La invasión migratoria en Canarias: Un plan deliberado para cambiar la demografía
Desde el año 2020, las Islas Canarias han sido testigo de un fenómeno que ya no se puede negar: una invasión migratoria masiva y deliberada, promovida desde el propio Gobierno. Más de 150.000 inmigrantes ilegales han llegado al archipiélago, – representa esta cantidad el 7% de la población total- y la tendencia sigue en aumento, con cifras récord cada año. ¿El objetivo? Cada vez más evidente: modificar la demografía para que la población extranjera, en su mayoría marroquí e islámicos, supere a la nacional, abriendo el camino a una futura anexión, como ya ha sucedido en Ceuta y Melilla.
Cifras alarmantes: Un flujo incontrolable
Según datos de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras (CGEF) de la Policía Nacional, y recogidos por La Gaceta, la llegada de inmigrantes ilegales no solo no ha cesado, sino que ha ido en aumento.
- 2020: 23.023 inmigrantes ilegales
- 2021: 22.316
- 2022: 15.682 (único descenso significativo)
- 2023: 39.910 (récord histórico)
- 2024: 46.843 (un incremento del 17,4%)
- 2025: En lo que va del año (enero 2025), casi 5.000 llegadas
Estas cifras confirman lo que las autoridades han tratado de minimizar: Canarias está desbordada y al borde del colapso. Un informe interno de la Guardia Civil advierte de que «la presión migratoria se mantendrá en niveles altos/muy altos durante los próximos meses», señalando una «tendencia continuista» en la llegada de pateras.
Un plan orquestado desde el Gobierno
El patrón es claro: mientras otros países europeos refuerzan sus fronteras, España se ha convertido en la puerta de entrada de la inmigración ilegal. Según el mismo informe de la Guardia Civil, «no parece que las políticas de los gobiernos italiano y griego vayan a cambiar en los próximos meses», lo que empuja a las mafias a intensificar su actividad en la ruta canaria.
Además, en Mauritania, especialmente en la ciudad de Nouadhibou, grandes bolsas de inmigrantes esperan su turno para ser embarcados rumbo a España. «Se prevé que el número de inmigrantes que intenten llegar a las Islas Canarias no cese», advierte el documento. A esto se suma la presencia de cayucos senegaleses en aguas mauritanas, cuya actividad podría estar vinculada a las mafias de tráfico de personas.
La amenaza de la anexión
Este flujo incontrolado de inmigración islámica y marroquí no es un hecho aislado. La estrategia es clara: replicar el modelo de Ceuta y Melilla, donde la población marroquí ha crecido exponencialmente, creando un caldo de cultivo para futuras reclamaciones territoriales. La permisividad del Gobierno con esta invasión migratoria no es casual, sino parte de una hoja de ruta que busca diluir la identidad nacional y abrir la puerta a un cambio demográfico irreversible.
El silencio cómplice de las autoridades
Mientras tanto, las autoridades callan. El Gobierno, lejos de tomar medidas efectivas, sigue promoviendo políticas de acogida masiva y subvencionando ONG que facilitan la entrada de estos inmigrantes. Todo ello mientras la presión sobre los servicios públicos, la seguridad y la identidad nacional sigue en aumento. La invasión es real, y la respuesta debe ser contundente.
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