Creyentes y ateos frente a la realidad | Jacinto Seara

Durante los últimos tres siglos, muchos filósofos, neurólogos y psiquiatras (incluidos los que han estudiado miles de casos de estados cercanos a la muerte, ECM), una gran mayoría de intelectuales, que influyeron en el pensamiento de muchas personas, dedujeron y escribieron sin lugar a dudas que Dios no existe, que es un medio para subyugar a las personas.

 Para Nietzsche, el Dios del monoteísmo judeo-cristiano es tan sólo un dios más entre los muchos dioses posibles y, por lo tanto, el veredicto de la muerte de los dioses recae también sobre él. Entre los críticos del siglo XX y XXI destacan Bertrand Russell (premio Nobel de Literatura), Sita Ram Goel (historiadora), Ayn Rand (filósofa), Christopher Hitchen (periodista y escritor), Héctor Ávalos (profesor de Religión y Estudios Bíblicos)… y sin lugar a dudas el máximo referente del ateísmo filosófico de la segunda mitad del siglo pasado, Antony Flew, conocido cómo “el papa del ateísmo”.

 En la ciencia son más los creyentes en el Dios cristiano, que llegaron a esa conclusión por sus conocimientos científicos. Los nombres más conocidos entre los físicos creen en Dios, hasta el punto de que un 63 % de premios Nobel son creyentes. Lo vemos en las publicaciones de científicos, tras los descubrimientos de la sondas Humboldt y James Weeb que confirmaban el inicio del universo predicho por Lamaître y Humboldt, que también convencieron tras las demostraciones visuales y científicas a Einstein, singularidades incluidas, y la posterior demostración por modelos de un antiuniverso complementario al nuestro de los físicos Kieran Finn (Manchester University), Neil Turok y Latham Boyle (Perimiter Institute for Theoretical Physics, Canadá), no han dejado de cesar su publicación. Todos se basan en el cumplimiento exacto de los datos y ecuaciones que conforman el universo, de acuerdo con esas ecuaciones y evolución según lo previsto.