Crece el rechazo: el 80% de los españoles cree que el euro digital aumentará el control sobre los pagos y las personas

euro digital y control social

El euro digital y control social preocupa a ocho de cada diez españoles, que creen que esta nueva moneda aumentará la vigilancia sobre pagos y personas.

El euro digital y control social preocupan al 80% de los españoles

El último Barómetro sobre el dinero en efectivo, elaborado por Gad3 para Denaria, confirma un hecho contundente: el euro digital y control social generan un rechazo creciente sino mayoritario también. El 80% de los españoles cree que esta herramienta aumentará el control del Gobierno sobre las transacciones.

Además, la mitad de los encuestados afirma que el euro digital no garantizará el nivel de privacidad que sí ofrece el efectivo. La población percibe riesgo, vigilancia y dependencia tecnológica. Y no se equivoca. El BCE acelera el lanzamiento de esta moneda y repite que solo pretende complementar al efectivo. La gente no se lo cree. Apenas la mitad acepta esa afirmación y muchos ciudadanos temen que este supuesto complemento termine sustituyendo el dinero físico.

La desconfianza crece en un contexto marcado por la deriva intervencionista de los gobiernos europeos. Cada avance tecnológico suele traducirse en más control y menos libertad. El euro digital y control social constituyen una combinación que muchos ciudadanos consideran peligrosa para su autonomía económica.

El efectivo sigue siendo libertad: seguridad, privacidad y control del gasto

El euro digital no convence, pero el efectivo sí. Los ciudadanos perciben el dinero físico como el método más seguro. El efectivo garantiza privacidad, independencia y control del gasto. No necesita dispositivos, redes, permisos ni verificaciones. Protege al ciudadano de fallos tecnológicos y también de la intromisión política. Por eso la población española se mantiene firme y defiende su uso.

El euro digital y control social aparecen asociados al riesgo de que los gobiernos conozcan cada pago. El efectivo proporciona el equilibrio que la sociedad necesita. No sorprende que el apagón tecnológico del pasado abril provocase un cambio profundo en el comportamiento de los españoles. El país experimentó en pocas horas lo que significaría depender exclusivamente de sistemas digitales.

Tras ese apagón, el efectivo se convirtió en el segundo recurso más importante para afrontar una crisis, solo por detrás del agua y los alimentos. Incluso superó a la salud y la energía en esa escala de prioridades. La experiencia dio una lección rotunda: la digitalización total puede fallar y dejar a la población indefensa.

El 35% de los encuestados admite que guarda ahora más efectivo en casa. Entre los jóvenes de 18 a 29 años, el porcentaje se acerca al 50%. Este dato tumba la narrativa oficial que afirma que la juventud rechaza el efectivo. La realidad es la contraria: lo consideran un seguro de libertad.

El euro digital abre la puerta al control de pagos y comportamientos

El BCE insiste en que el euro digital servirá como otra forma de pago. Pero la experiencia internacional demuestra que las monedas digitales estatales facilitan un control profundo del comportamiento económico. Además, hoy serán voluntarias, mañana será obligatorias y únicas. El euro digital y control social representan un riesgo evidente: permiten rastrear cada compra, cada movimiento y cada hábito financiero.

Muchos ciudadanos temen que, con el tiempo, esta herramienta limite transacciones, establezca reglas de gasto, impida compras concretas o incluso penalice determinadas actividades. Países como la China comunista que ya experimentan con estos sistemas avanzan hacia modelos de puntuación social, restricciones de sectores y seguimiento integral del ciudadano.

Los españoles no quieren eso. Y el barómetro refleja un cambio de conciencia. La sociedad entiende que el control financiero equivale al control personal. La libertad económica sostiene la libertad civil. Cuando un Gobierno conoce cada gasto, controla cada vida. Nos quita la libertad.

El euro digital y control social amenazan la libertad

La mayoría de los españoles lo tienen claro: esta herramienta puede convertirse en un mecanismo de vigilancia económica y control social. Los españoles defienden el efectivo porque protege su privacidad y su independencia. Conservar el dinero físico no es nostalgia. Es defensa de la libertad, de la soberanía y de la dignidad del ciudadano frente al poder político.

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