Joe Biden ha alcanzado los más bajos índice de aprobación para un presidente en la historia moderna de los Estados Unidos
Un récord del 59% de los encuestados desaprobó el historial de Biden en el cargo.
Según Gallup, ni siquiera la desastrosa gestión de Jimmy Carter obtuvo una puntuación tan escandalosamente baja. Tampoco Donald Trump, quien enfrentó el constante asedio de los demócratas, con la supuesta conspiración con Rusia, basada en un informe falso fabricado por la campaña de Hillary Clinton, tuvo índices de aprobación tan bajos. En promedio, ni Carter ni Trump bajaron nunca del 42% en los primeros 18 meses de su mandato, pero el promedio de Biden es de 40%.
Casi la mitad de los estadounidenses, el 45%, desaprueba firmemente el desempeño de Biden, en comparación con el 13% que lo aprueba firmemente. Solo el 31% de los residentes independientes o no afiliados registrados aprueban a Biden, un nuevo mínimo para él.
Si comparamos los números con los de algunos de sus antecesores, en el mismo período de tiempo, veremos que Obama tenía la aprobación del 47%. Clinton del 46% y Reagan, quien se enfrentó a una recesión a principios de su presidencia, tenía un índice de aprobación del 44%.
Causas de esta caída de popularidad
Y no se ve cómo puede evitar que la caída continúe, cuando no puede controlar la inflación que devalúa los salarios y el poder adquisitivo, cuando sigue agregando miles de millones a la deuda y su agenda política doméstica enfrenta una amplia desaprobación popular, todo esto unido a la errática política exterior, donde es desafiado por la Rusia de Putin y la China de Xi, con la que su hijo Hunter ha tenido escandalosos negocios.
Incumplimiento total de las principales promesas
Biden no ha podido cumplir sus 3 principales promesas de campaña: erradicar el coronavirus, hacer crecer la economía y unir al país. Al hombre que se jactó durante la campaña de que él sabía cómo acabar con el virus, le explotó en la cara el año pasado, cuando los casos de covid-19 se dispararon y quedaba demostrado que las medidas draconianas de aislamiento eran un fracaso.
Luego vino la caótica retirada de tropas de Afganistán. La ineptitud del Secretario de Transporte, Pete Buttiglied, quien se fue de licencia de maternidad, mientras la cadena de suministros se desmoronaba. Y finalmente, estalló la crisis del combustible con las medidas tomadas contra la industria, que hicieron que Estados Unidos dejara de ser el principal productor y exportador de petróleo del mundo, de la era Trump, a nuevamente depender de la importación de países hostiles. La guerra en Ucrania vino a demostrar que la estrategia energética era equivocada, con el precio del galón de gasolina por encima de los 5 dólares.
“Es la economía, imbécil”, sentenciaba Bill Clinton. Pero, décadas después, ni Obama, con sus dos mandatos, ni ahora Biden, lo han entendido.
(Con información de ADN)