Desbordado | José Antonio Ruiz de la Hermosa

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Son tantos los dislates esta semana que, en vez de uno solo bien entendido, vamos a puntualizar algunos y que ustedes saquen conclusiones. 

 

El Señor Feijóo viajó a Cádiz en un esplendoroso día de primavera, luminoso como pocos y gaditano de lo mejor. En medio de sus esplendorosas declaraciones dijo, entre otras perlas, que la luz era tan maravillosa que le parecía que un oftalmólogo le hubiese echado un colirio (supongo Ciclopejico) que le hubiese dilatado el ojo, que eso era la impresión que le daba aquella luz admirable.

 

Demos gracias al Señor de que Alberto Núñez Feijóo no es médico, porque la espectacular luz, esplendorosa y llamativa, actúa contrayendo la pupila, por exceso de luz y nunca al revés. Bueno, no es cierto. Existen varias enfermedades complejas, y algunas imposibles de resolver, que producen el efecto contrario al natural, y que deben ser atendidas de inmediato por un profesional, pues puede indicar una intoxicación. Ya saben a qué me refiero, esperemos que no, o un problema grave de salud.

 

Eso en esa banda, porque en la que dicen la contraria nos encontramos auténticas perlas para proponer en estas líneas. Los ministros/es/as de Interior y Justicia andan liadillos y no les da la vida para actualizar cifras. Concretamente, la lista de los más de 5.000 delincuentes encarcelados por temas de agresiones, violaciones, etc.., que están pendientes de revisión de penas a la baja. No se estaba actualizando. Y dale con esta cosita, pero a mí y a usted nos interesa. ¡creo! Pues bien, tras pasarse de tiempo y sin hacerlo al completo, llevamos ya más de 1.025 condenados con penas rebajadas, de media a la mitad, muchos excarcelados, gracias a la Ley Sissi. Hacer constar que cualquier reforma posterior, no afecta para nada a lo anterior, pues las leyes españolas dicen claramente que se utilizará siempre la norma que sea más beneficiosa para el reo. Por lo que a los 5.000 condenados les da exactamente lo mismo lo que se legisle ahora.

 

Y hablando de presos, y una vez completado el traslado de todos y cada uno de los etarras en esa situación, con miles de años de condenas impuestas, a las cárceles de las provincias vascongadas, nos encontramos que el responsable de aquí, el ministro del interior, está feliz porque le ha pasado la patata caliente de esos presos a los del Partido de los Negocios Vascos, y según él, ya no son su responsabilidad, sino del señor Iñigo Urkullu. Pues muy bien, sin problema. Podríamos hacer miles de comparaciones sobre ovejas, pastores y lobos, pero no vienen a cuento. Y nunca mejor dicho, porque ese no es el problema. Simplemente y durante algún tiempo, los etarras con mil o dos mil años de cárcel saldrán a la consulta del médico, por ejemplo, sin conducción policial. ¿Para qué?, si son ahora los que mandan. Y dentro de poco, pues ni siquiera irán a dormir a la cárcel. ¿Para qué?, si tienen que solucionar cosillas en sus casas, barrios o ciudades y, sobre todo, organizarse para un definitivo asalto al poder político, social y económico.

 

De todas maneras, los más perjudicados en esto han sido los presos comunes, que han cedido graciosamente sus celdas a los etarras, de momento, y se los han llevado a Castilla y León. En esos lares, las prisiones ya estaban llenas, pero qué más da. Lo importante es que los de ETA tengan una celda individual el poco tiempo que les queda de ir a dormir a la cárcel, mientras en la región de al lado el hacinamiento es progresivo. La verdad es que las autoridades de Justicia no lo han pensado bien. Los tendrían que haber enviado a Andalucía, con lo cual hubiesen aumentado y refrendado las dificultades para encarcelar al expresidente socialista José Antonio Griñán, que ya no sabe que inventarse, no él, sino su partido y Pinocho, cómo evitar que cumpla la ridícula, -por pequeña-, condena que se le ha impuesto por esos milloncejos desaparecidos. Bueno, no desaparecidos, sino gastados con dificultad para explicar en qué. Ya saben: putas, drogas, algún palacete, algún viajecillo, y alguna cosilla más de ese estilo. 

De nada sirve que la Comisión Europea y el “Sursum corda” pidan explicaciones sobre por qué aquí las penas por corrupción y meter la mano en la caja del Estado, – esa que llenamos los demás-, sean tan bajas. Si no recuerdo mal, eran bajas, pero Pinocho y amiguetes, han procedido, con el beneplácito, porque a mí la boquita pequeña no me vale, a rebajarlas de forma espectacular. Mientras las explicaciones dadas son: “Hemos armonizado las penas con Europa”. Bueno, las penas, las mascarillas, los trenes, el I.V.A. y el venia. No entiendo como alguien es capaz de mentir tan descaradamente. Realmente, creo que piensan que somos tontos.

 

Lo somos, pues en recientes estadísticas, no en las que nos “cocinan” para los resultados de las próximas y siguientes elecciones, sino en otras en las que se trata de averiguar esas tonterías sin importancia, como: grado de inteligencia, grado de comprensión de la realidad, interés por los problemas, interés por solucionarlos. Oh, quizás ¿porque nos gusta ser borregos? Los resultados arrojan que entre los que les da igual todo y prefieren ser esclavos subvencionados, más o menos el ochenta y cinco por ciento y el diez por ciento que ha tirado la toalla, nos hemos quedado de momento, poco más del cinco por ciento en la lucha por la verdad y la justicia. En fin, ya nos pasaran a cuchillo…, Y ahí lo dejo.

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