Abogados Cristianos ha denunciado al PSOE en el municipio mallorquín de Calvià tras organizar un evento supuestamente “familiar y cultural” que terminó convertido en un escándalo político y social. El concejal socialista Sebastián Palmer fue señalado por apoyar un concierto donde, según los presentes, sonaron letras sexuales explícitas frente a decenas de menores.
El espectáculo tuvo lugar en Peguera, dentro de las fiestas locales, y fue financiado con dinero público. La indignación creció cuando se difundieron vídeos en redes sociales que mostraban sin censura letras como “tengo un novio que me come el coño” o “me gustan las pollas”.
Padres, asociaciones vecinales y colectivos sociales reaccionaron con firmeza. Una madre denunció: “No puedes invitar a menores y luego poner a un grupo que canta barbaridades sexuales. Esto no es cultura, es un disparate”.
Un espectáculo obsceno con estética queer
El evento, celebrado el 27 de julio en la plaza Torà de Peguera, contó con las actuaciones de Baaldo y Domi Shameless, contratados por la asociación Peguera Se Mueve. El grupo municipal socialista colaboró directamente con esta entidad, lo que motivó la denuncia.
Según Abogados Cristianos, el espectáculo constituyó un caso claro de exhibicionismo frente a menores y de uso indebido de fondos públicos. La presidenta de la fundación, Polonia Castellanos, fue tajante: “Es intolerable que se utilicen recursos públicos para financiar espectáculos obscenos. Llegaremos hasta el final por la vía judicial para proteger a la infancia frente a cualquier forma de adoctrinamiento o abuso ideológico”.
Aquí radica la gravedad del asunto: no se trató de un simple error de programación, sino de una decisión política deliberada, coherente con la obsesión de la izquierda por imponer la ideología de género en todos los espacios, incluso en fiestas populares destinadas a familias.
La defensa socialista y el silencio cómplice
Desde el PSOE local, el silencio ha sido casi absoluto. Solo han insinuado que el concejal Sebastián Palmer “no figura en documentos de la asociación ni en solicitudes de subvenciones”. Sin embargo, admitieron su colaboración en la organización de eventos durante más de diez años.
La estrategia socialista es evidente: minimizar responsabilidades y escudarse en el pretexto de la “libertad artística”. Pero esta defensa cae por su propio peso. La “libertad artística” no puede justificar que con dinero de todos se financien espectáculos donde se sexualiza a menores.
El PSOE ha demostrado, una vez más, su falta de escrúpulos y su capacidad de manipular el lenguaje para proteger a sus cargos. Pretenden presentar como “cultura” lo que no es más que un ataque directo a la infancia y a la moral pública.
La lucha por la infancia frente a la ideología de género
La denuncia de Abogados Cristianos contra el PSOE no es un caso aislado. Forma parte de una batalla más amplia: la defensa de la infancia frente a la agresiva agenda cultural de la izquierda. Bajo el disfraz de “diversidad” y “arte inclusivo”, se busca normalizar la exposición de los menores a contenidos sexuales explícitos.
Lo sucedido en Calvià es la prueba de cómo el izquierdismo pretende convertir cualquier fiesta popular en un laboratorio ideológico. La estética queer y los mensajes explícitos se presentan como una “expresión cultural legítima”, cuando en realidad esconden un intento de quebrar las bases de la familia y de la educación cristiana.
No es casualidad que la Agenda 2030, que promueve la reingeniería social, se encuentre siempre detrás de estas políticas. Los socialistas, obsesionados con imponerla, financian actos que destruyen valores fundamentales mientras desprecian las necesidades reales de las familias españolas.