La bandera LGTBIQ+ «es un trapo que borra a las mujeres. Que empuja a mutilar a las niñas y a los niños»

El pasado Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, la Unión Europea izó la bandera LGTBIQ+ con entusiasmo institucional y Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, publicó un vídeo con palabras de apoyo en sus redes sociales. Palabras que no son neutrales. Son un manifiesto ideológico ya que esta bandera, supuestamente de inclusión, impone una visión totalitaria del ser humano. Y las consecuencias las sufren los más débiles: mujeres, niñas y niños.

Feministas clásicas desmontan el mito

Paradójicamente, no solo los sectores conservadores rechazan esta imposición. También lo hacen voces feministas marxistas históricas. Ellas no callan ante la imposición de la ideología trans. Su mensaje es directo y devastador:

«Esa bandera es un trapo que borra a las mujeres. Que empuja a mutilar a las niñas y a los niños. Que ejerce terapias de conversión sobre lesbianas y gais a quienes se les dice que en realidad son trans.»

Este rechazo no proviene de la «ultraderecha», como pretende la izquierda globalista. Proviene de las propias filas del marxismo clásico, pero que aún distingue el sexo biológico de la identidad subjetiva impuesta por la ideología.

Una bandera que discrimina y divide

La bandera LGTBIQ+ no representa derechos. Representa dogmas. No une, separa. No libera, impone. No defiende la igualdad, sino privilegios ideológicos. No visibiliza a todos, borra a muchos.

La propia lógica transgenerista niega la existencia de la mujer o de l hombre como categoría real. Las niñas, empujadas por entornos educativos contaminados por la ideología, acaban siendo hormonadas y mutiladas. Todo bajo el aplauso institucional de Bruselas.

El rostro del globalismo ideológico

Este episodio refleja el choque real de nuestro tiempo. No es una lucha entre izquierda y derecha. Es una batalla entre globalismo e ideología trans frente a la soberanía y defensa de la vida real.

La imposición de símbolos ideológicos como la bandera LGTBIQ+ forma parte del paquete ideológico de la ideología de género y la cultura woke, que imponen una visión deshumanizante. Esta ideología pretende rediseñar la naturaleza humana al margen de la realidad biológica, la ciencia y el sentido común.

La batalla cultural continúa

No nos debemos rendirse a estas imposiciones. La bandera de la libertad no ondea en colores artificiales. Ondean en ella la defensa de la familia natural, la protección de la infancia y la verdad antropológica.

Los intentos de suplantar la verdad con propaganda deben encontrar resistencia. Y esa resistencia se llama soberanía nacional. Se llama libertad. Se llama defensa de la mujer, del niño, de la naturaleza humana.

La lucha por la verdad no puede cesar. Porque mientras las instituciones agiten trapos ideológicos, mutilen cuerpos infantiles y borren a las mujeres, la batalla cultural estará más viva que nunca.

La defensa de las mujeres, de los niños indefensos y de la verdad antropológica es una realidad. No es ideología. Es justicia. Es humanidad.