El islam avanza: Un pueblo catalán que ya tiene más mezquitas que parroquias y otro con el primer minarete desde la Edad Media

avance del islam en Cataluña

Salt y Seròs, son dos pueblos que reflejan cómo el avance del islam en Cataluña se acelera con el apoyo de partidos como PP, PSOE, ERC y nacionalistas, marginando la fe católica y la identidad española.

Salt: el municipio con más mezquitas que iglesias católicas

Salt, municipio de Gerona con más de 33.000 habitantes, representa hoy una muestra palpable del avance del islam en Cataluña. Según datos del INE de 2024, el 42 % de su población es extranjera. Entre ellos, destaca la comunidad marroquí (15 %), aunque también existen otras nacionalidades africanas e hispanas.

Esta demografía ha derivado en un fenómeno preocupante: Salt alberga al menos siete mezquitas, entre formales e informales, muchas instaladas en bajos comerciales. Estas «asociaciones islámicas» o «centros de culto» no tienen apariencias tradicionales, pero funcionan como mezquitas.

Tres de ellas están vinculadas a la comunidad marroquí, y las otras cuatro acogen fieles de Gambia, Senegal, Mali o Kenia. La más grande, ubicada en el polígono industrial Torre Mirona, puede albergar a 750 personas, siendo una de las más grandes de Cataluña.

La realidad es que el avance del islam en Cataluña se cristaliza en datos como estos: siete mezquitas frente a dos iglesias católicas (Sant Jaume y Sant Cugat). Incluso si se suman las iglesias evangélicas y adventistas, el número total apenas equilibra la situación: ocho centros cristianos frente a siete islámicos.

Cesiones institucionales: PP, ERC y Junts facilitan la islamización

El avance del islam en Cataluña no solo responde a una cuestión demográfica, sino también a la colaboración activa de partidos como PP, PSOE, Junts y ERC. En Salt, el equipo de gobierno (Junts y ERC) mantiene acuerdos con comunidades islámicas que permiten:

  • Ceder campos de fútbol durante el Ramadán.
  • Modificar horarios comerciales por motivos religiosos.
  • Habilitar suelo público para enterramientos islámicos.

Estas concesiones contrastan con el creciente cerco a las manifestaciones católicas en el espacio público. En lugar de defender nuestras raíces, estos partidos colaboran con el desplazamiento del cristianismo.

Ejemplo de ello es el caso de Kalikou Diawara, imán de la mezquita Ahlu-Sunna. Ocupó ilegalmente una vivienda durante cinco años, fue desalojado y su caso generó disturbios. 200 personas protestaron violentamente, y hubo seis detenidos. El alcalde de ERC, Jordi Viñas, le ofreció una vivienda social.

El avance del islam en Cataluña no es espontáneo. Cuenta con complicidad política.

Seròs y el primer minarete desde la Edad Media

Si Salt muestra el número, Seròs exhibe el símbolo. Este pequeño municipio de Lérida ha inaugurado el primer minarete desde la Edad Media. La torre islámica se alza a escasos metros de una iglesia católica, con un mensaje claro: «presencia del islam en el territorio».

El propio representante islámico lo afirmó sin rodeos: el objetivo es doble, llamar a la oración y «mostrar que el islam avanza en unas calles en las que retrocedió en tiempos lejanos».

No es una opinión, sino una constatación: el avance del islam en Cataluña se consolida en lo simbólico y lo práctico. El minarete no solo es una construcción arquitectónica, es un aviso.

Quien crea que el islam es una religión como otra cualquiera, se equivoca. El islam, como ideología política, regula todos los aspectos de la vida y busca la imposición. La historia lo demuestra y su presente también.

Cataluña: epicentro del crecimiento islámico en España

Los datos son contundentes. En Cataluña existen unas 300 mezquitas, una de cada tres salafistas. Además, se imparten clases de lengua árabe y cultura marroquí en horario lectivo en más de 120 colegios. El censo musulmán crece a un ritmo de 40.000 personas al año. Se calcula que ya hay 700.000 musulmanes en Cataluña.

El avance del islam no es casual. Es el resultado de políticas migratorias irresponsables, de cesiones institucionales constantes, y de una voluntad expresa de borrar nuestras señas de identidad.

Mientras se ataca a la religión católica, se subvenciona la islamización. Mientras se retiran cruces y belenes, se construyen minaretes. Mientras se criminaliza a la religión católica, se protege a quienes promueven disturbios violentos.

No es diversidad, es sustitución

El avance del islam no se trata de convivencia, sino de sustitución cultural y religiosa. Municipios como Salt y Seròs son solo el comienzo. Los mismos partidos que persiguen la fe católica y promueven la Agenda 2030 están allanando el terreno para que el islam avance.

Hoy son mezquitas y minaretes. Mañana será la imposición de normas, costumbres y valores ajenos a nuestra civilización. Es hora de reaccionar, de defender la España católica, unida y soberana.

No es islamofobia, es supervivencia.

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