El Tribunal Supremo se contradice y avala el adoctrinamiento en los edificios públicos
Tal y como señalamos ayer en el artículo de opinión de Adelante España, el Tribunal Supremo (TS) ha dictado una sentencia que contradice frontalmente su propia doctrina de hace cuatro años. Ahora, avala la colocación de la bandera LGTB en edificios públicos, argumentando que no es «un símbolo partidista». Esta decisión ha generado una oleada de indignación porque va contra la neutralidad institucional y los principios constitucionales,
La Fundación Abogados Cristianos anuncia que recurrirá esta resolución al Tribunal Constitucional
Desde Abogados Cristianos, organización que trabaja incansablemente por los derechos y libertades de los ciudadanos, han declarado:
«En los edificios públicos deben ondear, exclusivamente, banderas oficiales, dejando fuera aquellas que defiendan los intereses de unos pocos».
Este posicionamiento, lejos de ser nuevo, fue compartido por el mismo Tribunal Supremo en 2020, cuando sentenció que no se podían utilizar banderas no oficiales en edificios públicos.
El vuelco en la doctrina del alto tribunal no solo genera desconcierto, sino que también pone en entredicho la independencia judicial en España. La Fundación ha sido contundente en su análisis:
«Se ha demostrado que la independencia judicial es inexistente en nuestro país, y que llegados a este punto, todo puede ocurrir: incluso un cambio de criterio del Tribunal Supremo motivado por intereses políticos»
De la imparcialidad a la manipulación institucional
La decisión del Tribuna Supremo supone un ataque directo contra la neutralidad que debería imperar en las instituciones públicas, tal como establece el artículo 103 de la Constitución Española, que consagra la objetividad y el servicio al interés general como principios básicos de la Administración. Al permitir que ondeen banderas que representan los intereses de colectivos particulares, se abre la puerta a la instrumentalización política y al adoctrinamiento.
Según Abogados Cristianos, esta sentencia no solo vulnera los principios constitucionales, sino que también pone de manifiesto una alarmante tendencia: «Es vergonzoso que nuestras instituciones se hayan vendido al mejor postor, cediendo ante las presiones de un colectivo minoritario pero muy poderoso.»
La organización no duda en señalar al Gobierno de Pedro Sánchez como responsable indirecto de esta decisión. Con su habitual tono crítico, han afirmado: «Sánchez ha vuelto a mover los hilos para contentar a sus votantes y llegar a perpetuarse en el poder. Es asqueroso.»
Una lucha que no cesará
Ante este panorama desolador, Abogados Cristianos ha dejado claro que no se rendirá: «No vamos a quedarnos de brazos cruzados.» La Fundación ha anunciado que llevará esta sentencia al Tribunal Constitucional como paso previo para recurrir a instancias europeas.
Este movimiento busca frenar lo que consideran una escalada de imposiciones ideológicas en las instituciones públicas y un intento más de instrumentalizar la justicia con fines políticos. Desde la Fundación han asegurado: «Aquí han dado con hueso. Abogados Cristianos no se rinde, y estamos dispuestos a luchar hasta el final para que la Verdad y la Justicia se hagan valer.»
Un precedente peligroso
La nueva doctrina del Tribunal Supremo sienta un peligroso precedente. Al justificar la exhibición de símbolos no oficiales en edificios públicos, abre la puerta a la arbitrariedad y a la politización de las instituciones. Lo que hace apenas cuatro años era impensable, ahora se convierte en una realidad que amenaza la cohesión social y la unidad de los principios constitucionales.
Por ello, desde diversos sectores civiles y jurídicos, se denuncia que este tipo de decisiones no solo erosiona la confianza de los ciudadanos en el sistema judicial, sino que también fomenta el adoctrinamiento y la manipulación ideológica en el espacio público.
Abogados Cristianos, una voz firme en defensa de los ciudadanos
Abogados Cristianos se ha consolidado como uno de los principales baluartes en la defensa de los ciudadanos. En un contexto de creciente polarización, su labor cobra más importancia que nunca, demostrando que todavía quedan voces dispuestas a plantar cara al poder político y a defender la verdad, incluso frente a un sistema que parece haber claudicado ante los intereses partidistas.
La batalla por la neutralidad de los edificios públicos no ha terminado. Como han señalado desde la Fundación: «Estamos dispuestos a luchar hasta el final.» Su empeño no solo es una cuestión de principios, sino también un recordatorio de que la Justicia y la Verdad no deben sucumbir ante las presiones ideológicas ni los intereses de unos pocos.
La sentencia del Tribunal Supremo marca un antes y un después en la lucha por la neutralidad institucional en España. Gracias a organizaciones como Abogados Cristianos, los ciudadanos pueden tener la certeza de que esta batalla seguirá librándose, no solo en los tribunales nacionales, sino también en el ámbito internacional. La verdad, al final, siempre prevalecerá.
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