Casado cocea de nuevo y despierta al PSOE | Francisco Alonso-Graña

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Ojalá que a las horas en que se publique este artículo esas coces hayan remitido y no siga en órbita esa especie de segunda edición del discurso con que nos obsequió el líder del PP en la moción de censura contra el gobierno de Pedro Sánchez y demuestre que se ha bajado de esa luna donde parece que hoy está situado. No pueden despreciarse de forma tan insensata a los cuatro millones de votantes, a nivel nacional, que en su día apoyaron a la formación de Abascal. VOX está, y ya demostró claramente que se queda, siendo innegable además, que crece. Sería absurdo pretender un cordón sanitario contra VOX como pide la izquierda, cuando Pedro Sánchez es capaz de pactar con Bildu y demás fuerzas antiespañolas. Y repito, no es admisible ese desprecio por parte de Casado, no solo hacia VOX en sí sino a los votantes de VOX. El PP perdió 60.000 votos en estas últimas elecciones Castilla León y, pareciendo ignorarlo, esgrime grandes exigencias basadas en un teórico gran éxito. Hasta se habla de repetición de elecciones lo cual es casi seguro que sería un desastre para ellos sobre todo ahora y teniendo en cuenta que el PP, aunque esta vez haya ganado, no deja de perder votos, mientras VOX sigue aumentando.

No ha elegido bien Pablo Casado el camino hacia la Moncloa. Una postura tan radical como la que adopta frente a VOX y su propósito de erigirse en único aspirante con garantías hacia la presidencia de la nación, necesitaría otra personalidad más convincente, con más madera de líder, con más ideas aglutinantes y otra visión política, y estas condiciones o características, creo que no las reúne. Da la impresión de estar instalado en un bipartidismo que hoy no existe así como tampoco resulta  acertada la opinión que parece tener sobre sí mismo.

Conocido el desenlace de las elecciones citadas, se veía muy tocado al PSOE (pérdida de 118.000 votos, un cinco por ciento) como claramente fue notorio en las declaraciones de Tudanca y Lastra que tuvieron que acudir a manidos argumentos como “fascismos”, “extrema derecha”, “corrupción”, etc. para sacudirse inútilmente su fracaso. Desgraciadamente, la intervención de Pablo Casado tras conocerse los resultados, en vez de servir para debilitar más al PSOE, muy tocado por su revés, dio la impresión de infundirle ánimos con ese nuevo e inoportuno ataque a VOX aunque no haya citado nombres. Y para más insistencia, otro pepero, Óscar Puente, alcalde de Valladolid, ha sido más claro afirmando a la mañana siguiente que los socialistas tienen que «ofrecer la alternativa para que el PP no caiga en brazos de VOX..”. Bien errados andan los dirigentes del PP que no saben escuchar ni interpretar las opiniones de un tanto por ciento muy elevado de sus votantes, cerrándose a una necesidad tan evidente como es su entendimiento con la citada formación presidida por Santiago Abascal.

Su victoria, y en esto debemos de estar de acuerdo con las opiniones del PSOE, ha sido bastante pobre pues solamente los separan 15.000 votos en los peores resultados de este último partido. No es hora de exigencias, es hora de apoyos y entendimientos.

Cayetana Álvarez de Toledo ha resumido de forma muy realista y certera la situación producida, así como el camino a seguir:

Los resultados del Partido Popular en Castilla y León son una llamada de atenció porque, en su opinión, “la candidatura de Alfonso Fernández Mañueco ha obtenido su peor resultado histórico en uno de sus feudos más favorables durante el peor momento de Pedro Sánchez». Nosotros deberíamos estar en una dinámica imparable de crecimiento y eso no se está produciendo», ha reconocido la exportavoz parlamentaria a los medios de comunicación en Pamplona, antes de la presentación de su libro ‘Políticamente indeseable’, apostando finalmente por «abandonar innobles guerras internas para dedicarse a la noble y necesaria batalla cultural externa».

 ¿Les parece claro? A mí, lo confieso, diáfano y terminante. Lo malo es que estas voces están proscritas en su propia casa y no son por cierto palabras necias a las que aplicar nuestro refrán sino todo lo contrario. Por tanto: El que tenga oídos para oír que oiga.

 

Francisco Alonso-Graña | Escritor

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