A Margallo se le escapa una gran verdad | José Castro

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Este miércoles 3 de agosto el que fuera titular de Exteriores de Rajoy, previamente eurodiputado y tertuliano de Intereconomía, García-Margallo, publicaba un twit en el que se le escapaba, a él que es un invitado recurrente en diferentes medios de comunicación, la realidad sobre los medios de comunicación en España: su dependencia de los partidos hegemónicos.

Parece ser, yo lo desconocía pues no frecuento la SER, espero que el lector sepa disculparme, que el citado Ministro, junto con otros dos exmiembros del Gobierno, Iglesias y Calvo, en estos dos casos exVicepresidentes, realizaban una tertulia política en la mencionada Cadena, bajo el nombre de Ágora.

Y que la cadena de radio ha decidido poner fin a la emisión de dicho programa.

Preguntado el exministro responde en un twit en el que explica que los tres contertulios no son de la cuerda de la Vicepresidente ni de los que actualmente mandan en el antiguo PSOE, por lo que les han vetado.

Es decir pone de manifiesto lo que todos sabemos: que los grandes medios están al servicio de los partidos políticos, más aún, que los partidos mandan en los medios hasta el punto de decretar el fin de una tertulia política no conveniente.

A sensu contrario (para los no juristas indicar que se trata de una expresión latina que indica que de forma análoga pero en el caso contrario) hay que colegir que hasta la fecha los que mandaban sí estaban de acuerdo en la bondad de dicha Tertulia.

¿Qué era lo que caracterizaba a dicha tertulia y a los tres tertulianos? ¿Qué era lo común que convenía que se oyera uniendo al espectro político que va desde el comunismo pasando por el socialismo radical feminista hasta la social democracia de Margallo? Una pista es un botoncito que muchos se ponen ahora en la solapa y que se relaciona con el año 2030. Otra es la unión contra la defensa de la vida, de la libertad de educación plena, de la familia y el matrimonio y del bien común de los españoles.

Esto es lo que caracteriza a los grandes medios. ¿Qué pasa con otros menores pero importantes como la Cope por ejemplo?

Es indudable que algunos trabajadores de la Cope luchan porque el ideario de esta Cadena esté presente. La línea editorial es cuidada y si bien se puede discutir algunas de sus apreciaciones, siempre es respetuosa de los grandes principios que el ideario de Cope defiende.

No se puede decir lo mismo, sin embargo, de los programas estrella de la Cadena, y especialmente de los tertulianos de la mañana. Es difícil escuchar una valoración positiva, en el programa de Herrera, de medidas políticas tendentes a disminuir el número de abortos o a robustecer la institución familiar, o la libertad de educación y la lucha contra el adoctrinamiento en la ideología de género. ¿A quién obedece la Cope en esas horas de máxima audiencia?

(José Castro | Asociación Enraizados)

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