Cartas desde el Gulag. Siempre alegres. 1931-1933 | Alexei Fyodorovich Lósev y Valentina Lósev

Cartas desde el Gulag

En su famoso libro “Archipiélago Gulag”, Alexander Solzhenitsyn afirma que el primer verdadero campo de concentración soviético se creó en 1930 para construir el canal que unía los mares Blanco y Báltico. Cada día, cientos de prisioneros morían de frío, hambre, enfermedades infecciosas o agotados por trabajar más allá de sus fuerzas. Entre los supervivientes se encontraba el gran pensador ruso Alexéi Fiódorovich Lósev (1893-1988).

Con la llegada de los bolcheviques al poder, el renacimiento filosófico ruso de principios del siglo XX llegó a su fin. Cesó la publicación de libros y revistas filosóficas, así como las reuniones de las sociedades filosóficas. En 1922, por orden de Lenin, se expulsó de Rusia a los intelectuales más destacados, empezando por los filósofos más brillantes. Todo intento de regresar se castigaría con la muerte. Lósev no estaba entre ellos: por aquel entonces, solo había publicado unos pocos artículos. Pero quedarse en la Unión Soviética no era mucho mejor. Por todas partes reinaba una atmósfera asfixiante creada por la propaganda que esterilizaba la mente y el corazón.

“Cartas desde el Gulag. Siempre alegres. 1931-1933” es la correspondencia del matrimonio Lósev. Es un documento excepcional sobre la vida cotidiana en el Gulag, pero también de la búsqueda de la esencia del ser humano. El lector descubrirá porqué el régimen abiertamente cientificista del marxismo en la Tierra era también es el más irracional, el más horriblemente hipócrita. 

A finales de los años veinte, Lósev da un paso desesperado. Publica sus libros escritos durante la década anterior prácticamente en régimen de autoedición. En 1930, Lósev iba a sufrir el confinamiento solitario, la confiscación de sus manuscritos y correspondencia, interrogatorios, acusaciones absurdas, una condena a diez años de prisión y el traslado a un campo de concentración en el noreste de Rusia.

Cuando publicó su “Dialéctica del mito”, sabía a lo que se arriesgaba, pero estaba asfixiado por el yugo de la censura soviética y el deseo de decir la verdad había prevalecido sobre todo lo demás. A finales del siglo XX esta obra se tradujo a varios idiomas. La correspondencia de los Lósev va de septiembre de 1931 a septiembre de 1933 y comprende veintiocho cartas de Alexéi y veintiséis respuestas de su esposa. El resto no se ha conservado. En el “Gulag” se le prohibió escribir filosofía y se le prohibió publicar durante casi un cuarto de siglo. Hasta después de la muerte de Stalin su obra no empezó a publicarse.

La correspondencia de los Lósev es un documento excepcional sobre la vida cotidiana en el Gulag: el frío, el hambre, el trabajo, los criminales, los traslados, las incesantes gestiones para obtener la revisión de la sentencia, la oscuridad, la humedad, las literas estrechas y la humillante vida en las barracas.

Esta obra es una oportunidad única para conocer el alma de un gran intelectual y buscar con él la esencia del ser humano.

Por último, el lector podría preguntarse por qué, si Lósev conoció tantas desgracias, este libro se titula “La Alegría de la eternidad”. ¿Qué le permitió sobrevivir en las insoportables condiciones del campo? No les mantuvo a salvo tanto su cultura sino su alegría, la “alegría percibida como una disposición de la existencia, cualesquiera que sean los tormentos”.

(Autor: Gabriel Cortina)

Ficha técnica:

Cartas desde el Gulag (Siempre alegres. 1931-1933)

Alexei Fyodorovich Lósev y Valentina Lósev

Editorial Rialp

388 páginas

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