Complicaciones en los rescates. El Síndrome de aplastamiento | Albert Mesa Rey

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Estos días estamos asistiendo a las imágenes del terrible terremoto que ha asolado regiones de Turquía y Siria. Los rescatistas tienen un plazo estimado en 72 horas para buscar damnificados con posibilidades de supervivencia. Pasado este plazo, la posibilidad de encontrarlos va descendiendo en progresión geométrica cada minuto que pasa. ¿Por qué ocurre eso en personas que hayan podido sobrevivir a los primeros efectos del seísmo?

Recuerdo las lecciones en el curso de “Enfermeros de Primera” que nos impartieron en el Centro de Instrucción de Reclutas de Camposoto (Cádiz) a los que, en nuestros destinos, íbamos a ser los enfermeros en nuestros respectivos regimientos y me gustaría compartir  con vosotros, amables lectores, estos conocimientos para que tengáis una visión de las dificultades con las que se enfrentan los servicios de rescate ante este tipo de catástrofes donde hay personas que quedan sepultadas. Esto puede suceder a consecuencia de acciones bélicas, acciones terroristas, accidentes o desastres naturales.

En una catástrofe donde haya personas atrapadas es de importancia capital el tiempo. Una de las primeras dificultades en cuanto pasa el tiempo entre el suceso y el rescate es la deshidratación. Es bien sabido que una persona de unos 70 Kg. tendría suficientes calorías almacenadas para sobrevivir entre 1 y 3 meses, pero estos procesos de autofagia, o uso de tejidos propios como combustible, tienen un tiempo limitado que es casi imposible de calcular.

También es difícil saber cuánto tiempo es posible sobrevivir sin agua, y depende también de muchos factores. Se especula que un adulto en forma, en promedio aguantaría varios días, pero se sabe que un niño encerrado en un coche en medio de un caluroso verano puede morir de deshidratación en apenas unas horas. Así pues, la deshidratación es otro de los factores que influyen en la supervivencia de una persona atrapada.

Hoy quiero hablar de otro de los factores que es más desconocido y que tiene una importancia capital: El Síndrome de Aplastamiento.

¿Qué es el Síndrome de Aplastamiento?

En pocas palabras, entendemos por síndrome de aplastamiento un cuadro de shock intenso con insuficiencia renal aguda originado como consecuencia de un aplastamiento de masas musculares.

En los casos de personas sepultadas, aparte de los posibles traumatismos ocasionados por los derrumbes (aplastamientos o traumatismos directos), hay situaciones en que se produce una destrucción relevante de la masa muscular esquelética que puede generar el cuadro clínico del síndrome de aplastamiento.

En el síndrome por aplastamiento se combinan tres hechos fisiopatológicos: La rabdomiólisis, el shock y el síndrome compartimental.

Definamos cada uno de ellos:

La rabdomiólisis

Debido a la lesión del tejido muscular, se rompe la membrana de las células musculares estriadas y su contenido sale al espacio intersticial, desde donde pasará a la sangre.

El shock

El shock es multifactorial, por una parte, hipovolémico debido al secuestro de líquido en las zonas dañadas por el aplastamiento por el fenómeno inflamatorio, también hemorrágico por la pérdida de sangre y por otra parte distributivo, secundario al proceso inflamatorio que se inicia en las zonas aplastadas y que se agrava con la reperfusión cuando se liberan los tejidos.

El síndrome compartimental

El síndrome compartimental es de gran importancia, pero desgraciadamente es más complejo de definir y entender sin entrar en tecnicismos. Se define como: “una elevación de la presión intersticial, por encima de la presión de perfusión capilar dentro de un compartimento osteofascial cerrado, con compromiso del flujo sanguíneo en el músculo y el nervio lo que condiciona daño de los tejidos”.

Como consecuencia del traumatismo, a nivel local se producirá una intensa reacción inflamatoria con todos los componentes habituales: encharcamiento del tejido (edema), dolor e infiltrado de células inmunitarias.

El edema puede dar lugar a un aumento de la presión local, especialmente si se conservan íntegras las fuertes fascias que envuelven los músculos esqueléticos, que provoque el colapso de los vasos sanguíneos.

Si la presión compartimental se eleva por encima de la presión de perfusión de los tejidos, se impide el riego sanguíneo provocando isquemia y posterior necrosis (muerte de los tejidos) del paquete muscular. También puede comprometer el riego y la inervación de los paquetes musculares adyacentes.

Por otra parte, en los casos de compresión prolongada, la descompresión de una zona atrapada permite recuperar el flujo sanguíneo pero la reperfusión del tejido sometido a isquemia prolongada puede causar nuevo daño (síndrome de reperfusión), agravando aún más el cuadro.

Clínica del síndrome de aplastamiento

La clínica será la de las lesiones primarias por el aplastamiento (hemorragias, heridas, fracturas, etc.) y la triada clásica de la rabdomiólisis: mialgia, debilidad generalizada y orina oscura. Habitualmente puede progresar a shock, anuria y muerte.

Si al retirar la causa de aplastamiento el dolor de las zonas aplastadas y reperfundidas aumenta y se hace desproporcionado para las lesiones existentes hay que sospechar de la presencia de un síndrome compartimental, sobre todo si el dolor aumenta con la presión o estiramiento de los músculos afectados y se acompaña de alteraciones sensitivas. En fases se llegará a la anestesia de la zona y parálisis. De hecho, el síndrome compartimental se denomina de las 6P en la literatura anglosajona: pain, paresthesia, pressure, paleness, paralysis, pulselessnes (dolor, parestesia, presión elevada, palidez, parálisis y ausencia de pulso).

Primeros auxilios

Los equipos de rescate deberán tener en cuenta los siguientes aspectos al liberar personas atrapadas:

  • En el manejo de estos pacientes hay que tener presente dos objetivos: tratar las lesiones locales y prevenir las complicaciones del síndrome de aplastamiento: Prevenir el shock, la hipovolemia, el fracaso renal agudo y el síndrome compartimental.
  • En relación con la zona aplastada, si es posible hay que intentar que la presión se libere de manera progresiva (no brusca). En algunos casos se recurre a instaurar una compresión neumática de la zona hasta que vaya reduciendo lentamente la presión hasta normalizarla. Esta acción estaría condicionada a la existencia de fracturas.

Hasta aquí las definiciones, primeros auxilios y atenciones del paciente atrapado. Los tratamientos siguientes son competencia de los servicios sanitarios especializados en un hospital, sea un puesto avanzado o una institución.

Os pido disculpas amables lectores si he empleado un lenguaje bastante técnico, pues no he sabido utilizar un lenguaje más llano. De todos modos, espero que os haya sido clarificador e interesante. Gracias por leerme.

Albert Mesa Rey es de formación Diplomado en Enfermería y Diplomado Executive por C1b3rwall Academy 2022. Soldado Enfermero de 1ª (rvh) y Clinical Research Associate (jubilado). Escritor y divulgador. Actualmente director del diario digital «Benemérita al día» del Círculo Ahumada – Amigos de la Guardia Civil .

 

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