadas con la población. Hablamos de una voluntad que viene impuesta a cambio de subvenciones y de mantener a los títeres de cada nación en sus asientos. Lo que queda claro, querido lector, tras leerse este informe, (y otros muchos documentos antes y después de éste), es que lo que buscan es un crecimiento sostenible de la economía a costa de controlar el crecimiento de la población.

Ni que decir tiene que los políticos que están dominados por estas sucias mentes feministas, aplauden con las orejas sus artimañas contra la vida, regando con billetes manchados de sangre sus acciones pro abortistas en lugar de invertir ese dinero en fomentar la natalidad en esta España que languidece, envejece y muere sin nuevas generaciones.

En esta nación, durante esas décadas, el índice de natalidad por mujer superaba los 3 puntos. Las familias numerosas eran habituales. Actualmente no sólo ya es un hecho raro, si no, que son cada vez más las mujeres que deciden no tener hijos. Estamos en el 1´16 puntos por lo que ya la regeneración de la población es imposible para sostener la sociedad española. El índice de fecundidad en España cae en picado vertiginosamente desde hace 40 años por debajo de la media europea incluso mundial[4].

Varias décadas después, y tras el gigantesco, y por qué no decirlo, muy bien realizado trabajo de adoctrinamiento a las nuevas generaciones orquestado desde la ONU, no podemos dudar que la familia está inmersa en una terrible decadencia. Profundizando podríamos añadir que la familia está en crisis, pero porque el ser humano está en crisis.

Y son estas actuales ideas feministas las que observamos en las adolescentes a las que, precisamente, nos les han llegado de repente. Son el resultado de décadas de adoctrinamiento en los centros escolares, en las universidades y en las RRSS, y que ahora continúan haciendo con nuestros hijos, mientras la mayoría de los docentes se suman a las actividades propuestas con una tremenda carga ideológica impasibles.

El plan para destruir la familia se está gestando hace décadas, es uno de los objetivos de la Agenda 2030, porque, recordando las palabras del Obispo José Ignacio Munilla en el año 2016, nos decía: “la persona desvinculada de la familia y de su propia naturaleza, es plenamente manipulable por el proyecto consumista… al totalitarismo no le interesan las familias sanas y fuertes, sino las personas solitarias y desvinculadas”.

Sí, han entrado en nuestras mentes, nuestros hogares, en nuestras vidas privadas y nos han robado la alegría que supone tener una familia donde apoyarse, donde convivir y compartir las amarguras y sufrimientos de la vida, así como los éxitos y momentos felices. Nos han robado los valores del esfuerzo y la perseverancia, del perdón y la entrega al otro sin intereses egoístas. Han destrozado la vida a millones de personas con estos nuevos valores antinatalicios y cultura de muerte, han dejado las calles vacías de niños jugando para encontrarnos, en su lugar, pandas de delincuentes y barrios de sin papeles.

La familia la podemos aún salvar si los que no hemos caído en esas mentiras ideológicas preservamos, educando en la verdad, a nuestros hijos, inculcándoles la maravilla que supone ser padres y defendiendo la única familia que puede sostener verdaderamente y para siempre a la sociedad.

Un saludo y hasta la próxima cita:

Alicia Beatriz Montes_ colaboradora AE Alicia Beatriz Montes Ferrer | Casada, madre de 6 hijos, máster en Ciencias de la Familia, maestra de religión católica y socia voluntaria de las asociaciones Libertas y ECA

 

 

[1] https://www.abc.es/sociedad/ione-belarra-crea-nueva-ley-tipos-diferentes-20221125182946-nt.html

[2] https://www.google.com/url?sa=t&source=web&rct=j&opi=89978449&url=https://www.inmujeres.gob.es/areasTematicas/AreaEducacion/MaterialesDidacticos/docs/GuiaCiudadania.pdf&ved=2ahUKEwiBye2DuPGFAxUIcfEDHVi0Dj4QFnoECBsQAQ&usg=AOvVaw3b4OOsStmG-0uBpmAPcIEh

[3] https://www.unfpa.org/sites/default/files/pub-pdf/icpd_spa.pdf

[4] http://www.ipfe.org/Espa%C3%B1a/

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