Bill Gates y el neofeudalismo (II) | Robert F. Kennedy, jr

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(Les ofrecemos la segunda parte del artículo escrito por Robert F. Kennedy)

La guerra química en la salud humana

Cada vez hay más pruebas que apuntan al tipo de alimentos procesados y cultivados industrialmente, que Gates favorece, como los causantes principales de las epidemias de enfermedades crónicas que están devastando la salud humana y debilitando a los niños en todo el mundo.

Los OGM más populares del mundo funcionan para facilitar la pulverización aérea de pesticidas. La técnica de Monsanto de introducir genes para hacer que los cultivos agrícolas sean resistentes a los venenos que matan las malas hierbas permite a los gigantes de la agroindustria despedir a los trabajadores agrícolas, sustituyéndolos por aviones (o drones) que saturan los paisajes (y los alimentos) con toxinas en aerosol como el glifosato y los neonicotinoides.

Desde la proliferación de los pesticidas químicos en la década de los 40, más de la mitad de las aves canoras americanas han desaparecido, como también la mayoría de las poblaciones de abejas e insectos del mundo, mientras las tasas de enfermedades crónicas en Estados Unidos han aumentado hasta un 54% en paralelo al aumento del uso de pesticidas.

Como ha señalado Vandana Shiva, «Gates ha declarado la guerra química, no solo a la naturaleza, sino también a los sistemas metabólicos de nuestro cuerpo y a la simbiosis del microbiota intestinal con su obsesión por los pesticidas y herbicidas, y su campaña para que la humanidad se pase a los alimentos transgénicos».

Alimentos sintéticos: soylent «Gates» [en referencia a la película distópica Soylent Green, de 1973, estrenada en España con el título Cuando el destino nos alcance]

La agenda de poder, beneficio y control de Gates parece impulsar su compromiso de sintetizar los llamados alimentos «transhumanos» de laboratorio y sus enormes inversiones en la fabricación de alimentos procesados.

Gates dice que la carne sintética es «el futuro de la alimentación» [en la película mencionada más arriba, la humanidad se divide en dos clases: una élite que come alimentos frescos y el resto, que se alimenta de unas pastillas que, se supone, están hechas de concentrados vegetales y plancton, ndt]. Tiene inversiones en empresas que fabrican pollos y huevos de origen vegetal, y otras que elaboran alimentos a partir de insectos. Gates posee patentes, o tiene patentes pendientes de aprobación, para más de cien sustitutos de animales, desde el pollo hasta el pescado. Ha invertido mucho en Motif FoodWorks, una empresa que fabrica una variedad de alimentos e ingredientes de laboratorio sintetizados. Cofundó Breakthrough Energy en 2015 con sus amigotes multimillonarios Jeff Bezos, Michael Bloomberg y Mark Zuckerberg, el llamado «Club de los aprovechados de la pandemia» (los multimillonarios de Estados Unidos que han aumentado su riqueza en 1,1 trillones de dólares desde que comenzó el confinamiento, mientras que el número de estadounidenses empobrecidos creció en 8 millones).

Esa colaboración tiene grandes participaciones en Beyond Meat, de la que son copropietarios con Tyson Foods y Cargill. Beyond Meat fabrica tacos de pollo a base de plantas transgénicas, y están llenos de pesticidas. Gates y su Club de Muchachos Billonarios también tienen grandes posiciones en Impossible Foods, que utiliza calor y presión para producir hamburguesas y bratwurst sintéticos a partir de soja transgénica. Los resultados del laboratorio demostraron que la carne de imitación de la empresa contenía niveles de glifosato once veces superiores a los de su competidor más cercano. Seth Itzkan, de Soil4Climate, escribió: «Impossible Foods debería llamarse realmente «Impossible Patents». No es comida; es software, propiedad intelectual; de hecho, catorce patentes en cada bocado de Impossible Burger. Es IFood, la próxima aplicación asesina. Solo tienes que descargar tu sabor. Este es su probable atractivo para Bill Gates, su über inversor».

Otra de las empresas de Breakthrough es Memphis Meats, que elabora un tejido similar a la carne sobre un sustrato de sangre de ternera. Bloomberg predice, de manera muy optimista, que los ingresos de la carne sintética alcanzarán los 3.5 billones de dólares en 2026.

En junio de 2020, los «Breakthrough Bros» invirtieron 3,5 millones de dólares en Biomilq, una empresa que produce leche materna sintética a partir de «glándulas mamarias y células epiteliales humanas cultivadas». Gates no ha explicado si la leche contendrá los anticuerpos maternos –presentes en la auténtica leche materna-, que funcionan para proteger a los bebés de las enfermedades infecciosas, o si las próximas generaciones de niños Biomilq tendrán que depender de una batería adicional de las vacunas transgénicas de Gates.

Poco impresionada, Vandana Shiva observa que Bill Gates «quiere privarnos de proteínas y grasas buenas y saludables, y engancharnos a su basura sintética cultivada en laboratorio».

Gates es el creador y el mayor donante de la filial de las Naciones Unidas, GAVI, una falsa agencia gubernamental que creó para impulsar sus diabólicos inventos químicos, médicos y alimentarios, y para llevar a cabo sus villanos experimentos de vacunas en africanos e indios. Desde 2014, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), financiada por la Fundación Gates con casi 850 mil dólares, ha impulsado agresivamente el uso de la proteína de los insectos, especialmente para los pobres. Según GAVI, las avispas, los escarabajos, los grillos y otros insectos están «subutilizados» como fuente de alimentos.

Siguiendo el ejemplo de Gates, GAVI es optimista porque cree que, en breve, los insectos serán un importante complemento alimenticio para los niños pobres y desnutridos.

Tal vez sea en previsión de ese día feliz por lo que la Fundación Gates ha invertido en una empresa sudafricana que fabrica proteínas comestibles a partir de gusanos cultivados. La fábrica de la empresa alberga mil millones de moscas y produce 22 toneladas diarias de gusanos que se alimentan de residuos de matadero, municipales y domésticos. Dado que los mercados aún están inmaduros para los gusanos como alimento humano, Gates vende su harina de gusanos a empresas cárnicas como las de Tyson Foods, socio de Gates, para alimentar a pollos enjaulados en batería, y a piscifactorías a gran escala, como las de Unilever, una multinacional de 58 billones de dólares, que es socia comercial de Gates y beneficiaria de las subvenciones de su peculiar organización benéfica pública.

Como es habitual, Gates también ha movilizado a las agencias internacionales que controla y a las grandes empresas con las que se asocia para impulsar su falsa agenda alimentaria, incluyendo, sobre todo, al Foro Económico Mundial, financiado por Gates y que reúne a los multimillonarios del mundo en Davos cada año para planificar y trazar el futuro político y económico de la humanidad.

El presidente del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab, es el autor del influyente libro Covid-19: The Great Reset, que, al parecer, el Foro ha enviado por correo a la mayoría de los cargos electos del mundo, incluso a los ejecutivos provinciales.

Schwab defiende que los poderosos deben utilizar la crisis del Covid para imponer a una humanidad asediada, aterrorizada y sumisa controles autoritarios, una vigilancia omnipresente, nuevos modelos económicos opresivos y un gobierno mundial. El Gran Reinicio es el plan del Foro Económico Mundial para reconstruir una nueva economía controlada sistemáticamente tras la pandemia del Covid-19.

Schwab y el príncipe Carlos desvelaron «El Gran Reinicio» en una cumbre del Foro en mayo de 2020. Se trata de una visión cuyo objetivo es dirigir el mundo hacia un Estado de vigilancia totalitario y autoritario, gestionado por tecnócratas que manejarán a la población traumatizada, desplazará la riqueza a las clases superiores y servirá a los intereses de los multimillonarios oligarcas de la élite. Para «reiniciar» las políticas alimentarias mundiales, el Foro ha promovido y se ha asociado con una organización llamada EAT Forum, que se describe a sí misma como el «Davos de la alimentación».

El cofundador de EAT es Wellcome Trust, una organización fundada, financiada y estratégicamente vinculada al fabricante de vacunas GlaxoSmithKline, en el que Gates ha hecho grandes inversiones. La mayor iniciativa de EAT se llama FReSH, que la organización describe como un esfuerzo para impulsar la transformación del sistema alimentario. Entre los socios del proyecto se encuentran Bayer, Cargill, Syngenta, Unilever y el gigante tecnológico Google.

EAT Forum trabaja con estas empresas para «añadir valor a los negocios y la industria» y «establecer la agenda política». Para llevar adelante esta rentable iniciativa, EAT colabora con casi cuarenta gobiernos municipales de Europa, África, Asia, Norteamérica, Sudamérica y Australia. La organización también ayuda al Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), financiado por Gates, en la «creación de nuevas directrices dietéticas» e iniciativas de desarrollo sostenible.

Según Frederic Leroy, profesor de ciencias de la alimentación y biotecnología de la Universidad de Bruselas, la red EAT colabora estrechamente con algunas de las mayores empresas de fabricación de carne sintética como Impossible Foods y otras empresas de biotecnología, para sustituir los alimentos nutritivos y sanos por los brebajes de laboratorio modificados genéticamente por Gates. «Lo enmarcan como saludable y sostenible, y por supuesto no es ninguna de las dos cosas», ha dicho Leroy a The Defender. La Dra. Shiva también se burla de las perennes afirmaciones propagandísticas de Gates de que sus carnes transgénicas son para alimentar a los niños y para desbaratar el cambio climático: «La comida falsa procesada en laboratorio tiene que ver realmente con patentar nuestra comida, no con alimentar a la gente o salvar el clima, como pretenden Gates y sus amigos biotecnológicos. La dieta propuesta por EAT no tiene nada que ver con la nutrición, sino con hacer grandes negocios y apropiarse del sistema alimentario por parte de las empresas».

Leroy añade: «Empresas como Unilever y Bayer, y otras compañías farmacéuticas, ya son procesadores químicos, por lo que muchas de estas empresas están muy bien posicionadas para beneficiarse de este nuevo negocio alimentario que gira en torno a la elaboración de productos químicos y los extractos necesarios para producir estos alimentos fabricados en laboratorio a escala mundial».

Alimentos reforzados

Los alimentos sintéticos y transgénicos tienden a tener pocos micronutrientes vitales, necesarios para la salud humana. El glifosato, por ejemplo, funciona como un quelante. Mata las malas hierbas degradando los componentes minerales necesarios para la vida. Los cultivos agrícolas expuestos al glifosato tienen mucho menos valor nutricional que los alimentos naturales.

Las personas que consumen los alimentos procesados, sintéticos y transgénicos de Gates pueden tener el estómago lleno, pero estar clínicamente desnutridos. Gates se apresura a resolver este problema comprando tecnologías y asociándose con empresas como Roche y Kraft, que enriquecen los alimentos artificialmente con minerales y vitaminas. Al mismo tiempo, promueve leyes en los países en desarrollo para obligar a enriquecer los alimentos.

Esas leyes benefician a las empresas de pesticidas y alimentos procesados en detrimento de los agricultores tradicionales y ecológicos. Dado que ya hay empresas estadounidenses como Roche, Kraft, General Foods y Philip Morris que enriquecen sus quesos y cereales procesados, son los socios entusiastas de Gates en esta estafa.

Ya vi esta estafa perpetrada por otra gran compañía alimentaria a principios de mi carrera. En 2003 yo representaba a miles de pequeños agricultores polacos en la batalla por mantener fuera de Polonia las fábricas industriales de carne de cerdo de Smithfield Foods. El viceprimer ministro polaco, Andrzej Lepper, me dijo que los funcionarios de Smithfield le habían ofrecido un soborno de un millón de dólares para que apoyara una ley que obligaba a los mataderos a instalar tecnología higiénica de alto nivel, incluidos grifos de baño accionados por láser. Smithfield sabía que la ley tendría el efecto de cerrar los 2.600 mataderos familiares que fabricaban la emblemática salchicha kielbasa de Polonia. Al ser la única entidad que podía permitirse los láseres, Smithfield monopolizaría los mataderos de Polonia y el 100% de sus lucrativas exportaciones de kielbasa.

Gates ha seguido el ejemplo de Smithfield para llevar adelante sus leyes de enriquecimiento de los alimentos. Al ordenar que se enriquecieran todos los alimentos, los productos de Kraft como Cheez Whiz y American Singles, y sus Kool-Aid y Tang reforzados con vitaminas, están en posición de desplazar el queso y la leche de cabra producidos localmente en los mercados de las aldeas, dejando así a los pequeños agricultores africanos fuera del negocio.

Para promover su programa obligatorio de alimentos enriquecidos, Gates creó otra de sus útiles organizaciones cuasi-gubernamentales, la Global Alliance for Improved Nutrition [Alianza Global para la Mejora de la Nutrición, GAIN sus siglas en inglés], con el fin de ayudar a las multinacionales alimentarias (socios comerciales de Gates) a presionar para obtener aranceles y tasas impositivas favorables para los alimentos procesados y fortificados, y una revisión regulatoria más rápida de los nuevos productos en los países seleccionados. El consorcio GAIN de Gates también da dinero a los gobiernos locales para que estimulen la demanda de alimentos enriquecidos mediante campañas de relaciones públicas a gran escala, u ofreciendo «sellos de aprobación» gubernamentales para los productos alimentarios de las corporaciones.

Gates, GAVI y GAIN

Gates modeló su proyecto GAIN a partir de su multimillonario programa mundial de vacunas (GAVI). Haciéndose pasar por una agencia de salud pública, GAVI ha conseguido movilizar a las agencias públicas y a la industria privada para que se deshagan de las vacunas no probadas, experimentales o desacreditadas -y a menudo mortales-, inoculándolas en los niños pobres de los países en desarrollo.

Siguiendo el modelo GAVI, Gates lanzó su programa GAIN de 70 millones de dólares en la Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la Infancia. Su colaboración incluye las agencias de la ONU que Gates controla, como el Banco Mundial, la Organización Mundial de la Salud y UNICEF, y las grandes empresas de alimentos procesados como Philip Morris y Kraft, en las que ha hecho grandes inversiones.

Según Vandana Shiva, el objetivo de GAIN es «coordinar campañas que presionen a los países africanos y asiáticos para que concedan subvenciones obscenas, exenciones fiscales y arancelarias y otras preferencias a los alimentos procesados».

A algunos expertos les inquieta la idea de que Bill Gates y las multinacionales de la alimentación se unan para colonizar los sistemas alimentarios de los países subdesarrollados, y que vendan los alimentos procesados bajo la bandera de la salud pública.

El Dr. Mark Hyman, autor éxito de ventas del New York Times y jefe de estrategia e innovación del Centro de Medicina Funcional de la Clínica Cleveland, me dijo: «A pesar de estar ocasionalmente enriquecidos con vitaminas y minerales, los alimentos procesados están llenos de azúcar, almidón, aceites procesados, colorantes artificiales, conservantes, pesticidas y sodio que contribuyen a la doble carga de obesidad y  desnutrición, y a la epidemia de enfermedades crónicas. A nivel mundial, once millones de personas mueren cada año por el exceso de alimentos ultraprocesados y la falta de alimentos integrales protectores, lo que convierte a los alimentos procesados en la primera causa de muerte en el mundo».

El Dr. Hyman llama a estos alimentos «lo contrario» de la nutrición». Shiva está de acuerdo. «El programa GAIN», dice Shiva, «no tiene que ver con la solución de la malnutrición, sino con el hecho de obligar a las naciones pobres a abrir el acceso a sus mercados y, así, eliminar a los productores locales».

«Los alimentos enriquecidos son soluciones técnicas ilusorias a problemas socioeconómicos complejos. Las soluciones sociales y económicas funcionarían mejor a largo plazo», argumenta la profesora Marion Nestle. Nestle es el venerado icono de la alimentación y la nutrición que ocupa la Cátedra Paulette Goddard de Nutrición y Estudios Alimentarios de la Universidad de Nueva York. Nestle, autora de Food Politics: How the Food Industry Influences Nutrition and Health, me dijo: «Con una excepción, la sal yodada, los alimentos enriquecidos cuestan demasiado, no alcanzan los objetivos previstos o tienen un alcance demasiado limitado para conseguir lo que pretenden. Considero que estas leyes resuelven un problema para las empresas que fabrican estos productos, pero no abordan las deficiencias de nutrientes y calorías. No me gustan los alimentos enriquecidos. Quiero que haya una amplia variedad de alimentos reales más disponibles y menos costosos, y producidos localmente. Así que estoy de acuerdo con los críticos. Me gustaría que la Fundación Gates invirtiera en proyectos para promover la producción local de alimentos a pequeña escala».

Publicado por Robert F. Kennedy, jr

(Infovaticana)

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