Asados en la inflación y el desgobierno | Luis Losada

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Los sindicatos aceptan subidas salariales inferiores a la inflación mientras que la inactividad del gobierno nos lleva a record tras record en el precio de la energía

Cada día que pasa es una nueva vuelta de tuerca sin que nadie parezca inmutarse. Sufrimos una inflación superior al 5%, una tasa no vista en décadas y nadie parece especialmente preocupado. La ilusión monetaria quizás nos engañe pensando que tenemos la misma cantidad de dinero. Cierto. Pero esa cantidad de dinero no sirve para comprar la misma cantidad de cosas. Nuestra capacidad de compra se ha visto reducida sustancialmente.

Y lo peor es que no es un bache puntual. Todos los estudios y análisis apuntan a que la elevada inflación ha llegado para quedarse. Y eso significa que cada día que pasa nuestra capacidad de compra es menor y nuestros ahorros valen menos. Los ratones están desatados erosionando nuestro esfuerzo acumulado sin que nadie diga ni haga nada.

Los sindicatos están aceptando revalorizaciones del 2% con una inflación superior al 5%, lo que evidencia una pérdida de poder adquisitivo. Deben de estar más preocupados con proteger al gobierno catalán y nacional en la polémica del pequeño de Canet del Mar, que como todo el mundo sabe es un conflicto laboral de libro…

Baste la ironía para denunciar la inacción sindical ante los verdaderos problemas laborales de España. Ni una palabra sobre el problema de ganaderos y agricultores. Ni una palabra sobre el plantón que los camioneros harán en plena víspera de Navidad. Ni siquiera una palabra sobre las huelgas del hambre o el récord europeo en paro juvenil.

Los subvencionados sindicatos tampoco han levantado la voz ante el alza del precio de la electricidad. Ni siquiera después de que Bruselas afeará al gobierno por no rebajar la fiscalidad para aliviar el recibo. Los sindicatos siguen callados. 

Quizás porque estén esperando a que gobierne la derecha para incendiar la calle, como sugirió en sede parlamentaria ‘sor Yolanda’. Una verguenza. Porque toda sociedad necesita de unos sindicatos que velen por los derechos de los trabajadores y que tensen la relación con empresarios con equidad y sin quebrar la actividad ni la productividad. 

Pero estos sindicatos apesebrados llevan décadas sin capacidad de tensar. Han desarrollado tanto la capacidad recaudatoria que regresar a sus funciones les resulta tedioso. Y mientras, los trabajadores sufriendo un lento desgaste de su capacidad de compra sin que a nadie parezca importarles demasiado. La izquierda ha abandonado la batalla por la justicia social. Y como es sabido, en política, los vacíos no existen, se rellenan…

Luis Losada Pescador | Periodista

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