A la fila para el autobús | Jacinto Seara

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Como ya sabíamos por la Agenda 20-50, la UE quiere prohibir los coches gasolina y diésel a partir de 2035. He esperado algunas semanas para comentar lo votado en el Parlamento Europeo para ver si encontraba alguna reacción de los políticos, tanto de los que están en el poder, lo apoyan o están en la oposición. Compruebo que no hay ninguna mención. Las únicas que he encontrado es en Italia y solo parcial, ya que muestra su disconformidad con la prohibición de los coches diésel y gasolina en 2035. Frontalmente también se han opuesto Alemania, Polonia y Bulgaria. Formalmente lo ha hecho con una votación de 340 votos a favor, 279 en contra y 21 abstenciones. Lo que indica que más de un 43 %, sin contar las abstenciones, no está de acuerdo. Por eso han aplazado la decisión.

Es una medida polémica que conlleva otra restricción a la libertad. Solo afecta a los vehículos de las personas particulares, que emiten mucho menos y causan menos efectos dañinos que una gran parte de las energías que estamos utilizando. Solo afecta a la UE, ya que los grandes productores de gases contaminantes (China, EEUU, Rusia, India) no les va a afectar. Otra medida, como tantas, que va a empobrecer a los habitantes de la UE y a su industria del automóvil. No nos quejemos si no reaccionamos de que se incremente el paro, seamos más pobres y realmente las filas para los autobuses sea el denominador común de nuestros días.

Se aclara que la norma será mucho más comprensiva y benévola para los vehículos que utilizan los gobiernos y administraciones. La mayoría de coches públicos quedarán libres de esta prohibición y, por lo tanto, también, de los costes de adaptarse a ella. La salvación del planeta es solo una cuestión de los particulares, y no de todos, puesto que estarán permitidos los utilizados con fines mineros, forestales y agrícolas, diseñados y construidos para su uso por las fuerzas armadas, vehículos de colocación de vías, los diseñados y construidos o adaptados para su uso por la protección civil, los servicios de bomberos y las fuerzas responsables de mantener el orden público, o atención médica urgente y por supuesto los camiones de basura. Seamos serios.

Por último, el vehículo eléctrico produce CO2 en fabricación, 27 Tm; 21 Tm durante la carga; 5 Tm en la fabricación de las baterías, y 0,6 Tm durante el ensamblaje.

Jacinto Seara | Científico y escritor

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