Luego dos médicos deben confirmar en un informe la gravedad del estado de salud y que la persona está en condiciones para tomar la decisión de forma autónoma y libre. En caso de duda, los médicos podrán llamar además a un psicólogo o psiquiatra.

Tras este informe médico, la ley establece un período de reflexión de tres meses y solo después el paciente mismo o una persona encargada por él podrá adquirir en una farmacia el fármaco para acabar con su vida. Ninguna de las personas involucradas en el proceso del suicidio asistido podrán ser denunciadas ante la Justicia.

El enfermo deberá ingerir sin asistencia la sustancia, en el caso de no ser posible deberá ser él mismo que active la sonda que introduzca el fármaco en su organismo.

El Gobierno austríaco, que cuenta con una mayoría estable en el Parlamento, estaba obligado a presentar la nueva ley después de que el Tribunal Constitucional del país suspendiera este año la actual ley que prohibía el suicidio asistido.